Diferencia entre el “hambre física” y el “hambre emocional”
7 de noviembre de 2019
La ansiedad es un problema que limita la rutina de una persona. Por ejemplo, en ocasiones esta ansiedad influye en nuestra alimentación. En este caso, estaríamos hablando del “hambre emocional”, es decir, usar la comida para calmar nuestro estado ansioso. Las personas que lo sufren usan alimentos como tratamiento, en lugar de seguir un tratamiento psicológico y farmacológico. Además a los alimentos que se recurre en estas situaciones son los azucarados, excitantes (como refrescos), … Por lo tanto, algunos hábitos alimentarios pueden beneficiar o perjudicar nuestro estado de ánimo, como explica Sandra Sumalla, dietista-nutricionista y decana de la Universidad Europea del Atlántico, en el articulo “Ansiedad: lo que sí y lo que no debes comer para calmarte” (ABC, 2020).
En primer lugar, debemos diferenciar el “hambre real” del “emocional”, como nos describe Elisa Escorihuela, nutricionista y autora del artículo comentado anteriormente:
Hambre física
- Sensación corporal en el estómago que se puede presentar en forma de sonido o sensación de vacío en la tripa.
- Es progresiva y puede esperar. El estómago va enviando señales de aviso.
- Cualquier alimento te parecerá bien porque tu cuerpo necesita es energía.
- Cuando comes te sientes satisfecho y el hambre desaparece.
Hambre emocional
- No está tan localizada en una parte concreta del cuerpo y puede sentirse en forma de ansiedad o vacío general.
- Es repentina, quiere ser satisfecha rápido. Si no comes cuando aparece, tu ansiedad aumenta.
- No se satisface con cualquier alimento. Suele apetecer comida rica en azúcar, en grasa no saludable o en sal.
- Nada te sacia, no puedes parar de comer.
Uno de los pasos más importantes que se debe dar es el de reconocer que es ansiedad. Una vez que localizamos correctamente la causa, deberíamos aprender nuevas estrategias de afrontamiento y no utilizar la comida como escudo. En caso de que nosotros mismos no nos sintamos capaces de gestionar nuestra ansiedad debemos acudir a profesionales de la salud mental.
En relación a la dieta, la alimentación saludable
no cura la ansiedad, pero sí que se recomienda hacerla, incluyendo vegetales, proteínas (pescado, carnes magras, huevos, …) y hidratos de carbono (pasta integral, legumbres, …). Esto nos ayuda a potenciar positivamente nuestra salud mental. Se deben evitar alimentos excitantes como refrescos con cafeína y el alcohol, ya que empeoran la ansiedad.

El Dr. José Carbonell lanza un mensaje claro y directo: "No pienses tanto, no le des vueltas a las cosas". Desde su experiencia como médico y psiquiatra, comparte que muchas personas llegan a su consulta atrapadas en un patrón de pensamiento excesivo y rumiativo, donde dudan constantemente de sí mismas, cuestionan si lo que piensan está bien o mal, o viven pendientes de lo que los demás puedan estar opinando sobre ellas. Explica que esta sobrecarga mental puede convertirse en una especie de bola creciente, difícil de detener, y que acaba afectando seriamente la estabilidad emocional. Muchas veces, añade, quienes sufren este tipo de pensamiento repetitivo ni siquiera reconocen que necesitan ayuda, y acaban atrapados en un ciclo que los lleva, una y otra vez, al mismo punto de partida: ansiedad, estrés, incertidumbre y malestar emocional. El Dr. Carbonell insiste en que es fundamental aprender a manejar el estrés, la ansiedad y, sobre todo, los propios pensamientos. Si uno puede establecer límites mentales y aplicar pautas de autorregulación por su cuenta, eso es positivo. Pero si este pensamiento excesivo —o overthinking— comienza a interferir con la vida diaria, impidiendo el descanso, la concentración o el bienestar general, es necesario acudir a un profesional. Buscar ayuda no es señal de debilidad, sino una manera responsable y valiente de recuperar el equilibrio mental y aprender herramientas eficaces para gestionar lo que ocurre en la mente.

El Dr. José Carbonell reflexiona sobre la importancia y efectividad de la terapia online, especialmente en contextos en los que la vida cotidiana dificulta el acceso presencial a un profesional de la salud mental. Señala que muchas personas —como madres con hijos pequeños, personas con familiares dependientes, profesionales con agendas muy exigentes o quienes viajan constantemente— simplemente no tienen el tiempo ni la posibilidad de desplazarse hasta una consulta. Ante esta realidad, el Dr. Carbonell afirma con claridad que la terapia online es una alternativa perfectamente válida y, en muchos casos, extraordinariamente efectiva. Aclara que, si bien lo ideal puede ser el encuentro presencial, es mucho mejor optar por la modalidad online que dejar de recibir ayuda por falta de tiempo. Subraya que no debemos permitir que las obligaciones diarias se conviertan en excusa para no cuidarnos emocionalmente, sobre todo cuando la solución puede estar tan cerca como una llamada o una videollamada. Desde la pandemia, asegura, la terapia online se ha convertido en una práctica habitual y sus resultados son muy positivos. Por tanto, anima a no descartar esta vía de apoyo y a priorizar el bienestar emocional sin importar las circunstancias.

El Dr. José Carbonell aborda en este mensaje una idea clave: no hay que tener miedo ni vergüenza de contarle la propia vida a un profesional de la salud mental, aunque este sea, al principio, un completo extraño. Explica que muchas personas llegan a su consulta con la duda o resistencia de hablar de temas personales con alguien que no conocen, temiendo ser juzgados por sus decisiones o por su historia de vida. Sin embargo, el Dr. Carbonell aclara que los profesionales, ya sean psicólogos o psiquiatras, están precisamente para escuchar sin juicio, para comprender y ayudar. Su labor no consiste en dictaminar si las decisiones tomadas han sido buenas o malas, sino en acompañar al paciente en el proceso de entender sus dificultades y encontrar herramientas para gestionar mejor su vida cotidiana. Además, insiste en que no es necesario estar en una situación extrema para acudir a terapia. Pedir ayuda no implica debilidad, sino inteligencia emocional y compromiso con uno mismo. Todo el trabajo personal que se realiza en consulta —aunque sea con un "extraño"— se traduce directamente en mayor bienestar, equilibrio y calidad de vida a largo plazo.