Antídoto contra el Black Friday

17 de noviembre de 2017

Si yo fuera empresario o gestionara una multinacional ¿cómo lo haría para poder vender más mis productos ahora que se acercan estas fechas…?

Esta es la manera de pensar de los que nos provocan la sensación de que perdemos una gran oportunidad para conseguir algo a un precio fantástico. Nos generan la necesidad de aprovechar la ocasión de adquirir algo imprescindible cuando en realidad no es algo que nos fuese a ser de utilidad. Solemos pensar, que cuanto más tengamos mejores seremos, es más, nos puede llegar hacer sentir mal el hecho de no habernos subido a este tren de fantásticas oportunidades… ¿ qué pensarán los demás de nosotros?

Si esto nos pasa a la mayoría, en aquellos que estamos pasando una época de mayor vulnerabilidad, la autoindulgencia a la hora de gastar nos puede dar una sensación momentánea de satisfacción. Generalmente hasta que llega la factura de la tarjeta de crédito.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) nos da una serie de consejos para que el Black Friday y el Cyber Monday sean una buena oportunidad para ahorrar y no se conviertan en un despilfarro:

Hacer una lista . Si has hecho un recopilatorio escrito de todo lo que realmente necesitas y que de todas formas comprarías –y te ciñes a ello– no correrás el riesgo de caer en tentación, sino que buscarás precisamente eso: unos chollos. Si las compras compulsivas son una auténtica forma de adicción, la OCU subraya que “tampoco las compras impulsivas son buenas”.

Comparar siempre. Podrías constatar que, en sitios distintos, al mismo producto se aplican precios diferentes o, también, que existe un producto mejor que puede ser más barato o que tenga una mejor relación entre calidad y precio del que estás mirando con tanta codicia. “Lo fundamental es comparar antes de comprar”, nos recomienda la OCU.

Fijarse en el precio anterior. La organización señala que el descuento en una tienda no se puede expresar solo con el precio final. Junto al precio rebajado siempre tiene que figurar o el original o el porcentaje de la rebaja. Fíjate en ello y no solo en la última cifra impresa en las etiqueta y que te “parece tan atractiva”.

Saber que las condiciones pueden ser diferentes en rebajas. Durante las rebajas, la tienda puede aplicar algunas condiciones especiales como, por ejemplo, no aceptar el pago con tarjeta o cambiar la política de devoluciones. Eso sí, deben anunciarlo “clara y visiblemente”, destacan en la OCU, para que todos los clientes puedan percatarse de ello.

Tener en cuenta que no están obligados a devolverte el dinero. La tienda física en la que has comprado ese objeto de cuya adquisición te arrepientes, no está obligada a reembolsarte la compra si se lo devuelves. Muchas pueden darte un vale por el mismo importe para que te lo gastes en otro, pero cada tienda tiene su política de devoluciones.

Cuidado con perder el tique. Esto es una arma que nos permite retroceder sobre nuestros pasos y poder devolver lo comprado si una vez en frío nos damos cuenta de que nos lo necesitamos.

Según el Dr. Carbonell, el dinero no hace la felicidad, lo hace la salud mental. Las compras innecesarias pueden hacernos sentir mejor en el momento y posteriormente darnos un bajón al darnos cuenta de que realmente no ha sido tan buena compra. Por consiguiente, hay que actuar con la cabeza fría antes de ir a comprar y no dejarse influenciar por la presión mediática.

 

 

 

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Hoy en día, las redes sociales nos muestran ciertos estilos de vida como, viajes, cenas caras o ropa de moda. Al compararnos con eso, muchas personas sienten que van mal de dinero, aunque en realidad tengan una situación económicamente estable. A este fenómeno se le llama “dismorfia financiera” , y cada vez afecta a más personas. Según explica Villalba, J. en el artículo, casi la mitad de quienes usan redes sociales sienten que se están quedando atrás económicamente, incluso cuando tienen ahorros. Esta sensación genera frustración, baja autoestima y decisiones poco saludables, como gastar de más, endeudarse o dejar de ahorrar. En España no hay datos concretos, pero es evidente que la ansiedad por el coste de la vida y la presión de “estar a la altura” de lo que vemos en redes es muy común. Compararse con amigos, clientes o influencers que muestran constantemente lujos puede hacer que personas con vidas cómodas y equilibradas sientan que no están a la altura. Los psicólogos explican que esto ocurre porque medimos nuestro valor comparándonos con otros. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, recomiendan tener una relación más consciente con lo que gastamos y recordar que lo que vemos en redes no refleja la realidad por lo que practicar una comparación más realista son claves para reducir esa sensación de malestar.
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