No lx idealices

9 de mayo de 2025

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, nos invita a reflexionar sobre una trampa emocional muy común: la idealización de las personas, ya sean figuras del pasado o nuevas personas que estamos conociendo en el presente. Según explica, idealizar no solo distorsiona nuestra percepción de la realidad, sino que también alimenta expectativas irreales que pueden llevar al desengaño y al sufrimiento.


En cuanto a las personas del pasado, Carbonell advierte que solemos caer en la tentación de recordar solo lo bueno, olvidando los conflictos, las decepciones o los motivos reales por los que esa relación no funcionó. Esta memoria selectiva puede hacernos creer que perdimos algo valioso e irrepetible, cuando en realidad, si esa persona ya no forma parte de nuestra vida, probablemente sea porque los aspectos negativos pesaban más que los positivos.


Por otro lado, también es común idealizar a quienes estamos conociendo recién. Con muy poca información real, proyectamos en ellos deseos, virtudes y un futuro idílico: creemos que será la pareja perfecta, que compartirá todos nuestros intereses, que formaremos una familia feliz, etc. Esta proyección prematura, basada más en nuestras necesidades que en hechos concretos, hipoteca la relación desde el inicio, porque la persona idealizada no puede cumplir con una imagen que no le corresponde.


El psiquiatra propone como antídoto centrarse en el presente, en el día a día, y dejar que las personas se muestren tal como son, sin expectativas ni filtros idealizados. Así se construyen vínculos más reales, más justos y con mayor posibilidad de éxito.


Finalmente, insiste en que tanto el pasado como el futuro deben verse con perspectiva. Idealizar nos aleja de lo que es y nos engancha con lo que imaginamos que fue o que podría ser. Y eso, en lugar de ayudar, nos impide avanzar. Por ello, nos aconseja tener precaución con esta tendencia natural a idealizar, para poder vivir nuestras relaciones con más realismo, serenidad y equilibrio emocional.

Por Instituto Carbonell 22 de septiembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que, cuando alguien pide perdón, no siempre es adecuado aceptarlo sin condiciones, pues hacerlo en exceso puede impedir que la otra persona aprenda de sus errores y además debilitar la autoestima propia. Señala que el perdón tiene sentido cuando existe un objetivo común basado en comunicación, complicidad, paciencia y respeto, ya que en ese contexto ambas partes pueden crecer. En cambio, si la situación genera desgaste, frustración y cesiones continuas, lo más saludable es no perdonar.
Por Instituto Carbonell 18 de septiembre de 2025
La adolescencia siempre ha sido una etapa de cambios intensos: el cuerpo se transforma, las emociones se vuelven más intensas y las relaciones sociales adquieren un papel central. Hoy, a todo esto se suma un nuevo escenario: internet, los móviles y las redes sociales. Herramientas que abren puertas al aprendizaje, la comunicación y el entretenimiento, pero que también pueden convertirse en un riesgo si se usan sin control. Tal como explica Echeburúa, E. en el artículo, las pantallas en sí mismas no generan adicción. Lo problemático surge cuando se convierten en la vía principal de gratificación, facilitando conductas dependientes como el uso excesivo de redes sociales, los videojuegos, las apuestas online o incluso las compras compulsivas. Estas dinámicas pueden derivar en problemas emocionales y de salud, como ansiedad, depresión, insomnio, dificultades de concentración o baja autoestima. También aumentan la exposición a situaciones como el ciberacoso, la pérdida de intimidad o el acceso a contenidos inadecuados. Algunas señales de alarma que conviene no pasar por alto son: Conexión prolongada y sin control. Irritabilidad al no poder usar el móvil. Mentiras sobre el tiempo o el contenido de uso. Multitarea constante con el dispositivo. Bajo rendimiento académico. Distanciamiento de la familia y amistades. Alteraciones del sueño.  En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, detectar a tiempo estas señales y acompañar con límites claros, apoyo emocional y coherencia en el ejemplo es clave para que los adolescentes aprendan a relacionarse con la tecnología de una forma equilibrada y saludable.
Por Instituto Carbonell 17 de septiembre de 2025
Hoy en día, ligar por aplicaciones puede ser emocionante, pero también muy desgastante. Surgen comportamientos como: Ghosting: alguien desaparece sin dar explicaciones. Breadcrumbing: te dan “migajas” de atención para que no pierdas el interés, pero nunca se comprometen. Zombieing: después de desaparecer, vuelven como si nada. Tal como indica Mouzo, J. en el artículo, estas conductas afectan directamente la salud emocional: Impacto en la autoestima: cuando alguien te ignora o te deja en incertidumbre, es fácil interpretarlo como un rechazo personal, lo que puede generar inseguridad y autocrítica. Soledad y ansiedad: recibir señales confusas o intermitentes hace que la persona quede atrapada en la expectativa, aumentando la sensación de vacío y frustración. Confusión y falta de cierre: en el caso del ghosting, el no tener una explicación deja a la persona sin la posibilidad de entender qué pasó, lo que puede vivirse como una especie de “duelo sin respuestas”. Patrones de apego: muchos de estos comportamientos se relacionan con estilos de apego inseguros. Por ejemplo, el breadcrumbing puede estar ligado a la necesidad de atención constante sin saber manejar la intimidad real. A nivel colectivo, la dinámica de las aplicaciones refuerza la superficialidad y la idea de que siempre hay más opciones, lo que facilita vínculos rápidos pero frágiles. Esto genera lo que algunos psicólogos llaman “microdecepciones constantes”: pequeñas frustraciones que, acumuladas, pueden llevar al cansancio emocional y a la desconfianza en nuevas relaciones. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, este fenómeno no debería llevarnos a rechazar por completo las aplicaciones, sino a usarlas con mayor conciencia emocional y sentido crítico.