Soy caótico
El Dr. Carbonell aborda con empatía y realismo un rasgo con el que muchas personas se identifican: el caos personal. Si alguna vez te han dicho que eres desorganizado, que no llevas un orden claro en tu vida o que funcionas “a tu aire”, este mensaje es para ti. Como médico y psiquiatra, el Dr. Carbonell reconoce que no todas las personas tienen la misma relación con la estructura, la rutina o la planificación, y eso no necesariamente es algo malo.
En sus palabras, hay personas naturalmente muy organizadas, que llevan agendas, listas, horarios y que parecen tener todo bajo control. Pero también hay otras que, aun haciendo listas o intentando establecer rutinas, no logran cumplirlas porque su funcionamiento depende mucho del estado emocional o mental del momento. En este sentido, apunta una verdad sencilla pero poderosa: “cada persona tiene su ritmo”.
Retomando una frase que escuchó de un profesor, señala que el universo tiende al desorden, y las personas también. Hay quienes ordenan constantemente, pero sienten que el desorden siempre les gana la carrera. Eso no los convierte en fracasados, sino en personas con una forma distinta de gestionar el mundo. La clave, dice, no está en forzarse a ser alguien que no se es, sino en entender hasta qué punto ese caos afecta nuestra calidad de vida o la de los demás.
Para el Dr. Carbonell, ser caótico forma parte de la identidad de algunas personas, y no debe ser automáticamente visto como un defecto. Solo cuando ese caos genera sufrimiento —ya sea en lo personal, en lo familiar o en lo laboral— es cuando se debe poner atención y quizás trabajar en estrategias de mejora. Pero mientras no interfiera significativamente, no hay que obsesionarse con ser impecables.
Su mensaje final es un llamado a la autocompasión y a la aceptación personal. Es posible que con el tiempo se pueda aprender a mejorar ciertos hábitos, pero también es importante no vivir bajo una presión constante por cumplir con un ideal de orden. La vida no siempre es lineal ni perfecta, y ser un poco caótico no te hace menos válido, solo distinto.


