5 maneras de afrontar una discusión eficazmente
9 de noviembre de 2015
El estilo comunicativo que cada uno adoptamos a la hora de debatir o defender nuestro punto de vista, depende de diferentes factores como lo que hayamos aprendido desde pequeños en casa, o nuestra personalidad y temperamento.
No obstante, la habilidad para comunicarse eficazmente es algo que siempre estamos a tiempo de aprender. La Doctora en Psicología Jessica O Hunter explica las cinco premisas fundamentales a la hora de afrontar un conflicto verbal, evitando dañar nuestras relaciones con los demás:
- No etiquetar : Debemos evitar utilizar insultos o etiquetas negativas, ya que el sentimiento de dolor que queda después de la discusión es mucho más difícil de arreglar si hemos traspasado los límites del respeto.
- Hablar en primera persona : Hacer declaraciones “Yo” para describir como nos sentimos con el objetivo de evitar asignar culpas. Por ejemplo “Me ha sentado mal que no me preguntarás por mi nuevo trabajo. “Yo” tenia muchas ganas de comentarlo contigo”
- No gritar : Aunque el volumen de voz puedes ser algo subjetivo, debemos estar atentos al tono que utilizamos pues es clave en el proceso de comunicación.
- Permanecer en el presente y resistir la tentación de plantear otras cuestiones del pasado : Traer de vuelta el pasado interfiere con la posibilidad de resolver el problema actual. Si estamos sacando los problemas del pasado el porque probablemente no se resolvieron en su momento. En el futuro debemos tratar de resolver nuestros problemas en el presente.
- Utilizar el tiempo fuera si es necesario : Cuando nos irritamos por un desacuerdo, podemos perder la perspectiva. Ninguna de las partes es capaz de pensar de manera lógica y por lo general, la situación no se resuelve de manera productiva. Los tiempos de espera pueden servir para intentar que la situación se enfríe y ganar perspectiva.
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Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo. En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.

El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.

El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.



