Nomofobia: Adicción al Smartphone

18 de junio de 2015

El término nomofobia procede del anglicismo “no mobil phone phobia” y se refiere al malestar que  sienten algunas personas cuando se separan de su móvil o smartphone.

En un reciente estudio realizado en la Universidad Estatal de Iowa se observó una importante correlación entre la dependencia al móvil y una peor calidad en la comunicación familiar y  con amigos.

Otra investigación publicada en marzo de 2015 sugiere que el uso excesivo del Smartphone puede tener un impacto psicológico negativo , lo que obligo a los investigadores a asesorar a los fabricantes en incluir  etiquetas  de advertencia de que el producto puede ser adictivo. Así mismo, en 2013  se realizó otro estudio a 1100 adultos estadounidenses en el cual el 9% decía haber usado sus teléfonos móviles durante relaciones sexuales, el 35% durante una cena, el 55% durante la conducción, el 12% durante la ducha y  el 19% en una iglesia o lugar de culto.

A pesar de que la adicción al smartphone no está incluida en el principal manual de trastornos reconocidos oficialmente (DSM-V), algunos terapeutas se están empezando a especializar en el tratamiento de la nomofobia. La clave para saber si realmente existe un desorden, explican, es tener en cuenta la repercusión en la vida diaria. Si la dependencia a nuestro smartphone está afectando a nuestra vida social, a nuestro trabajo o rendimiento escolar, a nuestra relación de pareja… o cualquier otra área de nuestra vida, puede que estemos ante un problema de nomofobia.

La principal preocupación se centra en el aislamiento social al que puede conducir el abuso del móvil o internet en general. Esto sucede especialmente en muchos adolescentes que restringen su vida social al uso de este tipo de dispositivos, lo que resulta en una pérdida de habilidades sociales . Además la dependencia suele interferir en sus horarios, retrasando la hora de irse a dormir y afectando a su rendimiento escolar . No obstante este problema no solo afecta a niños o adolescentes ya que los adultos también tienden a utilizar el móvil para evitar el contacto directo en reuniones sociales. Los nomofóbicos, sean de la edad que sean suelen tener la necesidad de obtener respuestas inmediatas, de modo cuando no sucede así, repercute negativamente en su autoestima y seguridad en sí mismo.

APRENDER A DESCONECTAR

En primer lugar será necesario que la persona se conciencie de la dependencia que está sufriendo y la repercusión negativa que le está comportando en su vida cotidiana. A partir de ahí tendrá que tomar ciertas medidas para fomentar su autocontrol, como por ejemplo no utilizar el móvil durante comidas, cenas y reuniones sociales a menos que sea algo urgente, así como establecerse un horario coherente para su uso, es decir tomar la rutina de desconectar del móvil y del mundo una o dos horas antes de acostarse para evitar que interfiera con su sueño.  Será necesario también limitar la comprobación de mensajes entrantes cada vez a un intervalo de tiempo mayor, es decir, si normalmente estamos mirando nuestro smartphone cada 2 minutos, hacer un esfuerzo por mirarlo cada 15 minutos y cuando se haya conseguido, espaciarlo cada vez más hasta mirarlo no más de una vez por hora.

Por Instituto Carbonell 24 de abril de 2025
Aprender a no darlo todo – Estrategias para superar el perfeccionismo
Por Instituto Carbonell 24 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona en este mensaje sobre una de las trampas emocionales más comunes tras una ruptura o una gran discusión de pareja: quedarnos esperando . Muchas veces, después de que una relación se rompe, nace la esperanza de que tal vez todo vuelva a su cauce, de que la persona con la que compartíamos la vida reflexione, cambie y regrese. Nos aferramos a la idea de que lo que fue puede reconstruirse, de que ese proyecto de vida que diseñamos juntos aún puede tener sentido. Sin embargo, Carbonell advierte que esta espera nos paraliza y nos hace perder tiempo vital . Mientras deseamos que la otra persona reconsidere sus decisiones, dejamos de vivir el presente. Posponemos nuestra recuperación emocional, nuestras metas personales y, lo más grave, nuestra vida misma, esperando algo que tal vez nunca suceda. Además, el doctor señala que, muchas veces, la otra persona ya está en otra etapa , ha dado pasos hacia adelante e incluso puede haber pasado de un sentimiento de amor a indiferencia o rechazo. En cambio, quien espera se queda anclado a un pasado idealizado que ya no existe. Vivir de esa forma es hipotecar el futuro por una esperanza que no depende de nosotros. Por eso, el llamado es claro: deja de esperar . Centra tu atención en ti, en reconstruir tu autoestima, en recuperar tus proyectos, tu bienestar, tus ilusiones. Invierte en ti y en tu vida sin estar condicionado por lo que otra persona haga o deje de hacer. Solo así podrás avanzar, crecer y abrirte a nuevas experiencias que sí estén alineadas con tu presente y con tu valor.  Carbonell concluye animando a compartir experiencias sobre cómo cada uno ha gestionado este tipo de situaciones, reconociendo que sanar es un proceso individual pero más llevadero cuando se hace en comunidad y con consciencia.
Por Instituto Carbonell 23 de abril de 2025
El perfeccionismo te daña - no siempre hay que darlo todo