NI DEMASIADO RÍGIDO NI SIN FILTROS

13 de marzo de 2025

En la vida, muchas veces nos preguntamos cuándo es mejor hablar o callar, actuar o esperar. Algunas personas tienen tanto autocontrol que se reprimen demasiado, mientras que otras dicen y hacen lo primero que se les ocurre sin pensar en las consecuencias.


El psicólogo Tomás Navarro nos explica que ninguno de estos extremos es bueno y que lo mejor es encontrar un punto medio. Tener equilibrio entre el autocontrol y la espontaneidad nos ayuda a tomar mejores decisiones y a sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás.


Nuestro cerebro tiene dos maneras de ayudarnos a decidir cómo actuar:

  1. El centro ejecutivo, que nos impulsa a hacer cosas, tomar decisiones y avanzar en la vida.
  2. El centro de inhibición, que nos ayuda a detenernos cuando es necesario, pensar antes de actuar y controlar nuestros impulsos.

Ambos son importantes, pero a veces las personas se inclinan demasiado hacia uno de los dos lados.


Cuando hay demasiado control
Algunas personas han aprendido desde niños que es mejor no molestar, no llamar la atención y no expresar lo que sienten. Esto puede hacer que, con el tiempo, se vuelvan demasiado reservadas y tengan miedo de mostrarse tal como son. Vivir así puede afectar su autoestima, hacer que se sientan solas y dificultar sus relaciones con los demás.


Cuando falta control
Por otro lado, están quienes dicen y hacen lo que quieren sin pensar en las consecuencias. Aunque ser libre está bien, vivir en sociedad significa que nuestras acciones pueden afectar a los demás. No pensar antes de actuar puede traer problemas en la vida personal, en el trabajo o con la familia.



En opinión del Dr. Carbonell y E. Llinas, vivir bien no significa ser completamente controlado ni actuar sin filtro. Se trata de encontrar el punto justo en cada momento. Saber cuándo avanzar y cuándo frenar nos ayuda a llevar una vida más tranquila, mejorar nuestras relaciones y sentirnos más seguros de nosotros mismos.



Por Instituto Carbonell 14 de octubre de 2025
Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo.  En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.
Por Instituto Carbonell 5 de octubre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.
Por Instituto Carbonell 4 de octubre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.