5 maneras de afrontar una discusión eficazmente
9 de noviembre de 2015
El estilo comunicativo que cada uno adoptamos a la hora de debatir o defender nuestro punto de vista, depende de diferentes factores como lo que hayamos aprendido desde pequeños en casa, o nuestra personalidad y temperamento.
No obstante, la habilidad para comunicarse eficazmente es algo que siempre estamos a tiempo de aprender. La Doctora en Psicología Jessica O Hunter explica las cinco premisas fundamentales a la hora de afrontar un conflicto verbal, evitando dañar nuestras relaciones con los demás:
- No etiquetar : Debemos evitar utilizar insultos o etiquetas negativas, ya que el sentimiento de dolor que queda después de la discusión es mucho más difícil de arreglar si hemos traspasado los límites del respeto.
- Hablar en primera persona : Hacer declaraciones “Yo” para describir como nos sentimos con el objetivo de evitar asignar culpas. Por ejemplo “Me ha sentado mal que no me preguntarás por mi nuevo trabajo. “Yo” tenia muchas ganas de comentarlo contigo”
- No gritar : Aunque el volumen de voz puedes ser algo subjetivo, debemos estar atentos al tono que utilizamos pues es clave en el proceso de comunicación.
- Permanecer en el presente y resistir la tentación de plantear otras cuestiones del pasado : Traer de vuelta el pasado interfiere con la posibilidad de resolver el problema actual. Si estamos sacando los problemas del pasado el porque probablemente no se resolvieron en su momento. En el futuro debemos tratar de resolver nuestros problemas en el presente.
- Utilizar el tiempo fuera si es necesario : Cuando nos irritamos por un desacuerdo, podemos perder la perspectiva. Ninguna de las partes es capaz de pensar de manera lógica y por lo general, la situación no se resuelve de manera productiva. Los tiempos de espera pueden servir para intentar que la situación se enfríe y ganar perspectiva.
The post 5 maneras de afrontar una discusión eficazmente appeared first on Psiquiatra Palma de Mallorca | Instituto Carbonell.

El Dr. Carbonell aborda el fenómeno de la doble vida, un comportamiento que, aunque sorprendente, ha observado en numerosas ocasiones a lo largo de su experiencia clínica. Explica que existen personas que son capaces de mantener dos vidas paralelas —en ocasiones, incluso dos familias distintas— sin que una sepa de la existencia de la otra. Este tipo de comportamiento no siempre está asociado a perfiles extravagantes o fácilmente sospechosos; al contrario, muchas veces proviene de personas aparentemente normales, discretas y sencillas, lo que genera una gran sorpresa en quienes las rodean. El Dr. Carbonell subraya que su función como profesional no es juzgar, sino comprender y acompañar. No obstante, pone el foco en quienes sufren las consecuencias de estas dobles vidas: las víctimas, que pueden descubrir años después la existencia de otra familia, otros hijos, u otra vida completamente desconocida. A esas personas les recuerda que no tienen ninguna culpa de lo ocurrido y que la responsabilidad recae únicamente en quien eligió vivir con ocultamientos y engaños. En cuanto a las personas que llevan esa doble vida, muchas veces, cuando intentan justificar sus actos, reconocen que la situación se les fue de las manos. Afirman que no supieron cómo ponerle fin, ni a quién elegir, y que, finalmente, aprendieron a sostener ambas realidades simultáneamente, aunque ello implicara una gran carga emocional y, en muchos casos, daño colateral. En definitiva, el Dr. Carbonell confirma que sí, existen personas capaces de llevar una doble vida, pero lamentablemente, los que más sufren no son quienes la viven, sino quienes la descubren tarde y deben reconstruir su mundo emocional a partir de esa traición.

El Dr. Carbonell reflexiona sobre una situación común en las relaciones sociales: cuando dos personas cercanas, amigos o conocidos, presentan versiones diferentes de un mismo conflicto y nos piden que tomemos partido. Ante esta disyuntiva, subraya que ambas personas pueden tener razón desde su propia perspectiva, ya que cada uno interpreta la realidad a través de su experiencia emocional y subjetiva. El Dr. Carbonell aconseja no intervenir directamente ni posicionarse a favor de una de las partes. En cambio, propone escuchar con empatía a ambos, recordando que, muchas veces, lo único que buscan es ser comprendidos, más que tener razón. Tomar partido solo puede llevar a tensiones innecesarias, e incluso al deterioro de las relaciones con uno u otro amigo. Además, advierte que involucrarse en un conflicto ajeno, incluso si nos presentan pruebas como mensajes, vídeos o imágenes, puede colocarnos en una posición incómoda o comprometida. Al brindar apoyo a uno, es fácil que el otro se sienta traicionado o juzgado, algo que no es deseable si se quiere mantener una relación saludable con ambos. En conclusión, el Dr. Carbonell recomienda mantener una postura neutral y no dejarse arrastrar por dinámicas de confrontación entre terceros. Cada uno tiene su versión legítima de los hechos y no es nuestra responsabilidad resolver un conflicto que no nos pertenece.

El Dr. Carbonell explica que los líos amorosos suelen surgir con frecuencia en contextos específicos, especialmente durante los viajes. Aunque una persona pueda tener una relación estable, con planes de futuro y todo aparentemente en orden, al irse de viaje puede experimentar un cambio de perspectiva emocional. En ese entorno diferente, con la sensación de libertad y desconexión de la rutina, es común que aparezca alguien que parece encarnar una conexión única o idealizada. El Dr. Carbonell advierte que en estos escenarios se altera temporalmente la escala de valores, ya que se entra en un estado de disfrute y apertura, compartido también por la otra persona involucrada. Este ambiente artificial puede hacer que todo se sienta más intenso o mágico de lo que realmente es. Además, señala que la falta de sueño, el aumento de actividad social y la vulnerabilidad emocional del momento favorecen este tipo de situaciones. Por ello, el Dr. Carbonell recomienda precaución. Aunque estos encuentros pueden parecer emocionantes, al regresar a la vida cotidiana pueden tener consecuencias serias. Muchas veces, se pone en riesgo todo lo construido en una relación sólida por una experiencia breve pero intensa. Concluye subrayando la importancia de reflexionar antes de actuar, especialmente cuando lo que está en juego es el bienestar emocional propio y de los demás.