El Dr. Carbonell psicoanaliza a Joker en el periódico Última Hora

20 de noviembre de 2019

Hoy nos toca hablar de cine. Sin duda alguna, uno de los grandes éxitos de la cartelera en estas últimas fechas ha sido Joker , película dirigida por Todd Phillips y magistralmente interpretada por Joaquín Phoenix. En esta cinta, el archienemigo de Batman, un excéntrico payaso a sueldo, sufre un trastorno mental . Dada la repercusión tanto de la película como de su personaje, el diario Ultima Hora le dedicó un artículo el pasado domingo 17 de noviembre. Y para ahondar un poco más en la psique de Joker y en sus problemas mentales, el rotativo contó con la opinión del Doctor José Carbonell .

El Director del Instituto Carbonell y recientemente nombrado Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal y Forense considera que los guionistas han trazado un personaje con un trastorno mental a medida aunque no encaje en una patología concreta. Vistos los síntomas, el Dr. Carbonell afirma que se trata de un personaje con una enfermedad que, aunque está medicando es plenamente consciente de que no funciona correctamente, ya que expresa “Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras ”.

Otro punto importante es el momento en que abandona su tratamiento se desencadena su patología a todos los niveles. Estos detalles, reconoce el doctor, demuestran que la película ha contado sin duda con algún experto asesor en salud mental . Respecto a su risa característica, el Dr. Carbonell argumenta que forma parte del personaje de cómic, por lo que es ya una constante en el lenguaje audiovisual de la saga.

En relación a la infancia traumática del Joker, es cierto que son más propensas a desarrollar una enfermedad mental grave, pero no justifica el comportamiento violento en el que desemboca nuestro antihéroe.

En conclusión, al Joker le han hecho un perfil de trastorno mental con una buena base de conocimiento en psiquiatría, pero no se corresponde con ninguna patología real. En ese aspecto debemos distinguir la enfermedad mental de lo puramente cinematográfico .

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.