Afrontando el futuro de la mejor manera en tiempos de COVID-19
30 de abril de 2020
Las personas necesitamos pensar que hay luz al final del túnel. Proyectar nuestros sueños hacia el futuro. Nada es eterno, como la situación en la que nos encontramos. Tarde o temprano se conseguirá un tratamiento y una vacuna. Mientras esperamos, hay que llevar de la mejor forma posible nuestro día a día.
Pero, a veces, nos aparecen miedos e inseguridades, como el fracaso, los pensamientos negativos, el no tener reconocimiento de los demás, entre otros. Debemos tener en cuenta que el miedo mira hacia el pasado, por eso hay que poner toda nuestra energía a no caer en las preocupaciones.
¿Y cómo podemos pensar en el futuro de forma positiva?
- Potenciar conductas que dependan de uno mismo (ejercicio, dieta, socializar, …)
- No agobiarnos con temas externos (que no dependen de nosotros) como la recuperación financiera.
- Ser realistas. No pasa nada por tener fantasías, pero debemos tener en cuenta que en nuestra lista solo debe haber sueños factibles, que nos aporten ilusión y motivación.
- Poner un objetivo a nuestros sueños. Un sueño cobra sentido cuando tiene un propósito. Si hay un motivo, seremos más constantes y alcanzaremos lo que nos proponemos.
- No poner fecha a nuestros objetivos. Estamos en una situación de incertidumbre, por lo que no hay que agobiarse por no saber cuándo podemos cumplir los sueños. Debemos confiar en nosotros mismo y mirar hacia delante.
En
opinión del Dr. Carbonell, la situación excepcional en la que vivimos nos genera una indefensión que solo potenciando aquello que depende de nosotros mismos podremos afrontar mejor.

El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.

El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.

El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.

