Te tengo que dejar

8 de mayo de 2025

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda un momento emocionalmente crítico en las relaciones de pareja: la decisión de terminar una relación cuando ya no se puede más. Según explica, llegar a este punto no debería ir acompañado de culpa, sino entendido como el resultado de un proceso donde ya se ha intentado todo lo posible.


Carbonell señala que cuando una persona decide dejar una relación, normalmente ha cruzado todas las líneas rojas que alguna vez se planteó. Ha dado oportunidades, ha intentado comunicarse, tal vez incluso ha acudido a terapia de pareja o ha hecho sacrificios en nombre del vínculo. Y aun así, ha llegado al límite. En ese punto, la ruptura no debe verse como un fracaso, sino como una elección saludable para preservar la propia integridad emocional.


El psiquiatra insiste en que no siempre hay un culpable claro en estos casos. No necesariamente la otra persona ha hecho algo mal, ni tú has hecho algo mal. A veces, simplemente la relación no funciona, por más que ambas partes deseen lo contrario. La incompatibilidad o el desgaste emocional pueden ser razones suficientes y legítimas para cerrar un ciclo


Además, enfatiza la importancia de priorizarse a uno mismo: cuando mantenerse en una relación significa marchitarse emocionalmente, lo más sensato y compasivo es salir de ella. No sirve sostener una relación por necesidad, miedo o terquedad si ello implica perderte a ti mismo en el intento.



Finalmente, el Dr. Carbonell recuerda que decir “te tengo que dejar” también puede ser un acto de amor propio y de respeto hacia el otro, al reconocer que forzar una historia que ya no tiene futuro solo provoca más sufrimiento. Por eso, si ya lo has intentado todo, no te sientas culpable por tomar la decisión de seguir adelante. Es un paso necesario para poder reconstruirte y empezar de nuevo.

Por Instituto Carbonell 22 de junio de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona sobre una situación emocional y relacional cada vez más frecuente: el paso de una relación de amantes a una relación de pareja formal . Este cambio de rol plantea muchos dilemas personales, éticos y emocionales, tanto para quien ya está comprometido con otra persona como para quien inicialmente solo buscaba una relación sin compromiso. Carbonell describe cómo muchas veces una relación que comenzó como algo puntual, secreto o sin mayores expectativas —una aventura, una conexión física, un escape— empieza a transformarse con el tiempo en algo más profundo o más serio , ya sea por iniciativa propia o por parte de la otra persona. Y es ahí donde surgen los conflictos: ¿se mantiene la relación en los términos iniciales o se redefine por completo? Él plantea con ironía una idea que ayuda a entender el desequilibrio que puede generarse: si una persona que era pareja pasa a ser solo amante, probablemente no lo acepte bien. ¿Por qué entonces se espera que un amante sí deba aceptar permanecer en ese rol cuando los sentimientos crecen? Este tipo de transiciones emocionales no siempre son recíprocas ni fáciles de manejar. El doctor advierte que estos casos no tienen soluciones simples ni universales . Cada situación es única y está atravesada por múltiples variables: la existencia de otras relaciones, la honestidad entre las partes, el tipo de vínculo afectivo que se ha generado y las expectativas de futuro. Por eso, sugiere que, en lugar de precipitarse, muchas veces es mejor dejar que el tiempo actúe , ya que el propio desarrollo de la relación puede revelar la dirección natural que debe tomar. Sin embargo, también hace una advertencia clara: si una de las dos personas quiere más y la otra no está dispuesta a corresponder ese cambio, se genera un desequilibrio emocional , que puede llevar al conflicto, al sufrimiento y a situaciones difíciles de sostener. En estos casos, si no se puede llegar a un acuerdo claro y honesto, es preferible poner fin a la relación para evitar mayores daños .
Por Instituto Carbonell 21 de junio de 2025
En este texto, el Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda una duda muy común pero crucial en salud mental: cómo distinguir entre tristeza y depresión . Muchas personas experimentan momentos de desánimo, apatía o falta de energía y se preguntan si lo que sienten es simplemente un bajón emocional pasajero o si, por el contrario, están desarrollando un cuadro depresivo. Carbonell explica que la clave para diferenciar entre tristeza y depresión está en dos factores fundamentales: la intensidad y el tiempo . La tristeza es una emoción natural y esperable ante ciertas situaciones difíciles de la vida —una pérdida, una decepción, un conflicto—, pero cuando esta tristeza se vuelve tan intensa que impide realizar una vida normal y se mantiene en el tiempo , es momento de prestar atención, porque podría tratarse de una depresión clínica. Otro aspecto importante que menciona es la historia personal y familiar . Si la persona ha sufrido episodios depresivos en el pasado, o si hay antecedentes familiares de depresión, el riesgo de padecerla aumenta , lo cual también debe ser tenido en cuenta a la hora de evaluar los síntomas. Carbonell subraya que la depresión no es solo “estar triste”, sino una afección que puede afectar globalmente el funcionamiento diario : baja la motivación, desaparece la ilusión, se pierde el interés por actividades que antes generaban placer, y se experimenta un desgaste emocional constante. Por eso insiste en que, si la persona nota que no está bien, que esto se prolonga y que afecta su calidad de vida, no debe dudar en buscar ayuda profesional .  Su mensaje final es directo y tranquilizador: no cuesta nada acudir a un especialista , recibir una valoración adecuada y, en caso necesario, iniciar un tratamiento que permita recuperar el bienestar emocional. Porque identificar a tiempo la diferencia entre tristeza y depresión puede marcar una gran diferencia en la salud y en la vida de quien lo padece .
Por Instituto Carbonell 20 de junio de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, centra este texto en una de las barreras más grandes que impiden el bienestar emocional: el estigma social en torno a la salud mental . Con un tono claro y directo, se dirige a quienes sienten vergüenza por estar en tratamiento psicológico o psiquiátrico, por tomar medicación, o simplemente por reconocer que están atravesando un trastorno como la ansiedad o la depresión. Carbonell denuncia que, aunque hablar de autocuidado físico está socialmente aceptado —ir al nutricionista, al fisioterapeuta o al médico general—, cuidar de la salud mental sigue siendo motivo de ocultamiento, miedo o vergüenza . Comparte su experiencia diaria como profesional de la psiquiatría, donde se enfrenta al rechazo implícito que aún pesa sobre su especialidad, tratada como si fuera "otra medicina", menos válida o más tabú que las demás. En contraste, menciona cómo en países como Estados Unidos u otras sociedades más avanzadas en esta materia, ir al terapeuta forma parte del discurso cotidiano de muchas personas , sin necesidad de justificaciones o reservas. En cambio, en culturas como la española o en otros contextos latinos, el silencio, la ocultación y el juicio siguen estando muy presentes . Con firmeza, el Dr. Carbonell aboga por la desestigmatización total del tratamiento psicológico y psiquiátrico . Expone cómo muchas personas se ven obligadas a esconder que están en terapia o que están medicadas, incluso a mentir sobre decisiones tan simples como no beber alcohol, por miedo a ser juzgadas o a tener que dar explicaciones incómodas. Su mensaje principal es rotundo: cuidarse la salud mental no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad y madurez . Y más aún, recuerda que el número de personas que está recibiendo tratamiento o apoyo emocional es altísimo, aunque muchas veces no lo digan. Por eso, insiste en que nadie debería sentirse mal por estar bien ni por buscar estar mejor .  En definitiva, el Dr. José Carbonell nos invita a normalizar y dignificar el cuidado de la salud mental , a romper con los prejuicios y a fomentar una cultura donde hablar abiertamente de ir al psicólogo o psiquiatra sea tan natural como decir que uno va al dentista o al gimnasio. Porque el bienestar emocional es un derecho y una prioridad , no un motivo de vergüenza.