Insomnio, ¿por qué no puedo dormir y los demás sí?

16 de noviembre de 2015

La dificultad para conciliar el sueño es un problema tan angustioso como frecuente. En una reciente encuesta realizada a más de 5.000 adultos por el consejo de Reino Unido, el 70% de los encuestados informó que dormían menos de siete horas por la noche, de los cuales una tercera parte sólo dormían cinco o seis horas. Esto supone menos de las horas recomendadas para adultos que oscilan entre 7 y 9 horas.

Cuando dormimos nuestro cerebro consolida lo aprendido al mismo tiempo que elimina aquello que es desechable, por lo que es imprescindible en los diferentes procesos intelectuales. La privación de sueño puede llegar a causar graves problemas, desde falta de concentración, confusión, irritabilidad, dificultades en el aprendizaje… hasta llegar a experimentar alucinaciones en casos extremos.

La razón por la que en ocasiones no podemos dormir, es porque tenemos la mente muy activa y damos vueltas a problemas de todo tipo, a veces hasta lo más insignificante puede convertirse en una obsesión en mitad de la noche. Lo que ocurre es que la adrenalina y el cortisol (hormona del estrés) nos ponen en modo hipervigilante e inquieto, buscando soluciones para el innumerable listado de preocupaciones que van surgiendo.

Por otra parte, tenemos que tener en cuenta que la mente requiere una transición de la vigilia al sueño, es decir no siempre tenemos que esperar a dormirnos al instante. Por ello, es aconsejable que vayamos preparándonos unas horas antes de acostarnos, realizando actividades relajantes y ambientando nuestro entorno con luz tenue y sin exceso de ruido. La luz brillante que emiten las pantallas del móvil, ordenador etc. puede influir en la actividad de la melatonina, la hormona que regula nuestro sueño y que es modulada por la luz exterior. La música relajante y las técnicas de respiración diafragmática también pueden ayudar a desactivarnos.

La alimentación es otro factor que también puede influir de manera importante en nuestro sueño. En nuestro artículo “Comer bien para dormir mejor” se explica más detalladamente la relación entre alimentación y sueño.

Si aun siguiendo estas pautas, no conseguimos tener un sueño reparador, no debemos ignorarlo y pedir ayuda a un profesional de la salud mental.

 

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