Las adversidades en la infancia y el riesgo de suicidio

30 de junio de 2017

El impacto que generan en los adultos las experiencias adversas durante la infancia es algo conocido desde hace tiempo. Pero ¿hasta que nivel puede llegar? Según el artículo Childhood adversity and r isk of suicide publicado en la revista de investigación Brithish medical Journal dichas experiencias se asocian con el riesgo de suicidio durante la adolescencia y las primeras etapas del adulto.

Los datos de esta investigación apuntan a que los sucesos relacionados con el día a día familiar, tales como no tener una residencia estable, la separación de los padres o el fallecimiento de uno de ellos, tienen una gran repercusión en el riesgo de suicidio que desarrollará la persona al llegar a la edad adulta. Pero eso no sólo guarda relación con someternos a un entorno familiar inestable o cambiante, sino también con las características de los miembros de dicho entorno. Así pues, determinadas conductas y características psicológicas de los padres, incrementan el riesgo de suicidio. Entre ellas podemos destacar el abuso de sustancias por parte de los padres y el que estos padezcan una enfermedad psiquiátrica.

Es especialmente llamativo el efecto acumulativo de este tipo de circunstancias. De esta manera, si el niño vive con más de una de estas circunstancias, el riesgo de suicidio puede llegar a duplicarse.

Según el Dr. Carbonell es importante tener en cuenta que los niños están en constante evolución y es preciso tener en cuenta que los factores adversos tienen un impacto muy significativo sobre su salud mental llegando a duplicar el riesgo de suicidio cuando llegan a adultos. Esto pone de relieve lo importe que es realizar una intervención temprana identificando y buscando soluciones a aquellas circunstancias que puedan afectar al niño.

Por Instituto Carbonell 14 de octubre de 2025
Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo.  En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.
Por Instituto Carbonell 5 de octubre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.
Por Instituto Carbonell 4 de octubre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.