¿Qué es la asertividad?
26 de mayo de 2020
La asertividad
es una habilidad social que nos permite desenvolvernos de una forma más serena y honesta cuando queremos dar nuestra opinión o explicar qué necesitamos. Lo contrario a ser asertivo, puede ser pasivo o agresivo, ambas opciones son posible causa de frustración y afectan a nuestra autoestima. La conducta pasiva siempre evita el conflicto pero a largo plazo no aporta soluciones a los problemas. Y la conducta agresiva resuelve las situaciones con una conducta dominante y expresando las emociones sin pensar en las consecuencias hacia otras personas.
Las personas podemos aprender a ser más asertivas. Para ello debemos saber que queremos transmitir y preparar las ideas con palabras concretas que dejen claro nuestro mensaje. Expresa cómo te hace sentir la situación y explica que necesitas, teniendo en cuenta que la otra personas también tenga beneficio de la interelación.
¿En qué nos beneficia ser asertivos?
- Ayuda a expresar nuestras ideas
- Reduce la frustración, la ansiedad y los sentimientos de culpa
- Mejora la percepción de uno mismo y de los demás
Cuando hay falta de asertividad, algunas de las consecuencias son: ansiedad, baja autoestima, falta de confianza, irritabilidad, conflictos, …
Por lo tanto, ser asertivo es importante para expresar nuestros pensamientos, quejas o emociones. Nos ayuda a resolver conflictos cotidianos respetando a los demás, pero también haciendo que nos respeten. Es un tipo de comunicación positiva para ambas partes, tanto para el emisor como para el receptor.
En opinión del Dr. Carbonell,
trabajar nuestra asertividad nos va a permitir socializar de una manera más efectiva, mejorando nuestra autoestima y nuestra integración social.

El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.

El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.

El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.

