La importancia de cambiar la perspectiva ante los problemas
4 de junio de 2020
En nuestro entorno, conocemos alguna persona que suele quejarse con frecuencia. Suelen ser personas que están agotadas y con poca energía. Sin embargo, cuando somos nosotros mismos los que expresamos la queja, creemos que hacerlo nos ayudará a sentirnos mejor, pero realmente, estamos cayendo en el mismo engaño que los demás que es entrar en un bucle negativo en lugar de buscar soluciones.
Cuando buscamos la parte negativa de las cosas, hay que pensar en las consecuencias que tiene esto para nosotros mismos. Es normal que las cosas no siempre estén bien ni que sean como nos gustaría, por eso, os proponemos consejos para sobrellevar mejor los problemas y no tender hacia la queja.
1) Mirar la situación desde fuera
Cuando tenemos un problemas, debemos mirarlo desde un punto de vista externo, por ejemplo, escribirlos y pensar cómo lo solucionaría alguien de nuestro entorno.
2) Cambiar el foco
Si algo no va bien, solemos buscar responsabilidades en las otras personas. Pero tal vez deberías poner el foco en nosotros, en nuestras conductas, ya que es lo que podemos cambiar y depende de uno mismo. Lo que hagan los demás no está bajo nuestro control.
3) Tolerancia
Intentar salir del bucle de la queja nos puede llevar a la frustración. Es por eso que en determinadas circunstancias es mejor "desconectar” realizando alguna actividad placentera antes de intentar revaluar de nuevo nuestra situación.
El uso de estas estrategias es interesante para poder diferenciar si estamos haciéndolo como un hábito, en cuyo caso podremos cambiarlo, o si lo hacemos desde la ansiedad y el malestar.
En opinión del Dr. Carbonell, si vemos que estas estrategias no son efectivas y continua el sentimiento de malestar es recomendable buscar ayuda de la mano de un profesional de la salud mental.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda en esta ocasión una situación muy habitual en las relaciones humanas: convivir o interactuar con una persona que parece estar siempre enfadada . Esa persona que reacciona con irritabilidad, que siempre está a la defensiva, que parece no disfrutar de nada y que genera un ambiente tenso y agotador a su alrededor. Aunque muchas veces se interpreta simplemente como una cuestión de “mal carácter” o “mal genio”, el Dr. Carbonell nos invita a mirar más allá del síntoma visible (el enfado constante) y preguntarnos qué hay detrás de esa actitud. Porque muchas veces, ese enfado no es más que una expresión encubierta de sufrimiento emocional , de frustración, ansiedad o incluso tristeza profunda. Carbonell explica que la ira puede ser una de las máscaras de la depresión . En lugar de manifestarse con llanto o aislamiento, algunas personas canalizan su malestar a través del enojo constante, especialmente los hombres o quienes han aprendido a no expresar vulnerabilidad. La sociedad suele aceptar mejor el enfado que la tristeza, y por eso muchas personas lo utilizan inconscientemente como vía de escape. Además, esa irritabilidad constante puede ser señal de una sobrecarga emocional no gestionada , de traumas no resueltos, de insatisfacción personal o profesional, o de una sensación de vacío interno que no saben cómo manejar. En estos casos, el mal humor no es contra los demás, sino una lucha interna mal proyectada hacia fuera . Por otro lado, si tú eres quien se reconoce en ese enfado constante , Carbonell te anima a reflexionar con honestidad: ¿estás realmente enfadado con los demás, o contigo mismo? ¿Qué parte de tu vida no está funcionando como te gustaría? ¿Qué emociones estás evitando enfrentar? En resumen , estar siempre enfadado no es normal ni saludable. Puede ser un síntoma encubierto de un problema emocional mayor . Por eso, el Dr. José Carbonell insiste: no normalices el mal humor constante, ni en ti ni en quienes te rodean. Buscar ayuda y entender lo que hay debajo de ese enfado puede ser el primer paso para recuperar la calma, el equilibrio y una mejor calidad de vida.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, nos ofrece una reflexión profunda y muy realista sobre cómo se puede pasar de tener una vida aparentemente estable y plena, a caer poco a poco en una depresión . Este proceso no siempre es brusco ni evidente: muchas veces ocurre de manera progresiva y silenciosa , casi imperceptible, hasta que los síntomas ya no se pueden ignorar. Carbonell describe con precisión cómo personas que están bien —que disfrutan de su día a día, que están estables en el trabajo, en la pareja, con sus hijos— pueden, de pronto, empezar a notar un cambio sutil pero constante : todo comienza a perder color, la vida se vuelve más gris , más plana, y desaparece la capacidad de disfrutar lo que antes generaba ilusión o bienestar. Entre los primeros signos de alarma que menciona están: Tristeza persistente sin una causa clara. Apagamiento emocional. Alteraciones del sueño (dificultad para conciliarlo o despertar anticipado). Pensamientos negativos más frecuentes. Pérdida de energía o motivación. Disminución del interés por actividades que antes eran gratificantes. Este deterioro emocional , aclara, no siempre responde a un solo evento traumático. A veces es el resultado de una acumulación de factores pequeños , no gestionados a tiempo, que terminan desgastando el bienestar mental. El Dr. Carbonell subraya una idea muy importante : “La vida con depresión es una vida hipotecada”. Es decir, no se vive plenamente, no se respira con libertad, no se puede planificar ni disfrutar. Es como tener el cuerpo en movimiento pero el alma detenida. Y lo más frustrante es que el entorno, muchas veces, no lo comprende . Frases como “pon de tu parte”, “anímate”, “tira para adelante” pueden resultar crueles cuando lo que la persona necesita es comprensión y tratamiento, no exigencias. Por eso, hace un llamado a estar atentos a los cambios internos . Si algo dentro de ti empieza a apagarse y tu calidad de vida se ve afectada, no lo normalices ni lo ignores . Reconocer esos signos a tiempo es clave. En conclusión , el Dr. Carbonell nos recuerda que la depresión no siempre llega con estruendo: a veces aparece como una sombra suave que se va extendiendo. Por eso, debemos vivir con atención emocional , pedir ayuda sin miedo y cuidar nuestro bienestar con la misma seriedad con la que cuidaríamos cualquier otra parte de nuestra salud.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda en este mensaje una de las emociones más comunes pero también más desatendidas: la tristeza persistente . Él plantea una pregunta directa: ¿Te levantas con tristeza sin saber por qué?, y describe cómo muchas personas viven con una sensación crónica de melancolía, como si una nube emocional les acompañara constantemente . Desde su experiencia clínica, señala que es frecuente ver personas que normalizan ese estado emocional, incluso sin poder identificar su origen claro. A veces, dice el doctor, esto puede estar influenciado por patrones familiares: hogares donde uno de los padres vivía desde la tristeza o tenía una visión pesimista de la vida. Eso, sin darnos cuenta, puede moldear nuestra forma de afrontar las emociones . Pero el Dr. Carbonell se muestra categórico : no está bien vivir anclados en la tristeza . Reivindica el derecho —y la necesidad— de buscar ayuda y salir de ese estado emocional , aunque muchas veces cueste dar el primer paso. Una de las claves que menciona es que algunas personas incluso se sienten incómodas cuando están bien , porque temen que esa sensación sea pasajera y anticipan una nueva caída emocional. Esta actitud convierte la tristeza en una defensa, una forma de estar en el mundo para no sufrir más… pero que termina bloqueando el bienestar real . En resumen , el Dr. José Carbonell nos recuerda que no hay que acostumbrarse a vivir tristes , y que buscar ayuda no es una debilidad, sino un acto de valentía. La tristeza no es una identidad ni una condena: es un estado que se puede abordar, transformar y superar .