Como poner a raya al perfeccionismo sin perder de vista nuestras metas

8 de febrero de 2019

Esforzarse en hacer las cosas bien y querer superarte a ti mismo es algo positivo, pero cuando esto no es suficiente y siempre necesitas hacer las cosas a la perfección, empezamos a encontrarnos ante un problema. Las personas perfeccionistas no solo invierten una cantidad excesiva de horas y energía a todo, sino que, en caso de no conseguir lo que se proponen, se vuelven muy críticas consigo mismas , lo cual repercute en su autoestima y suele causarles sufrimiento e incluso ansiedad.

Tal como nos indica un artículo publicado en el Harvard Health Publishing en enero de 2019, una estrategia para poder reducir el perfeccionismo es la de asignarles prioridades a nuestros objetivos . De esta forma podríamos organizar nuestros objetivos por letras. En la letra A pondríamos el objetivo que tengamos en el que quisiéramos conseguir la excelencia, en la letra B podríamos los que sea suficiente con que estemos por encima de la media y en la letra C los que nos baste con estar en la media.

A: En esta lista pondríamos el objetivo más importante para una persona, el que sea la respuesta a “ ¿dónde quieres verte en 15 años?” . Por ello, al objetivo de esta lista si que podemos dedicarle un esfuerzo cercano al 100%, siempre y cuando sea sólo durante el tiempo que lo estemos haciendo. Un ejemplo de ello sería que si queremos llegar a conseguir un puesto de trabajo, podemos dedicarnos muy intensamente a los proyectos más decisivos.

B: En esta otra, podríamos colocar un objetivo que responda más a lo que nos apetezca y a la vez nos suponga un reto. Al no situarse en el mismo nivel que el anterior, a estos objetivos podemos dedicarle el 80% de nuestro esfuerzo . Un ejemplo de ello sería el de conseguir llegar a correr en una maratón. Aunque nos guste la idea y nos suponga un reto, no vamos a dedicar todas nuestras energías en ser de los mejores.

C: También hay objetivos que tienen que ver con cosas que nos gusta que se hagan de una forma determinada , pero que nunca pondríamos en la lista de cosas que recordaremos sobre nosotros pasados unos años. Por ello, a esta lista podremos dedicarle un 50% de esfuerzo . Por ejemplo, aunque nos guste tener la casa limpia, no es algo tan importante como para tener que limpiarla cada día.

También tenemos que reservar un lugar para esas tareas o actividades que hacemos y nos roban tiempo, que sean necesarias de hacer. Aunque en relación a estas, deberíamos plantearnos si mantenerlas a todas ellas en nuestra vida.

En opinión del Dr. Carbonell es importante mantener un equilibrio entre nuestras metas y nuestro bienestar psicológico. Tal como indica el artículo, deberíamos priorizar algunos aspectos en nuestra vida y restarle importancia a otros , ya que dedicarle un esfuerzo excesivo a todo puede llevarnos a padecer trastornos ansiosos o depresivos. En los casos donde ya nos encontramos con síntomas de estos trastornos idealmente tendríamos que intentar reducir nuestro nivel de esfuerzo y buscar la ayuda de un profesional para poder gestionarlo mejor.

Por Instituto Carbonell 25 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, lanza un mensaje directo y necesario: ir al psiquiatra no debería ser motivo de vergüenza ni de estigma . En pleno siglo XXI, aún existen personas que sienten miedo o pudor al decir que acuden a un profesional de la salud mental. Esto, según el doctor, es algo que necesitamos cambiar urgentemente. Carbonell explica que un psiquiatra es, ante todo, un médico , como cualquier otro especialista. La gran diferencia con el psicólogo es que el psiquiatra, además de abordar lo emocional, también evalúa el componente biológico y orgánico de los trastornos mentales. Esto incluye valorar si el paciente tiene otras enfermedades, está tomando medicación que pueda influir en su estado anímico, o si su salud mental afecta funciones como el sueño, el apetito o la energía, llegando incluso a requerir medicación. El propósito de este mensaje no es solo aclarar conceptos, sino también normalizar y visibilizar la importancia de acudir a un profesional cuando uno no se siente bien . Cuidar la salud mental no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad y amor propio. Así como vamos al dentista cuando tenemos un dolor de muelas, también debemos ir al psiquiatra o al psicólogo cuando sentimos que algo no está funcionando bien en nuestro mundo interno. El Dr. Carbonell invita a dejar atrás el estigma, a romper esa barrera cultural que durante tantos años nos ha impedido hablar abiertamente de nuestros malestares emocionales, y a reivindicar la salud mental como un pilar del bienestar integral . En sus palabras, "mantener una higiene mental es la consecuencia de un trabajo que vamos haciendo cada día".  Este mensaje no solo va dirigido a quienes ya están en tratamiento, sino también a quienes aún dudan en dar el paso. Porque pedir ayuda es valiente , y porque hablar de salud mental es el primer paso para sanar y crecer.
Por Instituto Carbonell 24 de abril de 2025
Aprender a no darlo todo – Estrategias para superar el perfeccionismo
Por Instituto Carbonell 24 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona en este mensaje sobre una de las trampas emocionales más comunes tras una ruptura o una gran discusión de pareja: quedarnos esperando . Muchas veces, después de que una relación se rompe, nace la esperanza de que tal vez todo vuelva a su cauce, de que la persona con la que compartíamos la vida reflexione, cambie y regrese. Nos aferramos a la idea de que lo que fue puede reconstruirse, de que ese proyecto de vida que diseñamos juntos aún puede tener sentido. Sin embargo, Carbonell advierte que esta espera nos paraliza y nos hace perder tiempo vital . Mientras deseamos que la otra persona reconsidere sus decisiones, dejamos de vivir el presente. Posponemos nuestra recuperación emocional, nuestras metas personales y, lo más grave, nuestra vida misma, esperando algo que tal vez nunca suceda. Además, el doctor señala que, muchas veces, la otra persona ya está en otra etapa , ha dado pasos hacia adelante e incluso puede haber pasado de un sentimiento de amor a indiferencia o rechazo. En cambio, quien espera se queda anclado a un pasado idealizado que ya no existe. Vivir de esa forma es hipotecar el futuro por una esperanza que no depende de nosotros. Por eso, el llamado es claro: deja de esperar . Centra tu atención en ti, en reconstruir tu autoestima, en recuperar tus proyectos, tu bienestar, tus ilusiones. Invierte en ti y en tu vida sin estar condicionado por lo que otra persona haga o deje de hacer. Solo así podrás avanzar, crecer y abrirte a nuevas experiencias que sí estén alineadas con tu presente y con tu valor.  Carbonell concluye animando a compartir experiencias sobre cómo cada uno ha gestionado este tipo de situaciones, reconociendo que sanar es un proceso individual pero más llevadero cuando se hace en comunidad y con consciencia.