La influencia del temperamento en la edad adulta.

21 de mayo de 2020
El temperamento se puede definir como la forma en que las personas responden emocional y conductualmente a la situaciones cotidianas. 

Un estudio, publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”, analizó como el temperamento en la infancia influye en cómo será nuestra vida de adultos. Los resultados indicaron que aquellos adolescentes sensibles a cometer errores tienen un mayor riesgo de padecer ansiedad y depresión de adultos. Por lo tanto, las conclusiones fueron que el temperamento infantil sí tiene un impacto en la edad adulta. 

En esta investigación, se observó un tipo de temperamento, conocido como inhibición del comportamiento (IC). Se caracteriza por tener una conducta cautelosa, con miedo y utilizando la evitación, tanto hacia personas, objetos y situaciones desconocidas. Los niños que tienen este temperamento, tienen un mayor probabilidad de desarrollar dificultades para socializarse, incluso ansiedad. 

Otro estudio, sobre este tema, fue realizado por investigadores de la Universidad de Maryland. Observaron a sus participantes cuándo tenían 14 meses, 15 años y 26 años. Los resultados fueron que aquellos niños con IC a los 14 meses, a los 26 años presentaban una personalidad reservada y menos relaciones sociales. Este estudio destaca cómo el temperamento infantil dura a lo largo de la vida de una persona. 

Aunque las conclusiones de ambos estudios coinciden, se debe seguir investigando en este tema. Pero, de todas formas, debemos de prestar atención al comportamiento de los más pequeños y si observamos que necesita ayuda debemos acudir a profesionales de la salud mental para que les proporcione las herramientas necesarias y así evitar ciertos problemas cuando sean adultos.

En opinión del Dr. Carbonell, una intervención temprana cuando aparecen estos síntomas pueden mejorar de una manera significativa la adaptación y el desarrollo de una persona más sociable en la edad adulta. 

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.