Como combatir el deseo por la comida no saludable
23 de noviembre de 2015
Los antojos de comida a veces son una advertencia del propio cuerpo por tener un deficiencia de cierto nutriente, pero más a menudo suelen tener una causa emocional como la ansiedad, la tristeza la soledad y el aburrimiento.
En FoxNews Health , Tanya Zuckerbrot nos da 5 simples pautas para controlar nuestros impulsos ante la comida.
- Mantener la comida basura fuera de la vista . Tome una comida o merienda saludable que incluya fibra y proteínas antes de hacer la compra, y tendrá menos tentación de hacer compras impulsivas no saludables. Si ya hay un hueco para estos alimentos en casa, colóquelos en los estantes más altos y deje a la vista la comida saludable.
- Tenga en cuenta los tiempos . Antes de caer en la tentación por una comida, pregúntese si tiene hambre. ¿Han pasado más de 3 horas desde la última comida? Si no es así, es poco probable que este experimentando hambre fisiológica y en su lugar está respondiendo a una emoción. ¿Esta cansado? La fatiga puede ser confundida con una necesidad de alimento para aumentar los niveles de energía. En su lugar tome una pequeña taza de café. La cafeína mejorará su estado de alerta y energía sin caer en el antojo. Pregúntese cómo se sentirá si se da un antojo. Si la culpa o la decepción le vienen a la cabeza, ese deseo es una emoción disfrazada, no es de verdad hambre.
- Hidrátese . Los síntomas de deshidratación son los mismos que los de bajo nivel de azúcar en sangre, lo que puede confundir a su cuerpo señalando la necesidad de comida cuando solo se necesita agua. Beber un vaso grande de agua refrescante antes de comer probablemente eliminará el antojo.
- Establecer la regla de 15 minutos . Cuando tenga un antojo, vaya a dar un paseo, llame a un amigo o familiar, escriba en un diario, cepíllese los dientes, lea una revista o libro, cualquier cosa que le lleve 15 minutos. Si el deseo aún persiste, tome tres bocados de lo que anhela y luego colóquelo fuera de su alcance.
- Escuche música alegre . La serotonina que es liberada por el cuerpo en respuesta al azúcar, provoca una sensación fugaz de felicidad. En lugar de depender del chocolate para la felicidad, ponga algunas melodías optimistas.
Saber que los sentimientos y emociones pueden afectar a los comportamientos alimentarios puede ayudarle a ahorrar cientos de calorías al día, y varios kilos al año.
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El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda un tema muy común pero pocas veces verbalizado con la crudeza que merece: la autoexigencia desmedida y el castigo constante hacia uno mismo . En su reflexión, nos muestra cómo muchas personas llegan a consulta cargando un discurso interior implacable: se critican, se juzgan, se sienten insuficientes, frustradas con su vida, su apariencia, sus logros… o más bien, la ausencia de estos según sus expectativas. Carbonell destaca cómo esta forma de pensar nos lleva a una percepción distorsionada , donde todo parece estar mal. La vida se siente vacía, gris, “sosa”, como él mismo dice. Uno empieza a dejar de valorar las pequeñas cosas que realmente hacen la diferencia: una comida compartida, una amistad sincera, el tiempo que alguien dedica a nosotros, el amor que otros nos dan incluso cuando nosotros mismos no nos sentimos dignos de recibirlo. Él insiste en que no se puede vivir bajo el látigo de la comparación constante con las imágenes idealizadas que vemos en redes sociales, ni con los estándares imposibles que nos imponemos como si tuviéramos que ser siempre la mejor versión de todo: la pareja perfecta, el amigo ideal, el profesional imparable. Esta presión solo nos conduce al agotamiento emocional y a la sensación de fracaso permanente. Lo más paradójico es que esa versión de ti que a veces desprecias... es la que otros aman, desean y valoran profundamente. No necesitas reinventarte todos los días ni ser espectacular para tener valor. A veces, simplemente estar, ya es suficiente. Vivir con más compasión, más ternura hacia uno mismo, es el punto de partida hacia una vida más plena y equilibrada. En conclusión, gira la tortilla mental , deja de narrarte en negativo y empieza a vivir desde el aprecio y no desde el juicio . Porque como dice el doctor: "Pensad que valéis muchísimo… y a vivir la vida."

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, plantea una verdad incómoda pero universal: todos mentimos en algún momento de nuestra vida , incluso cuando afirmamos lo contrario. Y al hacerlo, probablemente también estamos mintiendo. Según el doctor, mentir es un recurso humano , una herramienta que, aunque no siempre sea ética, muchas veces se utiliza como un atajo para evitar conflictos, suavizar una verdad dolorosa o simplemente para ahorrarse explicaciones. Lo interesante de su enfoque es que no condena moralmente la mentira , sino que la analiza desde una perspectiva realista. Las llamadas “mentirijillas” forman parte del tejido social cotidiano. Sin embargo, esto no exime de consecuencias . Carbonell advierte que hay dos grandes riesgos al mentir: el primero es que, si alguien te descubre, pierdes credibilidad y empiezan a verte como una persona poco confiable. El segundo es que, incluso cuando digas la verdad, la duda ya estará sembrada y será más difícil que los demás crean en tu versión de los hechos. Por eso, su recomendación es clara y sencilla: intenta tener una sola versión de la historia , que sea honesta y coherente. Esto no solo te protege de futuras contradicciones, sino que también refuerza tu integridad personal. Si alguien no te cree, eso ya no depende de ti. Pero si tú sabes que estás siendo claro y honesto, llevas las de ganar. Además, el Dr. Carbonell subraya que las explicaciones sinceras, aunque a veces incómodas, suelen ser más efectivas y respetadas que las mentiras piadosas. Decir la verdad no siempre garantiza una reacción positiva inmediata, pero sí construye relaciones más auténticas y duraderas a largo plazo. En resumen, mentir puede parecer fácil en el momento , pero a menudo complica más de lo que soluciona. La verdad, aunque incómoda, te libera. Por eso, en palabras del doctor, “mi recomendación es no dejar de reconocer las cosas, porque a la larga, la sinceridad siempre sale más rentable .”

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, lanza un mensaje directo y necesario: ir al psiquiatra no debería ser motivo de vergüenza ni de estigma . En pleno siglo XXI, aún existen personas que sienten miedo o pudor al decir que acuden a un profesional de la salud mental. Esto, según el doctor, es algo que necesitamos cambiar urgentemente. Carbonell explica que un psiquiatra es, ante todo, un médico , como cualquier otro especialista. La gran diferencia con el psicólogo es que el psiquiatra, además de abordar lo emocional, también evalúa el componente biológico y orgánico de los trastornos mentales. Esto incluye valorar si el paciente tiene otras enfermedades, está tomando medicación que pueda influir en su estado anímico, o si su salud mental afecta funciones como el sueño, el apetito o la energía, llegando incluso a requerir medicación. El propósito de este mensaje no es solo aclarar conceptos, sino también normalizar y visibilizar la importancia de acudir a un profesional cuando uno no se siente bien . Cuidar la salud mental no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad y amor propio. Así como vamos al dentista cuando tenemos un dolor de muelas, también debemos ir al psiquiatra o al psicólogo cuando sentimos que algo no está funcionando bien en nuestro mundo interno. El Dr. Carbonell invita a dejar atrás el estigma, a romper esa barrera cultural que durante tantos años nos ha impedido hablar abiertamente de nuestros malestares emocionales, y a reivindicar la salud mental como un pilar del bienestar integral . En sus palabras, "mantener una higiene mental es la consecuencia de un trabajo que vamos haciendo cada día". Este mensaje no solo va dirigido a quienes ya están en tratamiento, sino también a quienes aún dudan en dar el paso. Porque pedir ayuda es valiente , y porque hablar de salud mental es el primer paso para sanar y crecer.