¿Cómo mejorar la capacidad de adaptación en los niños?
3 de junio de 2020
El desarrollo de una persona y su camino por las diferentes etapas de la vida implica haber pasado por experiencias que nos han obligado a adaptarnos. Para esto, hemos utilizado herramientas (esquemas de pensamiento) que aprendimos en momentos anteriores.. Aunque a veces no nos sirven y tenemos que buscar nuevos para que nos ayuden. La flexibilidad cognitiva
es la habilidad que nos ayuda a adaptar nuestra forma de actuar en cada circunstancia.
En el caso de los niños, ellos necesitan rutinas fijas para poder conseguir una estabilidad. Sus formas de actuar y de pensar son más rígidos, ya que la flexibilidad aún no se ha desarrollado lo suficiente y por eso necesitan más ayuda para solucionar los retos con los que se encuentran. Por eso, se recomienda ir ejercitando la flexibilidad cognitiva para que el futuro, cuando sean adultos, la apliquen con mayor facilidad.
A continuación, os proponemos las siguientes pautas
para que nuestros hijos vayan poniendo en práctica la flexibilidad cognitiva.
- Realizar actividades creativas, ya sea lo artístico como el juego imaginativo.
- Crear momentos en casa de debate, por ejemplo, cuando leemos un cuento o vemos una película preguntar a nuestros hijos sobre su opinión. Después también deberán escuchar las opiniones de los demás.
- Negociar ciertas normas con nuestros hijos. Esto les ayudará a comprender el porqué de los límites.
- Buscar un día a la semana que sea diferente a la rutina. La improvisación también ayuda a potenciar la flexibilidad cognitiva.
En opinión del Dr. Carbonell, siempre que hay que buscar maneras de mejorar las habilidades y las capacidades de los niños y adolescentes que les preparará mejor de cara al futuro. Aprender buenos esquemas desde la infancia nos ayudará a resolver los conflictos de una forma más efectiva de adultos.
Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo. En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.

El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.

El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.


