Pautas para dormir mejor en la cuarentena
15 de abril de 2020
Los problemas para conciliar el sueño están siendo habituales durante esta cuarentena, no solo para aquellas personas que ya los sufrían en condiciones normales, sino también para la mayoría de la gente. A estos problemas se les suma otros como el trabajo, el aislamiento, etc.
Dormir bien es un placer que, para algunos, es difícil conseguir. Los expertos recomiendan establecer rutinas que nos permitan tener una higiene del sueño adecuada. En esta situación es importante ser constante con estas rutinas.
Diego Redolar, neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya, explica que los motivos de esta falta de sueño pueden ser: la ansiedad que genera la situación de incertidumbre, y el cambio de rutina de nuestro día a día. Este cambio ha implicado una menor exposición a la luz solar, falta de movimiento físico y de interacción social, influyendo en nuestros ritmos biológicos, como el sueño.
Otra observación que explica Redolar, es que las personas tenemos las herramientas para acomodarnos a las condiciones actuales, pero a veces no sabemos cómo utilizarlas. Por ejemplo, aconseja poner el despertador, hacer la cama, quitarnos el pijama, … Todo esto son pequeñas acciones que actúan como señales para nuestro sistema nervioso.
Desde InstitutoCarbonell proponemos más consejos para dormir mejor
como:
- Tener el mayor tiempo posible luz natural en casa. Acostumbrarnos a salir al balcón o a asomarnos a la ventana.
- Hacer ejercicio físico, aunque sea andar por el pasillo.
- Mantener un orden en nuestro dormitorio.
- Ventilar los espacios de nuestra casa.
- Intentar utilizar nuestro dormitorio solo para dormir
- Evitar el uso de pantallas, especialmente móviles y tablets, antes de acostarnos. La luz de la pantalla envía señales de activación a nuestro cerebro.
- Se recomienda cenar al menos dos horas antes de acostarnos, y una cena ligera.
- Evitar el consumo de productos estimulantes (azúcar, café), ya que nos activan.
En el caso de continuar con problemas para dormir, incluso aplicando estas recomendaciones, aconsejamos acudir a profesionales de la salud mental para iniciar un tratamiento ajustado a nuestras necesidades.
En opinión del Dr. Carbonell, el confinamiento nos lleva a perder la estructura y los bioritmos habituales. Con estas pautas intentamos mantener una estructura que nos permita dormir bien hasta que podamos volver a una vida normal.

El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.

El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.

El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.

