El estudio consistió en analizar imágenes del cerebro midiendo la inflamación, utilizando la tomografía por emisión de positrones (PET). El estudio tiene en cuenta tanto la duración de la depresión como si el paciente estaba o no en tratamiento.
Los resultados demostraron que las personas con depresión de larga duración, con períodos sin tratamiento, tienen una inflamación cerebral
mayor que aquellas que sufren una depresión de corta duración. Igualmente, aquellos que habían sufrido depresión de más larga duración presentaron mayores cambios estructurales del cerebro.
La investigación, también, demostró que si la depresión se trata a medida que avanza se disminuye la inflamación y la alteración estructural del cerebro. Y recomiendan por ello, que hay que actuar de manera rápida frente a la depresión para evitar que todos estos cambios se produzcan a nivel cerebral.
En opinión del Dr. Carbonell, este artículo basado en neuroimagen demuestra, una vez más, la importancia de que se trate la depresión como una seria enfermedad. Precisa de identificarla lo antes posible para poder tratarla de manera rápida.