Miedo a la soledad

27 de febrero de 2015

“Sin ti no soy nada”, “me estoy ahogando sin tu amor”, ” si tu no estás me falta el aire…” son sólo algunas de las frases que nos podemos encontrar en pegadizos estribillos de conocidas canciones que convierten el amor en una enfermiza dependencia emocional.

Parece ser que todavía no hemos terminado de incorporar en nuestra sociedad, la idea de que no tener pareja es una opción, no una desgracia. Estas ideas que se transmiten en canciones y que comparten muchas personas, son la base del miedo a la soledad y por tanto, de la dependencia emocional.

Cierto es que cuando la soledad no es una opción, sino más bien una imposición debida a una situación de ruptura o abandono, puede ser terriblemente dolorosa, pero eso no significa que no se pueda ser plenamente feliz de una manera independiente.

El peligro del miedo a la soledad es que puede llevarnos a no contemplar la ruptura de la relación aun en casos graves de desprecio y maltrato. Cuando el miedo surge de un historial sentimental de rupturas mal elaboradas, se puede mantener la relación a cualquier precio con tal de que no se repita una situación similar. No es necesario esperar a “desenamorarnos” para cortar la relación al igual que el toxicómano no debe esperar a que no tenga más ganas de consumir para dar el paso de “desengancharse”.

Aguantar la relación a cualquier precio o sentir un vacío existencial por no tener pareja son comportamientos que se basan en la idea irracional “es imposible ser feliz sin pareja”. Necesitamos los afectos en nuestra vida pero no es imprescindible tener pareja para ser feliz.

Trabajar la autoestima cambiando nuestro diálogo interno y hacerse amigo de la soledad son las claves de la superación de este miedo irracional. En palabras de Punset ” la felicidad es la ausencia de miedo”, la pareja puede aportarnos muchísimo, pero sólo uno mismo puede asentar las bases de su bienestar, para así poder disfrutar de todo lo que nos aporte la vida.

Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.
Por Instituto Carbonell 11 de diciembre de 2025
Desde InstitutoCarbonell , te recordamos los horarios que tendremos durante los días festivos. ¡Felices fiestas!
Por Instituto Carbonell 10 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que los altibajos forman parte natural de cualquier relación y que no existen parejas que vivan en un estado idílico permanente. Señala que, así como las personas tienen días buenos y malos, también las parejas atraviesan momentos de gran complicidad y otros de desconexión, ya sea por estrés, cansancio, desacuerdos o situaciones personales. Subraya que una relación sana no se basa en la perfección, sino en el trabajo diario: comunicación constante, comprensión de las necesidades del otro, mostrar amor y cariño, y estar atentos a evitar actitudes que puedan generar sentimiento de rechazo. Añade que la presión social por aparentar relaciones ideales —siempre felices, siempre en viajes, siempre perfectas— es irreal y perjudicial. El Dr. José Carbonell concluye que estas fluctuaciones no son fallos de la relación, sino parte de su esencia. El amor, el respeto y el apoyo mutuo se construyen día a día, especialmente en los momentos difíciles.