Cualquier dosis de alcohol es perjudicial para la salud
27 de mayo de 2020
Un estudio, publicado en el British Medical Journal, realizado por los catedráticos Kypri y McCambridge, analiza el efecto del alcohol en nuestra salud. Las conclusiones obtenidas fueron que el alcohol no produce ningún beneficio en nuestra salud y que su consumo está más relacionado con un problema de salud global, incluyendo la probabilidad de sufrir cáncer, entre otras enfermedades graves.
El alcohol es consumido por 2.4 billones de personas globalmente en el mundo. Esta sustancia es la responsable de aproximadamente 2.8 millones de muertes al año. En Reino Unido, el alcohol es una droga que causa incluso más daños que la heroína o el tabaco. Sin embargo, a pesar de conocer sus efectos nocivos, existe en la sociedad la creencia de que el consumo de alcohol, en dosis más bajas, tiene beneficios para la salud.
El alcohol no solo tiene un efecto negativo a largo plazo, al igual que el tabaco, si no que también puede causar muertes repentinas. De esta forma, el alcohol es el causante de un mayor promedio de muertes de jóvenes incluso por delante del tabaco.
Por ello, los expertos recalcan la necesidad de recordar que el alcohol es una droga altamente perjudicial. Se debería remarcar este concepto para así visualizar y dar a conocer que cualquier cantidad de alcohol significa un riesgo para la salud de las personas.
En opinión del Dr. Carbonell,
el alcohol ha estado presente en nuestras vidas en todas las celebraciones. Está ampliamente aceptado culturalmente e incluso se le ha relacionado con tener cierto efecto beneficioso para la salud. Nada más lejos de la realidad, en la actualidad están saliendo múltiples estudios que demuestran que no sólo no tiene ningún efecto beneficioso, sino que es perjudicial para la salud. Como en su día hicimos con el tabaco, debemos poder desvincular nuestros hábitos del consumo de alcohol y tomar conciencia de lo perjudicial que es.
Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo. En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.

El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.

El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.


