Síndrome del niño Hiperregalado

25 de junio de 2018

Los expertos han definido el síndrome del hijo hiperregalado, que aparece cuando se obsequia con demasiados regalos al niño. Al hacerlo de forma reiterada, se consigue el efecto contrario del que se pretende, pues los niños se dispersan por tener demasiados focos de atención y pueden llegar a perder la ilusión. En estos casos, muchas veces, el niño deja de darse cuenta del valor de los regalos y se enfada o frustra porque no ha recibido exactamente lo que quería. Así lo refleja el artículo publicado por Carolina García en el país en diciembre de 2017.

Las causas más típicas de que los padres hiperregalen a sus hijos son:

  • Compensación . Algunos padres intentan compensar la falta de atención o de tiempo que dedican a sus hijos y por ello les regalan una gran cantidad de juguetes.
  • Premiar. Otros, tienen la tendencia de premiar excesivamente las conductas positivas, por lo que cuando llegan los regalos de navidad o de cumpleaños los niños no perciben la diferencia con las fechas normales y no son capaces de emocionarse estos días.
  • Ser padres separados. Muchos padres separados sienten que deben competir por el amor de su hijo y por ser el mejor padre y acaban materializando esta competición en forma de montañas de regalos.
  • Hay otro tipo de padres, que también sienten la necesidad de competir , pero esta vez compiten con otras familias comparando cantidad y calidad de los regalos.

Las consecuencias de esta conducta van más allá de la pérdida de ilusión y de los enfados porque no les gusten los regalos que tienen.  Así pues, los niños acaban minimizando el valor de las cosas y el esfuerzo que supone conseguirlas y como consecuencia, se esfuerzan poco por conseguir sus objetivos o se frustran al no hacerlo. Por otra parte, también crean necesidades irreales, pues en lugar de ver los regalos como algo que agradecer, los ven como algo que necesitan y por tanto como una exigencia. La transmisión de estos valores negativos debe pararse a tiempo, pues no solo repercuten en el niño, sino en como afrontará la vida al ser adulto.

En opinión del Dr. Carbonell es importante entender que el mejor regalo para los niños es la educación en valores y seleccionar aquellos regalos que puedan ser mas educativos.

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.