Integración de los enfermos mentales en el mundo laboral

29 de junio de 2015

El 85% de las personas con trastorno mental no está trabajando y la mayoría  ya no busca empleo porque  anticipa que nadie les va a contratar.

La organización Obertament propone dar la cara y hablar libremente de esta condición y de las dificultades que acarrea en todos los planos de la vida y particularmente en el laboral. Los especialistas animan a los afectados a hablar de ello y normalizar una situación muy común en nuestra sociedad, pues uno de cada cuatro ciudadanos sufre algún tipo de enfermedad mental en algún momento de su vida .

Se debe animar a los afectados a buscar trabajo comprendiendo el grado de dificultad añadido que supone. Si a cualquiera le produce cierta angustia y nerviosismo enfrentarse a una entrevista de trabajo, cuando posees una condición cuyo estigma sigue vigente, el reto se presenta mayor. Aun así, los especialistas recomiendan que en la entrevista se reconozca el trastorno mental de entrada, sin engañar pero enfatizando las propias fortalezas . Por ejemplo, explicando que se lleva mucho tiempo con la enfermedad bajo control -si es el caso- .

Muchos testimonios informan de los beneficios de abrirse y revelar su trastorno. Hablan del alivio que supone, del peso que se quitan de encima y del enriquecimiento personal que les aporta. Desgraciadamente, no siempre es así, y los prejuicios  de algunos siguen fomentando la discriminación.

Una formidable iniciativa es la que han tomado algunos afectados, acudiendo a  institutos para  instruir  a los más jóvenes sobre este tema. Concienciar a la sociedad es necesario para minimizar el estigma, así como reducir el impacto de los  que padezcan un brote por primera vez.  El choque emocional que supone debutar con un trastorno mental en la adolescencia, se verá  reducido si el afectado entiende lo que le sucede y conoce los pasos a seguir .  Además, aportar información sobre la enfermedad, ayudará a que los alumnos se conciencien  sobre la necesidad de apoyo que requieren los afectados  y  sobre que nadie está exento de poder padecer un trastorno en algún momento de sus vidas.

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.