Cómo identificar a una persona narcisista
11 de junio de 2020
La forma en la que percibimos las cosas, muchas veces, es diferente a cómo son en realidad o cómo los demás la ven. Es posible que como nosotros pensemos o veamos algo, no sea así. Lo mismo pasa cuando tiene que ver con nosotros. Yo me puedo describir de cierta manera pero el resto me puede percibir diferente. A veces nuestra valoración sobre nosotros mismos está por debajo de la realidad, mientras que otras por encima.
Cuando una persona, de forma habitual, tiene una visión de sí mismo elevada y no son capaces analizar críticamente sus actos, es posible que estemos hablando del “trastorno de la personalidad narcisista”. Sara Prieto, psicóloga, explica en el artículo “Síndrome de la superioridad ilusoria: cómo detectar a un narcisista”
(ABC, 2020) que “las personas que son así no suelen detectar el grado de responsabilidad que tienen cuando las cosas no son como esperaban. Creen que la culpa es siempre de los otros y que ellos nunca fallan.”
La personalidad narcisista
se caracteriza por la alta competitividad, por exaltar y exagerar las propias cualidades y proyectar una imagen de sí mismos de superioridad. También tienden a ser individualistas pero al mismo tiempo necesitan la valoración del resto para reafirmar su conducta. Detrás de “la supuesta seguridad”, es probable que se oculten miedos e inseguridades relacionados con el fracaso y el rechazo. Suelen mostrar falta de empatía y se centran en sí mismos.
Este tipo de personalidad se suele diagnosticar en la edad adulta y suele afectar con más frecuencia a hombres. Es posible, que por factores como la importancia de la imagen social y de la valoración externa, se haya fomentado el desarrollo de este tipo de personalidad.
Hay que tener en cuenta, que este tipo de conducta puede tener consecuencias, por ejemplo, relación con la autoridad, con la familia, con el trabajo y con las amistades. Raramente este tipo de pacientes dan su brazo a torcer y siempre consideran que tienen la razón con absoluta certeza. Por eso es infrecuente verlos en los servicios de salud mental, más bien acabamos viendo a las personas que conviven con los que tienen este tipo de trastorno.
En opinión del Dr. Carbonell,
hay que diferenciar entre tener rasgos narcisistas en tener un trastorno de personalidad narcisista. Las personas que lo tienen les da una sensación de seguridad que hace que quieran imponer siempre su punto de vista a los demás. En caso de encontrarse a personas con este perfil y que nos afecte a nuestra salud mental es aconsejable asesorarse por un profesional para aprender a manejar la situación.

El Dr. Carbonell reflexiona sobre una situación común en las relaciones sociales: cuando dos personas cercanas, amigos o conocidos, presentan versiones diferentes de un mismo conflicto y nos piden que tomemos partido. Ante esta disyuntiva, subraya que ambas personas pueden tener razón desde su propia perspectiva, ya que cada uno interpreta la realidad a través de su experiencia emocional y subjetiva. El Dr. Carbonell aconseja no intervenir directamente ni posicionarse a favor de una de las partes. En cambio, propone escuchar con empatía a ambos, recordando que, muchas veces, lo único que buscan es ser comprendidos, más que tener razón. Tomar partido solo puede llevar a tensiones innecesarias, e incluso al deterioro de las relaciones con uno u otro amigo. Además, advierte que involucrarse en un conflicto ajeno, incluso si nos presentan pruebas como mensajes, vídeos o imágenes, puede colocarnos en una posición incómoda o comprometida. Al brindar apoyo a uno, es fácil que el otro se sienta traicionado o juzgado, algo que no es deseable si se quiere mantener una relación saludable con ambos. En conclusión, el Dr. Carbonell recomienda mantener una postura neutral y no dejarse arrastrar por dinámicas de confrontación entre terceros. Cada uno tiene su versión legítima de los hechos y no es nuestra responsabilidad resolver un conflicto que no nos pertenece.

El Dr. Carbonell explica que los líos amorosos suelen surgir con frecuencia en contextos específicos, especialmente durante los viajes. Aunque una persona pueda tener una relación estable, con planes de futuro y todo aparentemente en orden, al irse de viaje puede experimentar un cambio de perspectiva emocional. En ese entorno diferente, con la sensación de libertad y desconexión de la rutina, es común que aparezca alguien que parece encarnar una conexión única o idealizada. El Dr. Carbonell advierte que en estos escenarios se altera temporalmente la escala de valores, ya que se entra en un estado de disfrute y apertura, compartido también por la otra persona involucrada. Este ambiente artificial puede hacer que todo se sienta más intenso o mágico de lo que realmente es. Además, señala que la falta de sueño, el aumento de actividad social y la vulnerabilidad emocional del momento favorecen este tipo de situaciones. Por ello, el Dr. Carbonell recomienda precaución. Aunque estos encuentros pueden parecer emocionantes, al regresar a la vida cotidiana pueden tener consecuencias serias. Muchas veces, se pone en riesgo todo lo construido en una relación sólida por una experiencia breve pero intensa. Concluye subrayando la importancia de reflexionar antes de actuar, especialmente cuando lo que está en juego es el bienestar emocional propio y de los demás.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda en esta ocasión una situación muy habitual en las relaciones humanas: convivir o interactuar con una persona que parece estar siempre enfadada . Esa persona que reacciona con irritabilidad, que siempre está a la defensiva, que parece no disfrutar de nada y que genera un ambiente tenso y agotador a su alrededor. Aunque muchas veces se interpreta simplemente como una cuestión de “mal carácter” o “mal genio”, el Dr. Carbonell nos invita a mirar más allá del síntoma visible (el enfado constante) y preguntarnos qué hay detrás de esa actitud. Porque muchas veces, ese enfado no es más que una expresión encubierta de sufrimiento emocional , de frustración, ansiedad o incluso tristeza profunda. Carbonell explica que la ira puede ser una de las máscaras de la depresión . En lugar de manifestarse con llanto o aislamiento, algunas personas canalizan su malestar a través del enojo constante, especialmente los hombres o quienes han aprendido a no expresar vulnerabilidad. La sociedad suele aceptar mejor el enfado que la tristeza, y por eso muchas personas lo utilizan inconscientemente como vía de escape. Además, esa irritabilidad constante puede ser señal de una sobrecarga emocional no gestionada , de traumas no resueltos, de insatisfacción personal o profesional, o de una sensación de vacío interno que no saben cómo manejar. En estos casos, el mal humor no es contra los demás, sino una lucha interna mal proyectada hacia fuera . Por otro lado, si tú eres quien se reconoce en ese enfado constante , Carbonell te anima a reflexionar con honestidad: ¿estás realmente enfadado con los demás, o contigo mismo? ¿Qué parte de tu vida no está funcionando como te gustaría? ¿Qué emociones estás evitando enfrentar? En resumen , estar siempre enfadado no es normal ni saludable. Puede ser un síntoma encubierto de un problema emocional mayor . Por eso, el Dr. José Carbonell insiste: no normalices el mal humor constante, ni en ti ni en quienes te rodean. Buscar ayuda y entender lo que hay debajo de ese enfado puede ser el primer paso para recuperar la calma, el equilibrio y una mejor calidad de vida.