El estrés infantil y su reflejo en la edad adulta

26 de febrero de 2015

La infancia es, sin duda alguna, un período crucial en el desarrollo del ser humano y una base sobre la que se sustenta gran parte de su futuro bienestar como adulto. El ambiente social en el que crecemos supone un elemento fundamental e influyente en nuestra salud por lo que debemos reconocer la infancia como una etapa de oportunidades en términos de salud. Un análisis sobre la infancia, como período esencial para el desarrollo de los sistemas fisiológicos, ayuda a comprender los mecanismos que pueden alterar la salud de un individuo a lo largo de su vida. Por ello, un cuidado adecuado y una protección social, económica y psicosocial durante la niñez influirá positivamente en la salud de nuestros hijos cuando lleguen a adultos.

Las experiencias adversas durante la infancia, parámetro conocido como ACE (Adverse Childhood Experiences), se construye con datos sobre circunstancias familiares que pueden generar estrés en el niño. Estas vivencias negativas están relacionadas con un mayor desgaste fisiológico una vez alcanzada la edad adulta, como demuestran estudios como el publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). El vínculo entre traumas infantiles y problemas de salud posteriores se explican por tres vías: socioeconómica, comportamental y biológica. Los niños que han sufrido adversidades tienen en promedio en su vida adulta un nivel educativo y socioeconómico más bajo y a su vez son más propensos a adoptar comportamientos de riesgo para su salud. En resumen, podemos concluir que un ambiente psicosocial estresante para el niño guarda relación directa con peores datos de salud en las siguientes décadas de su vida.

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.