Efectos negativos del cannabis sobre el sueño y el comportamiento
9 de junio de 2020
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sustancia tóxica ilegal más consumida en el mundo es el cannabis. La población, sobretodo la más joven, tiene una percepción errónea del grado de peligrosidad que tiene su consumo, ya que como cualquier otra droga crea adicción y efectos perjudiciales para la salud.
Algunos de estos efectos son desde físicos como taquicardia, aumento de la tensión arterial, desorientación, alteraciones en el equilibrio, entre otros, hasta efectos psicológicos como crisis de ansiedad o pánico, depresión, incluso síntomas psicóticos (delirios, alucinaciones, …).
Su consumo también tiene consecuencias en el sueño. Aunque existe la creencia de que su consumo por las noches ayuda a dormir mejor, hay estudios que demuestran que causan problemas para iniciar y mantener el sueño. Un ejemplo, es el realizado por Sharon Sznitman, Ph. D. (Facultad de Bienestar Social de Ciencias de la Salud de la University of Haifa en Israel), publicado en BMJ Supportive and Palliative Care. Los resultados fueron que el grupo que tomaba cannabis con frecuencia tuvieron problemas para dormir. Un tercio comentó que se despertaba temprano y no podía volverse a dormir; otro tercio tenían dificultades para conciliar el sueño, y otro tercio se despertaba durante la noche.
Otro efecto importante es sobre la conducta, ya que aumenta la violencia física. Un estudio, publicado en la The American Journal of Psychiatry, indica que el consumo de cannabis en jóvenes es un factor de riesgo para la violencia. Los resultados demostraron dicha asociación, ya que un 76% de los jóvenes mostró una actitud violenta después de un consumo prolongado.
En opinión del Dr. Carbonell, el cannabis como hemos publicado en numerosas ocasiones es perjudicial para la salud física y mental. Los estudios mencionados nos aportan más luz sobre el impacto negativo tanto sobre el sueño como sobre el comportamiento.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, lanza un mensaje directo y necesario: ir al psiquiatra no debería ser motivo de vergüenza ni de estigma . En pleno siglo XXI, aún existen personas que sienten miedo o pudor al decir que acuden a un profesional de la salud mental. Esto, según el doctor, es algo que necesitamos cambiar urgentemente. Carbonell explica que un psiquiatra es, ante todo, un médico , como cualquier otro especialista. La gran diferencia con el psicólogo es que el psiquiatra, además de abordar lo emocional, también evalúa el componente biológico y orgánico de los trastornos mentales. Esto incluye valorar si el paciente tiene otras enfermedades, está tomando medicación que pueda influir en su estado anímico, o si su salud mental afecta funciones como el sueño, el apetito o la energía, llegando incluso a requerir medicación. El propósito de este mensaje no es solo aclarar conceptos, sino también normalizar y visibilizar la importancia de acudir a un profesional cuando uno no se siente bien . Cuidar la salud mental no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad y amor propio. Así como vamos al dentista cuando tenemos un dolor de muelas, también debemos ir al psiquiatra o al psicólogo cuando sentimos que algo no está funcionando bien en nuestro mundo interno. El Dr. Carbonell invita a dejar atrás el estigma, a romper esa barrera cultural que durante tantos años nos ha impedido hablar abiertamente de nuestros malestares emocionales, y a reivindicar la salud mental como un pilar del bienestar integral . En sus palabras, "mantener una higiene mental es la consecuencia de un trabajo que vamos haciendo cada día". Este mensaje no solo va dirigido a quienes ya están en tratamiento, sino también a quienes aún dudan en dar el paso. Porque pedir ayuda es valiente , y porque hablar de salud mental es el primer paso para sanar y crecer.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona en este mensaje sobre una de las trampas emocionales más comunes tras una ruptura o una gran discusión de pareja: quedarnos esperando . Muchas veces, después de que una relación se rompe, nace la esperanza de que tal vez todo vuelva a su cauce, de que la persona con la que compartíamos la vida reflexione, cambie y regrese. Nos aferramos a la idea de que lo que fue puede reconstruirse, de que ese proyecto de vida que diseñamos juntos aún puede tener sentido. Sin embargo, Carbonell advierte que esta espera nos paraliza y nos hace perder tiempo vital . Mientras deseamos que la otra persona reconsidere sus decisiones, dejamos de vivir el presente. Posponemos nuestra recuperación emocional, nuestras metas personales y, lo más grave, nuestra vida misma, esperando algo que tal vez nunca suceda. Además, el doctor señala que, muchas veces, la otra persona ya está en otra etapa , ha dado pasos hacia adelante e incluso puede haber pasado de un sentimiento de amor a indiferencia o rechazo. En cambio, quien espera se queda anclado a un pasado idealizado que ya no existe. Vivir de esa forma es hipotecar el futuro por una esperanza que no depende de nosotros. Por eso, el llamado es claro: deja de esperar . Centra tu atención en ti, en reconstruir tu autoestima, en recuperar tus proyectos, tu bienestar, tus ilusiones. Invierte en ti y en tu vida sin estar condicionado por lo que otra persona haga o deje de hacer. Solo así podrás avanzar, crecer y abrirte a nuevas experiencias que sí estén alineadas con tu presente y con tu valor. Carbonell concluye animando a compartir experiencias sobre cómo cada uno ha gestionado este tipo de situaciones, reconociendo que sanar es un proceso individual pero más llevadero cuando se hace en comunidad y con consciencia.