Los Porqués del adolescente

21 de febrero de 2017

Diferentes expertos en adolescencia explican en un artículo publicado en La Vanguardia sus puntos de vista sobre el motivo de los típicos comportamientos que se dan durante esta etapa.

¿Por qué quieren dormir hasta tarde?

Núria Curell, pediatra y responsable de la unidad de adolescentes de USP Dexeus, explica que el reloj del sueño se retrasa en la adolescencia. Hay estudios que prueban que la melatonina, la hormona que induce el sueño, se segrega cada vez más tarde a partir de la pubertad y por eso muchos chavales tienen problemas para conciliar el sueño si se van pronto a la cama.

También influyen factores medioambientales. Es frecuente que los adolescentes pasen muchas horas ante el ordenador y las videoconsolas, con luz artificial, y eso disminuye la cantidad de melatonina segregada, así que no sienten la necesidad de ir a dormir.

¿Por qué comen de forma impulsiva o a deshoras?

La doctora Curell explica que en la adolescencia se realiza aproximadamente el 25% del crecimiento total –con estirones de 8-12 centímetros al año en la etapa puberal– y se gana el 40% o 50% del peso definitivo. “Hay un incremento muy importante de la masa corporal en esa etapa; los chicos duplican su masa muscular y las chicas su tejido adiposo, así que aumentan sus necesidades energéticas y es normal que tengan mucho más apetito”, comenta. De media, las chicas pasan de necesitar 2.071 calorías a los 9-13 años, a requerir más de 2.300 a los 14-18, y los chicos de 2.200, a más de 3.100. “Tienen hambre y el cuerpo les pide energía, hidratos de carbono y azúcar, y se inflan de cereales y cosas así”, señala. Y es esa gran necesidad de energía la que provoca que estén queriendo comer casi constantemente.

¿Por qué son tan impulsivos e impacientes?

El catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, Manuel J. Castillo,
vincula la impulsividad de los adolescentes con sus alteraciones hormonales, que les hacen más arriesgados, con menor capacidad para prever las consecuencias de sus acciones. Explica que los mayores niveles de testosterona y estrógenos favorecen la liberación de dopamina, un neurotransmisor implicado en la pulsión por la recompensa que provoca que el adolescente se decante por la ganancia inmediata y no esté dispuesto a esperar para conseguir lo que desea aunque esperando que la recompensa fuera mayor. “A esa edad, lo que quieren lo quieren ahora mismo, y luchan por ello, por eso discuten tanto con los padres”, comenta Castillo. Y añade que en las resonancias se observa que las áreas cerebrales que modulan los impulsos y permiten no hacer lo que apetece en cada momento en los adolescentes se activan más si hay recompensa. “Tú le dices a un chaval de 14 años ‘ordena tu cuarto’ y no se activan las áreas cerebrales para hacerlo, así que no lo hace porque se le olvida; en cambio, si le dices ‘si ordenas tu cuarto puede venir tu amigo a casa’, como hay recompensa no se le olvida y lo hace”, ejemplifica.

El psicólogo y psicoanalista Mario Izcovich asegura que esta rebeldía, este negativismo hacia todo lo que tenga relación con los padres –sea ordenar la habitación, ducharse o hacer las tareas escolares–, es una forma de decir “aquí estoy yo”, porque construyen su personalidad por oposición y negación del otro.

¿Por qué tienen tantos altibajos?

Susana Cañamares, psicóloga de la unidad de adolescentes de USP Dexeus, asegura que estos altibajos tienen que ver con que el cerebro no madura de forma armónica ni al unísono. “Primero se desarrolla el sistema límbico, que es el que tiene que ver con las emociones, y después la corteza prefrontal, responsable del funcionamiento ejecutivo, el control, la autorregulación y la toma de decisiones; ese desequilibrio provoca que en los primeros años de la adolescencia los chavales tengan una emotividad muy alta, que vivan los problemas con mucha intensidad y tengan muy desarrollada la búsqueda de sensaciones, y que sean poco capaces de controlarlas o de planificarse y a veces incurran en conductas de riesgo”, explica. Castillo agrega que los cambios hormonales que experimentan también tienen que ver con esta mayor reactividad emocional, con que sean más sensibles a ser aceptados o rechazados, a sentir felicidad o tristeza, a pasar del amor al odio. “Son más sensibles a las emociones porque la dopamina, en exceso, crea inestabilidad y humor cambiante”, resume.

El psicólogo y psicoanalista Mario Izcovich vincula estos cambios de humor con el duelo que hace el adolescente por la pérdida de su infancia: “La adolescencia es el proceso para pasar de niño a adulto; el mundo del adulto atrae, resulta interesante, y por eso piden ser tratados como mayores; pero también tienen momentos de reivindicación infantil en los que echan de menos su infancia, su cuerpo de niños, sus juegos o su relación con los padres, y hacerse adultos les da miedo o les incomoda; de ahí sus contradicciones”.

¿Por qué cuestionan todo?

“Los adolescentes lo cuestionan todo porque en esa etapa se desarrolla su pensamiento abstracto y eso les da mucha más habilidad para argumentar y para pensar simbólicamente, y tienen una expresión verbal perfeccionada, así que se ven con argumentos para todo”, explica Susana Cañamares. Cabezuelo y Frontera subrayan que “la intensa activación cerebral hormonal hace que muchos adolescentes experimenten un aumento espectacular de su capacidad de aprendizaje, de crear, de tener ideas brillantes; pero su capacidad intelectual está muy influenciada por sus emociones, para bien y para mal, y sólo les interesa lo que les motiva o les gusta”.

Según el Dr. Carbonell, enfrentarse a estos cambios en la adolescencia de los hijos es un reto para los padres. Es importante que tengan en cuenta que los adolescentes son tan victimas como ellos de sus cambios. Hay que recordar que ser padre es suficientemente complicado y que para enfrentarse a situaciones complejas es mejor dejarse asesorar por un profesional de la salud mental.

Por Instituto Carbonell 9 de junio de 2025
El Dr. Carbonell explica que los líos amorosos suelen surgir con frecuencia en contextos específicos, especialmente durante los viajes. Aunque una persona pueda tener una relación estable, con planes de futuro y todo aparentemente en orden, al irse de viaje puede experimentar un cambio de perspectiva emocional. En ese entorno diferente, con la sensación de libertad y desconexión de la rutina, es común que aparezca alguien que parece encarnar una conexión única o idealizada. El Dr. Carbonell advierte que en estos escenarios se altera temporalmente la escala de valores, ya que se entra en un estado de disfrute y apertura, compartido también por la otra persona involucrada. Este ambiente artificial puede hacer que todo se sienta más intenso o mágico de lo que realmente es. Además, señala que la falta de sueño, el aumento de actividad social y la vulnerabilidad emocional del momento favorecen este tipo de situaciones. Por ello, el Dr. Carbonell recomienda precaución. Aunque estos encuentros pueden parecer emocionantes, al regresar a la vida cotidiana pueden tener consecuencias serias. Muchas veces, se pone en riesgo todo lo construido en una relación sólida por una experiencia breve pero intensa. Concluye subrayando la importancia de reflexionar antes de actuar, especialmente cuando lo que está en juego es el bienestar emocional propio y de los demás.
Por Instituto Carbonell 8 de junio de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda en esta ocasión una situación muy habitual en las relaciones humanas: convivir o interactuar con una persona que parece estar siempre enfadada . Esa persona que reacciona con irritabilidad, que siempre está a la defensiva, que parece no disfrutar de nada y que genera un ambiente tenso y agotador a su alrededor. Aunque muchas veces se interpreta simplemente como una cuestión de “mal carácter” o “mal genio”, el Dr. Carbonell nos invita a mirar más allá del síntoma visible (el enfado constante) y preguntarnos qué hay detrás de esa actitud. Porque muchas veces, ese enfado no es más que una expresión encubierta de sufrimiento emocional , de frustración, ansiedad o incluso tristeza profunda. Carbonell explica que la ira puede ser una de las máscaras de la depresión . En lugar de manifestarse con llanto o aislamiento, algunas personas canalizan su malestar a través del enojo constante, especialmente los hombres o quienes han aprendido a no expresar vulnerabilidad. La sociedad suele aceptar mejor el enfado que la tristeza, y por eso muchas personas lo utilizan inconscientemente como vía de escape. Además, esa irritabilidad constante puede ser señal de una sobrecarga emocional no gestionada , de traumas no resueltos, de insatisfacción personal o profesional, o de una sensación de vacío interno que no saben cómo manejar. En estos casos, el mal humor no es contra los demás, sino una lucha interna mal proyectada hacia fuera . Por otro lado, si tú eres quien se reconoce en ese enfado constante , Carbonell te anima a reflexionar con honestidad: ¿estás realmente enfadado con los demás, o contigo mismo? ¿Qué parte de tu vida no está funcionando como te gustaría? ¿Qué emociones estás evitando enfrentar? En resumen , estar siempre enfadado no es normal ni saludable. Puede ser un síntoma encubierto de un problema emocional mayor . Por eso, el Dr. José Carbonell insiste: no normalices el mal humor constante, ni en ti ni en quienes te rodean. Buscar ayuda y entender lo que hay debajo de ese enfado puede ser el primer paso para recuperar la calma, el equilibrio y una mejor calidad de vida.
Por Instituto Carbonell 7 de junio de 2025
 El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, nos ofrece una reflexión profunda y muy realista sobre cómo se puede pasar de tener una vida aparentemente estable y plena, a caer poco a poco en una depresión . Este proceso no siempre es brusco ni evidente: muchas veces ocurre de manera progresiva y silenciosa , casi imperceptible, hasta que los síntomas ya no se pueden ignorar. Carbonell describe con precisión cómo personas que están bien —que disfrutan de su día a día, que están estables en el trabajo, en la pareja, con sus hijos— pueden, de pronto, empezar a notar un cambio sutil pero constante : todo comienza a perder color, la vida se vuelve más gris , más plana, y desaparece la capacidad de disfrutar lo que antes generaba ilusión o bienestar. Entre los primeros signos de alarma que menciona están: Tristeza persistente sin una causa clara. Apagamiento emocional. Alteraciones del sueño (dificultad para conciliarlo o despertar anticipado). Pensamientos negativos más frecuentes. Pérdida de energía o motivación. Disminución del interés por actividades que antes eran gratificantes. Este deterioro emocional , aclara, no siempre responde a un solo evento traumático. A veces es el resultado de una acumulación de factores pequeños , no gestionados a tiempo, que terminan desgastando el bienestar mental. El Dr. Carbonell subraya una idea muy importante : “La vida con depresión es una vida hipotecada”. Es decir, no se vive plenamente, no se respira con libertad, no se puede planificar ni disfrutar. Es como tener el cuerpo en movimiento pero el alma detenida. Y lo más frustrante es que el entorno, muchas veces, no lo comprende . Frases como “pon de tu parte”, “anímate”, “tira para adelante” pueden resultar crueles cuando lo que la persona necesita es comprensión y tratamiento, no exigencias. Por eso, hace un llamado a estar atentos a los cambios internos . Si algo dentro de ti empieza a apagarse y tu calidad de vida se ve afectada, no lo normalices ni lo ignores . Reconocer esos signos a tiempo es clave. En conclusión , el Dr. Carbonell nos recuerda que la depresión no siempre llega con estruendo: a veces aparece como una sombra suave que se va extendiendo. Por eso, debemos vivir con atención emocional , pedir ayuda sin miedo y cuidar nuestro bienestar con la misma seriedad con la que cuidaríamos cualquier otra parte de nuestra salud.