Pesarse frecuentemente asociado a menor autoestima en mujeres jóvenes

30 de noviembre de 2015

Las adolescentes que se pesan a menudo pueden ser más propensas a tener problemas de salud mental, según un nuevo estudio.

Los investigadores encontraron que las niñas que se pesaban frecuentemente eran más propensas a padecer depresión, problemas de peso y problemas de autoestima.

“Los hallazgos de este estudio sugieren que para algunos adolescentes y adultos jóvenes, las estrategias de control de peso como pesarse pueden no ser beneficiosas para algunas personas” dijo Carly R. Pacanowski, de la Universidad de Minnesota en Minneapolis y autor principal del estudio.

El estudio tuvo una duración de 10 años en los que se realizó un seguimiento a 2000 adolescentes, la mayoría de los cuales eran mujeres. Ellos fueron encuestados, pesados y medidos en 1998, cuando estaban en la escuela secundaria y de nuevo en 2003 y 2008 ya en la transición a la vida adulta.

En general hubo pocas personas que declararon pesarse a menudo, pero en las mujeres cuya frecuencia de pesarse había aumentado con el paso del tiempo, también lo había hecho su preocupación por el peso y los síntomas de depresión que pueden ser predictores de trastornos alimentarios.

En los hombres cuya frecuencia de peso había aumentado, también lo había hecho su preocupación por el peso, pero no cambiaron otras variables psicológicas.

Los programas de prevención de obesidad deben evitar empeorar la insatisfacción corporal que ya tienen muchos adolescentes, teniendo en cuenta como puede afectar llevar un control frecuente del propio peso.

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Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo.  En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.
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