Cuando reaccionamos desproporcionadamente

11 de julio de 2018

El catastrofismo es un método de afrontamiento que consiste en ponerse en lo peor ante situaciones nuevas e inciertas, así puedes sentir alivio al darte cuenta que “no ha sido tan horrible”. Este método suele ser utilizado por personas ansiosas, dado que al sentir altos niveles de ansiedad, buscan una forma de descargarse de esta sensación tan desagradable, intentando controlar al máximo la situación al ponerse en el peor escenario. Así lo refleja un artículo publicado por Linda Blair en el periódico inglés The Guardian.

El problema, es que este método no te permite gestionar tu ansiedad de forma interna y calmar tu mismo el malestar por la situación, sino que te hace gestionarla de forma externa, lo cual supone que tu bienestar o malestar depende únicamente de las cosas que suceden.

El catastrofismo empieza por ejemplo, al sentir algún tipo de molestia y pensar que puede ser algo grave. En ese momento buscamos nuestros síntomas en internet o acudimos al médico, pues necesitamos que otra persona nos reasegure que todo está bien. El problema, es que aunque en ese momento nos sentimos mejor, en nuestro cerebro queda grabado que debemos buscar información o ayuda cada vez que nos pase algo, ya que pensamos que nuestros síntomas corresponden a una enfermedad grave. Así, los catastrofistas entran en un ciclo vicioso por el cual buscan opinión externa ante el más mínimo síntoma y cada vez necesitan mas opiniones diversas.

Todo ello a nivel ansioso, se traduce en que se produce un aumento de la ansiedad, que ellos mismos son incapaces de calmar y acaban necesitando siempre un agente externo para tranquilizarse.

En opinión del Dr. Carbonell, frente a estos mecanismos de reaccionar, es importante buscar ayuda psicológica para aprender a gestionar mejor los eventos de la vida sin tanto sufrimiento.

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.