Posible sobrediagnóstico del TDAH

23 de febrero de 2015

En nuestro país cada vez son más numerosos los casos de menores de seis años diagnosticados con el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) . Ante esta situación, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha alertado de la existencia de un posible sobrediagnóstico. La doctora Concha Bonet, presidenta la de Asociación Madrileña de Pediatría, afirma que “es difícil saber hasta qué punto muchos niños son “etiquetados” como pacientes de TDAH sin tener trastorno alguno y sin pruebas objetivas que lo definan”. Día a día es mayor el número de padres que acuden a las consultas con niños pequeños pensando que pueden padecer este desequilibrio y solicitando tratamiento farmacológico para abordarlo por el mero hecho de que en el colegio les digan que “son muy movidos y se aburren en clase”. En realidad, a estas edades tan tempranas en las que es habitual que los niños sean muy activos, resulta muy complicado determinar si dichos comportamientos forman parte de su manera de ser o responden ciertamente a un problema médico. La AEPap entiende que la falta de atención, la hiperactividad, los problemas de conducta y el mal rendimiento académico, sobre todo cuando se cronifican, generan cierta presión social. Esta presión en ocasiones provoca que el menor reciba un diagnóstico de TDAH o incluso tratamiento farmacológico antes de los siete años, cuando lo recomendable es hacerlo después. Sin duda este trastorno puede causar dificultades en la vida personal, académica y social del menor, pero no se puede asegurar si se debe al trastorno en sí o a la respuesta inadecuada que recibe el niño. Lo cierto es que, manejado adecuadamente, el TDAH tiene un pronóstico favorable es más del 70% de los casos. Y eso pasa por dar una mayor importancia a las terapias no farmacológicas centradas en la educación de los padres.

Por Instituto Carbonell 14 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que no existe una diferencia de edad perfecta en la pareja, porque lo verdaderamente determinante no son los años, sino la conexión emocional. Señala que en consulta ha visto parejas con grandes diferencias de edad —tanto hombres mayores con mujeres más jóvenes como a la inversa— que funcionan muy bien gracias a su complicidad, afinidad intelectual, intereses compartidos y energía similar. Destaca que ninguna edad garantiza que una relación vaya a durar, del mismo modo que tampoco lo hacen otros factores como la cultura, los hijos o los proyectos en común. Por ello, recomienda no dejarse influir por la opinión social y centrarse en lo que la relación aporta a quienes la viven. Concluye afirmando que, más allá de estadísticas o prejuicios, lo esencial es cómo cada pareja cuida su vínculo y afronta sus propias complejidades.
Por Instituto Carbonell 13 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que en la vida, y especialmente en el amor, no todo vale. Señala que aunque tengamos objetivos personales o afectivos, jamás debemos alcanzarlos a costa de manipular, engañar o pasar por encima de los sentimientos de los demás. Advierte que actuar sin límites éticos nos convierte en personas que buscan su propio placer o gratificación sin considerar el daño causado, y eso tiene consecuencias. Subraya que vivimos rodeados de personas con emociones reales, que confían en nuestras palabras y pueden sufrir si usamos esas palabras solo para obtener lo que queremos. Concluye recordando que, igual que no queremos que nos hagan daño, tampoco debemos causarlo: no todo vale y nuestras acciones siempre tienen impacto.
Por Instituto Carbonell 12 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.