Consejos para ayudar a tu hijo introvertido

17 de julio de 2015

En realidad, la introversión no es un trastorno sino un rasgo de la personalidad que, en muchas ocasiones, dificulta las relaciones sociales. Aunque no existe una edad establecida para el comienzo de la introversión, sí podemos afirmar que a partir de los 4 años una persona ya tiene una representación básica sobre sí misma. Lo cierto es que podemos comprobar cómo los niños extrovertidos establecen rápidamente comunicación con los demás mientras que los introvertidos se quedan más parados y les cuesta entablar conversaciones, hecho que suele preocupar a los padres.

A aquellos padres que sientan esta preocupación, una serie de consejos y pautas de actuación pueden servirles de gran ayuda.

  • No forzar al niño . En encuentros sociales, hacerle saber que hay más niños y que puede involucrarse. Es útil sugerir juegos o actividades de tiempo libre, pero sin establecer una obligación.
  • No etiquetar . No es aconsejable asumir por el niño la introversión, ni hablar en su nombre ni dar explicaciones por su falta de interacción.
  • Ensayar con el niño situaciones sociales . Es el denominado “role playing”. Mamá o papá representan el papel de la persona a la que el niño pide algo; un amigo, un camarero, etc. Eso les hace tomar seguridad ante las situaciones.

Aún así, debemos aprender a distinguir la introversión de la timidez. Esta última no es un rasgo de la personalidad pues la persona tímida quiere relacionarse pero se inhibe de hacerlo. En estos casos, es importante detectar la timidez y trabajar pequeñas técnicas con las que dotar al niño de habilidades sociales. Es importante no etiquetarlos y no sobreprotegerlos para que ellos resuelvan por sí mismos aquellas situaciones en las que sientan la timidez. Es fundamental reforzarlos, no criticarlos y favorecer actividades que promuevan el contacto con otros niños.

 

Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.
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Desde InstitutoCarbonell , te recordamos los horarios que tendremos durante los días festivos. ¡Felices fiestas!
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El Dr. José Carbonell explica que los altibajos forman parte natural de cualquier relación y que no existen parejas que vivan en un estado idílico permanente. Señala que, así como las personas tienen días buenos y malos, también las parejas atraviesan momentos de gran complicidad y otros de desconexión, ya sea por estrés, cansancio, desacuerdos o situaciones personales. Subraya que una relación sana no se basa en la perfección, sino en el trabajo diario: comunicación constante, comprensión de las necesidades del otro, mostrar amor y cariño, y estar atentos a evitar actitudes que puedan generar sentimiento de rechazo. Añade que la presión social por aparentar relaciones ideales —siempre felices, siempre en viajes, siempre perfectas— es irreal y perjudicial. El Dr. José Carbonell concluye que estas fluctuaciones no son fallos de la relación, sino parte de su esencia. El amor, el respeto y el apoyo mutuo se construyen día a día, especialmente en los momentos difíciles.