5 maneras de afrontar una discusión eficazmente

9 de noviembre de 2015

El estilo comunicativo que cada uno adoptamos a la hora de debatir o defender nuestro punto de vista, depende de diferentes factores como lo que hayamos aprendido desde pequeños en casa, o nuestra personalidad y temperamento.

No obstante, la habilidad para comunicarse eficazmente es algo que siempre estamos a tiempo de aprender. La Doctora en Psicología Jessica O Hunter explica las cinco premisas fundamentales a la hora de afrontar un conflicto verbal, evitando dañar nuestras relaciones con los demás:

  1. No etiquetar : Debemos evitar utilizar insultos o etiquetas negativas, ya que el sentimiento de dolor que queda después de la discusión es mucho más difícil de arreglar si hemos traspasado los límites del respeto.
  2. Hablar en primera persona : Hacer declaraciones “Yo” para describir como nos sentimos con el objetivo de evitar asignar culpas. Por ejemplo “Me ha sentado mal que no me preguntarás por mi nuevo trabajo. “Yo” tenia muchas ganas de comentarlo contigo”
  3. No gritar : Aunque el volumen de voz puedes ser algo subjetivo, debemos estar atentos al tono que utilizamos pues es clave en el proceso de comunicación.
  4. Permanecer en el presente y resistir la tentación de plantear otras cuestiones del pasado : Traer de vuelta el pasado interfiere con la posibilidad de resolver el problema actual. Si estamos sacando los problemas del pasado el porque probablemente no se resolvieron en su momento. En el futuro debemos tratar de resolver nuestros problemas en el presente.
  5. Utilizar el tiempo fuera si es necesario : Cuando nos irritamos por un desacuerdo, podemos perder la perspectiva. Ninguna de las partes es capaz de pensar de manera lógica y por lo general, la situación no se resuelve de manera productiva. Los tiempos de espera pueden servir para intentar que la situación se enfríe y ganar perspectiva.

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.