Nervios en el estómago
24 de junio de 2021
Nuestro aparato digestivo no sólo participa en la nutrición del ser humano, sino también tiene un papel importante en el contacto con las emociones. Las neuronas convierten a los intestinos en un órgano con doble función, una alimentaria y otra psicológica.
La mayoría de las personas, alguna vez ha sentido las emociones en el estómago, una especie de cosquilleo ante un evento agradable o una presión molesta ante situaciones estresantes. La sensación de “tengo un nudo en el estómago” no es más que la manifestación de una emoción al enfrentarnos algún recuerdo o experiencia. Muchas veces, esta sensación aparece antes que la expresión en palabras. Por ejemplo, nos sentimos estresados y nuestro cuerpo nos avisa con ruidos y movimientos en el estómago. Cuando estos síntomas comienzan a ser duraderos y molestos es cuando reflexionamos si tal vez nuestro estado de ánimo puede estar influyendo.
¿Y porque el aparato digestivo tiene este papel psicológico? En primer lugar, los seres humanos nacemos indefensos, necesitamos del cuidado de los otros para sobrevivir. Por esta razón se establece el vínculo con el cuidador, a través de la satisfacción de las necesidades primarias como la alimentación. Desde pequeños relacionamos la comida, el hecho de comer, con emociones agradables.
En segundo lugar, el aparato digestivo contiene alrededor de 100 millones de neuronas que forman un sistema nervioso, capaz de desarrollar neurotransmisores como la dopamina y la serotonina como hace nuestro cerebro. La serotonina regula la actividad intestinal y al mismo tiempo regula el estado de ánimo. Hay que tener en cuenta que el intestino y el cerebro se originan en la misma capa de células embrionarias.
Y por último, la influencia de la flora intestinal (conjunto de bacterias) que viven en nuestro aparato digestivo. Varios estudios, como el realizado por el equipo de Paul Forsythe de la Universidad de Canadá, han comprobado que cuando experimentamos niveles altos de estrés y ansiedad, nuestra flora intestinal se ve afectada, incluso llegando a provocar problemas digestivos que empeorarían la ansiedad.
En definitiva, el aparato digestivo puede llegar a influir en la regulación de nuestras emociones. Por eso, se recomienda en caso de tener sensaciones intestinales molestas, y haber descartado motivos biológicos, acudir a profesionales de la salud mental para poder trabajar qué elementos psicológicos pueden estar afectando (estrés, tristeza, enfado, pensamientos negativos, …).
En opinión del psiquiatra Dr. Carbonell, desde Palma, algunas de las formas más comunes de manifestarse la ansiedad o la depresión es a través del famoso “nudo en el estómago” o con la necesidad insaciable de comer. Por consiguiente, es muy importante reconocer los nervios en el estómago como posible parte de una cuadro clínico o enfermedad que requieran de un tratamiento específico. Por eso, en caso que esos nervios en el estómago duren más de lo normal, es recomendado acudir a profesionales de la salud mental.
Fuente: El País
Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo. En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.

El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.

El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.