Miedo a la soledad

27 de febrero de 2015

“Sin ti no soy nada”, “me estoy ahogando sin tu amor”, ” si tu no estás me falta el aire…” son sólo algunas de las frases que nos podemos encontrar en pegadizos estribillos de conocidas canciones que convierten el amor en una enfermiza dependencia emocional.

Parece ser que todavía no hemos terminado de incorporar en nuestra sociedad, la idea de que no tener pareja es una opción, no una desgracia. Estas ideas que se transmiten en canciones y que comparten muchas personas, son la base del miedo a la soledad y por tanto, de la dependencia emocional.

Cierto es que cuando la soledad no es una opción, sino más bien una imposición debida a una situación de ruptura o abandono, puede ser terriblemente dolorosa, pero eso no significa que no se pueda ser plenamente feliz de una manera independiente.

El peligro del miedo a la soledad es que puede llevarnos a no contemplar la ruptura de la relación aun en casos graves de desprecio y maltrato. Cuando el miedo surge de un historial sentimental de rupturas mal elaboradas, se puede mantener la relación a cualquier precio con tal de que no se repita una situación similar. No es necesario esperar a “desenamorarnos” para cortar la relación al igual que el toxicómano no debe esperar a que no tenga más ganas de consumir para dar el paso de “desengancharse”.

Aguantar la relación a cualquier precio o sentir un vacío existencial por no tener pareja son comportamientos que se basan en la idea irracional “es imposible ser feliz sin pareja”. Necesitamos los afectos en nuestra vida pero no es imprescindible tener pareja para ser feliz.

Trabajar la autoestima cambiando nuestro diálogo interno y hacerse amigo de la soledad son las claves de la superación de este miedo irracional. En palabras de Punset ” la felicidad es la ausencia de miedo”, la pareja puede aportarnos muchísimo, pero sólo uno mismo puede asentar las bases de su bienestar, para así poder disfrutar de todo lo que nos aporte la vida.

Por Instituto Carbonell 11 de junio de 2025
El Dr. Carbonell aborda el fenómeno de la doble vida, un comportamiento que, aunque sorprendente, ha observado en numerosas ocasiones a lo largo de su experiencia clínica. Explica que existen personas que son capaces de mantener dos vidas paralelas —en ocasiones, incluso dos familias distintas— sin que una sepa de la existencia de la otra. Este tipo de comportamiento no siempre está asociado a perfiles extravagantes o fácilmente sospechosos; al contrario, muchas veces proviene de personas aparentemente normales, discretas y sencillas, lo que genera una gran sorpresa en quienes las rodean. El Dr. Carbonell subraya que su función como profesional no es juzgar, sino comprender y acompañar. No obstante, pone el foco en quienes sufren las consecuencias de estas dobles vidas: las víctimas, que pueden descubrir años después la existencia de otra familia, otros hijos, u otra vida completamente desconocida. A esas personas les recuerda que no tienen ninguna culpa de lo ocurrido y que la responsabilidad recae únicamente en quien eligió vivir con ocultamientos y engaños. En cuanto a las personas que llevan esa doble vida, muchas veces, cuando intentan justificar sus actos, reconocen que la situación se les fue de las manos. Afirman que no supieron cómo ponerle fin, ni a quién elegir, y que, finalmente, aprendieron a sostener ambas realidades simultáneamente, aunque ello implicara una gran carga emocional y, en muchos casos, daño colateral. En definitiva, el Dr. Carbonell confirma que sí, existen personas capaces de llevar una doble vida, pero lamentablemente, los que más sufren no son quienes la viven, sino quienes la descubren tarde y deben reconstruir su mundo emocional a partir de esa traición.
Por Instituto Carbonell 10 de junio de 2025
El Dr. Carbonell reflexiona sobre una situación común en las relaciones sociales: cuando dos personas cercanas, amigos o conocidos, presentan versiones diferentes de un mismo conflicto y nos piden que tomemos partido. Ante esta disyuntiva, subraya que ambas personas pueden tener razón desde su propia perspectiva, ya que cada uno interpreta la realidad a través de su experiencia emocional y subjetiva. El Dr. Carbonell aconseja no intervenir directamente ni posicionarse a favor de una de las partes. En cambio, propone escuchar con empatía a ambos, recordando que, muchas veces, lo único que buscan es ser comprendidos, más que tener razón. Tomar partido solo puede llevar a tensiones innecesarias, e incluso al deterioro de las relaciones con uno u otro amigo. Además, advierte que involucrarse en un conflicto ajeno, incluso si nos presentan pruebas como mensajes, vídeos o imágenes, puede colocarnos en una posición incómoda o comprometida. Al brindar apoyo a uno, es fácil que el otro se sienta traicionado o juzgado, algo que no es deseable si se quiere mantener una relación saludable con ambos. En conclusión, el Dr. Carbonell recomienda mantener una postura neutral y no dejarse arrastrar por dinámicas de confrontación entre terceros. Cada uno tiene su versión legítima de los hechos y no es nuestra responsabilidad resolver un conflicto que no nos pertenece.
Por Instituto Carbonell 9 de junio de 2025
El Dr. Carbonell explica que los líos amorosos suelen surgir con frecuencia en contextos específicos, especialmente durante los viajes. Aunque una persona pueda tener una relación estable, con planes de futuro y todo aparentemente en orden, al irse de viaje puede experimentar un cambio de perspectiva emocional. En ese entorno diferente, con la sensación de libertad y desconexión de la rutina, es común que aparezca alguien que parece encarnar una conexión única o idealizada. El Dr. Carbonell advierte que en estos escenarios se altera temporalmente la escala de valores, ya que se entra en un estado de disfrute y apertura, compartido también por la otra persona involucrada. Este ambiente artificial puede hacer que todo se sienta más intenso o mágico de lo que realmente es. Además, señala que la falta de sueño, el aumento de actividad social y la vulnerabilidad emocional del momento favorecen este tipo de situaciones. Por ello, el Dr. Carbonell recomienda precaución. Aunque estos encuentros pueden parecer emocionantes, al regresar a la vida cotidiana pueden tener consecuencias serias. Muchas veces, se pone en riesgo todo lo construido en una relación sólida por una experiencia breve pero intensa. Concluye subrayando la importancia de reflexionar antes de actuar, especialmente cuando lo que está en juego es el bienestar emocional propio y de los demás.