6 maneras de educar emocionalmente a un niño

30 de mayo de 2017

Por Jonice Webb, Doctora en psicología clínica.

Observar y responder a los sentimientos de nuestros hijos es la forma más personal y profunda de decirles que les queremos.

La educación de nuestros hijos es probablemente el papel más complejo que cualquiera de nosotros tendrá en sus vidas, y pocos entramos en la paternidad totalmente equipados para satisfacer todas las necesidades de los hijos, sobre todo las emocionales.

La forma en que un niño es tratado emocionalmente por sus padres determina cómo se tratará a sí mismo de adulto. Por ejemplo, un niño que no recibe suficiente reconocimiento realista y sincero de sus padres por sus logros puede crecer con baja autoestima y poca confianza en sus propias habilidades.

El amor simplemente no es suficiente. Porque si no atendemos a las emociones de nuestro hijo, se sentirá ignorado en algún nivel, no importa cuánta atención le paguemos de otras maneras.

Como padres, no es fácil saber cuándo y cómo responder emocionalmente a nuestros hijos. Y es mucho más difícil cuando hemos crecido en un hogar que no respondió adecuadamente a nuestras emociones (negligencia emocional de la niñez).

El mejor momento para aprender las habilidades emocionales es durante la infancia. El problema es que cuando los padres no tienen estas habilidades, no pueden transmitírselas a sus hijos. Para facilitar esta tarea, damos las siguientes pautas:

  • Presta atención a quién es realmente tu hijo. ¿Qué le gusta a tu hijo, qué no le gusta, qué le enfada, y asusta? Reflexiona con tu hijo sobre estas observaciones, sin prejuicios para que pueda verse a través de tus ojos, y pueda sentir lo bien que le conoces.
  • Siente una conexión emocional con tu hijo. Esforzarse por sentir lo que está sintiendo, si estás de acuerdo o no con él. Ponerle palabras a los sentimientos y enseñarle a usar sus propias palabras para expresarlo.
  • Responde de manera competente a la necesidad emocional de tu hijo. No juzgues el sentimiento de tu hijo como correcto o incorrecto. Observa qué es lo que está provocando su emoción. Ayuda a tu hijo a nombrar y manejar su emoción. Dale reglas simples y apropiadas a su edad para vivir.
  • Enséñale a perdonarse a si mismo, modelando la compasión. Cuando tu hijo haga una mala elección o error, ayúdalo a entender qué parte del error es suyo, qué parte es de otra persona y qué parte es la circunstancia. Eso le ayuda a averiguar cómo corregir su error sin sentir culpabilidad de modo automático.
  • Muéstrale a tu hijo que le quieres. Es vital que tu hijo no sólo sepa, sino que sienta que te gusta como es y que le quieres. Los abrazos cariñosos, la risa y la verdadera satisfacción de la personalidad de tu hijo, transmiten ese sentimiento. Saber que es amado no es lo mismo que sentirse amado.
  • No te pierdas pequeñas oportunidades para prestar atención. La infancia se compone de muchos pequeños momentos emocionales, y cuantos más compartas, mejor será tu hijo cuando crezca.

Según el Dr. Carbonell, el nacimiento de un hijo te convierte en educador en todos los niveles. Labor para la cual en muchas ocasiones nos vemos desbordados. Estas pautas nos pueden ayudar pero sobre todo, nos hacen reflexionar sobre la gestión de la figura paterna y el beneficio que se puede obtener del apoyo orientativo por parte de un educador o psicólogo.

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
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