7 técnicas para mejorar la relación con un niño difícil

20 de febrero de 2019

Ser padre es una tarea difícil, pues algunas habilidades parentales pueden ser útiles con niños más tranquilos y no serlo con otros más difíciles. En un artículo publicado en el PsychCentral en marzo de 2018 la psicóloga Christine Hammond explica las claves para manejar eficazmente una situación problemática con nuestros hijos. Es importante conocer estas pautas de educación para poner normas con este tipo de niños sin que la relación con ellos empeore. Algunas normas importantes son:

  • Invitar a la participación . En lugar de imponerle las reglas, suele ayudar implicarle en la elaboración de las mismas. Esto no significa que sea él quien deba elegirlas, sino que partiendo de unas normas básicas, estas puedan ser negociadas y reelaboradas con el menor para así conseguir que se identifique más con ellas.   Producen menos rechazo si se dicen con naturalidad y de forma positiva. Por ejemplo, una regla es “ser amable” en lugar de “no insultar”. Esto permite que el hijo se sienta parte del proceso.
  • Establecer recompensas y consecuencias . Con el fin de saber cuales son las cosas que más valoran nuestros hijos puede servir de mucha ayuda preguntarles directamente qué es lo que quieren si se portan bien, siempre y cuando los padres piensen que no son excesivas. Entonces, si el hijo cumple con las reglas asignadas, obtendría tales recompensas pero si no las cumple se le quitaría el beneficio de las mismas.
  • Evitar la ambigüedad . Es importante tanto explicar de forma clara la norma como ser constante en su aplicación. Además, también es importante que los dos padres estén de acuerdo en las mismas normas para así tener una misma estrategia. Todo esto va a facilitar que los niños las cumplan.
  • Limitar la emoción . Los padres deben mantener la calma frente a las reacciones de los niños y mantenerse firmes en la aplicación de las normas. Si los padres no se muestran alterados por el comportamiento de sus hijos, se obtendrá una respuesta más tranquila y menos intensa en sus reacciones .
  • No hacer preguntas de “por qué” . Una pregunta típica que los padres hacen ante determinados comportamientos inadecuados de sus hijo es ¿Por qué has hecho esto?”. Las respuestas suelen ser “no sé” o “porque no me importa”, lo que enfurece aún más a los padres. En cambio preguntar “¿que sucedió?” ayuda a que los hijos no se sientan tan cuestionados y sientan que sus padres quieren comprenderlos.
  • Breves explicaciones. Los sermones no son rentables, es mejor hablar con mensajes cortos y centrarnos en el problema actual sin recriminar otras cosas del pasado, pues así los hijos se pueden sentirse más comprendidos. Limitar las explicaciones puede facilitar la comprensión de las mismas.
  • Tener en cuenta su emoción . A veces los padres tienden a minimizar como les hace sentir algo a sus hijos. Es importante empatizar con los hijos, pues todos necesitamos que nuestras emociones sean reconocidas.

En opinión del Dr. Carbonell, las estrategias mencionadas anteriormente facilitan el proceso de educación de los hijos. El primer paso más importante es que los padres estén de acuerdo en las normas a aplicar, en las formas de poder trasmitirlo a los niños. Es muy importante que los padres estén bien y sean conscientes e que los momentos de irritabilidad y nervios no es rentable la aplicación de dichas normas. Los padres no somos perfectos. Si vemos que se nos va de las manos es muy importante acudir a un profesional para que nos ayude.

 

 

Por Instituto Carbonell 24 de abril de 2025
Aprender a no darlo todo – Estrategias para superar el perfeccionismo
Por Instituto Carbonell 24 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona en este mensaje sobre una de las trampas emocionales más comunes tras una ruptura o una gran discusión de pareja: quedarnos esperando . Muchas veces, después de que una relación se rompe, nace la esperanza de que tal vez todo vuelva a su cauce, de que la persona con la que compartíamos la vida reflexione, cambie y regrese. Nos aferramos a la idea de que lo que fue puede reconstruirse, de que ese proyecto de vida que diseñamos juntos aún puede tener sentido. Sin embargo, Carbonell advierte que esta espera nos paraliza y nos hace perder tiempo vital . Mientras deseamos que la otra persona reconsidere sus decisiones, dejamos de vivir el presente. Posponemos nuestra recuperación emocional, nuestras metas personales y, lo más grave, nuestra vida misma, esperando algo que tal vez nunca suceda. Además, el doctor señala que, muchas veces, la otra persona ya está en otra etapa , ha dado pasos hacia adelante e incluso puede haber pasado de un sentimiento de amor a indiferencia o rechazo. En cambio, quien espera se queda anclado a un pasado idealizado que ya no existe. Vivir de esa forma es hipotecar el futuro por una esperanza que no depende de nosotros. Por eso, el llamado es claro: deja de esperar . Centra tu atención en ti, en reconstruir tu autoestima, en recuperar tus proyectos, tu bienestar, tus ilusiones. Invierte en ti y en tu vida sin estar condicionado por lo que otra persona haga o deje de hacer. Solo así podrás avanzar, crecer y abrirte a nuevas experiencias que sí estén alineadas con tu presente y con tu valor.  Carbonell concluye animando a compartir experiencias sobre cómo cada uno ha gestionado este tipo de situaciones, reconociendo que sanar es un proceso individual pero más llevadero cuando se hace en comunidad y con consciencia.
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El perfeccionismo te daña - no siempre hay que darlo todo