Salud mental y salud cardiovascular

12 de diciembre de 2018

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad global y según datos de la OMS suponen alrededor del 30% de las muertes registradas en el mundo. Los factores que influyen en la probabilidad de padecer o no estas enfermedades son: la edad, el nivel educativo, padecer otras enfermedades, el índice de masa corporal, fumar tabaco y el consumo de alcohol.

Aún así, aparte de los factores más propiamente biológicos o referentes a hábitos de salud, también se han encontrado condiciones psicosociales que afectan al desarrollo y pronóstico de estas patologías.

Factores causales:

El estrés laboral, que se define como la combinación entre trabajar en algo que requiera mucho esfuerzo y sentir que el trabajo se te descontrola, también incrementa de forma notable el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular grave.

De hecho un estudio llevado a cabo por investigadores de la  Facultad de Salud y Bienestar de la Universidad de Jönköping  (Suecia), encontró un riesgo del  48% superior de padecer dolencias cardíacas en personas que tenían estrés laboral.

Factores que agravan el pronóstico:

1. Probabilidad de repetición del episodio cardiovascular:

Otras investigaciones, encontraron dos factores socioeconómicos que aumentaban la probabilidad de volver a tener un episodio cardiovascular en pacientes que ya habían tenido uno. Los pacientes divorciados tenían un riesgo 18% mayor de un evento recurrente que los pacientes casados.  Mientras que aquellos con niveles altos de educación tuvieron un 14% menos de riesgo de un evento recurrente que aquellos con niveles bajos de educación.

2. Probabilidad de muerte prematura:

Una vez que ya padecen la enfermedad, el hecho de sentirse solos,   hace que probabilidad de muerta prematura se duplique, en mujeres y que prácticamente alcance esta misma cifra en hombres. Hay que tener en cuenta que se trata del sentimiento de soledad, independientemente de si están o no solos en realidad. Además, la soledad también supone una peor salud mental y una peor calidad de vida en pacientes con enfermedad cardiovascular.

En opinión del Dr. Carbonell una vez más queda en evidencia en los estudios que la salud mental es determinante en la salud global de una persona . El llevar una buena higiene mental en estos estudios demuestran que tendrían un factor favorable en la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Por Instituto Carbonell 27 de julio de 2025
El Dr. José Carbonell desmonta un mito muy común: la creencia de que solo se debe acudir al psiquiatra o al psicólogo cuando uno está en una situación crítica o "muy mal". Desde su experiencia médica y psiquiátrica, insiste en que es un error esperar a tocar fondo para buscar ayuda profesional. La terapia no está reservada únicamente para casos graves; al contrario, puede ser una herramienta valiosa para mejorar muchos aspectos de la vida cotidiana. Explica que los profesionales de la salud mental pueden ayudar en temas tan diversos como el insomnio, la alimentación, la ansiedad, los cambios de humor, o la gestión emocional dentro del entorno laboral o familiar. También se trabaja en mejorar la calidad de las relaciones personales, ya sea con padres, pareja o colegas, y en aprender a estructurar mejor el día a día para vivir con más equilibrio y bienestar.  El Dr. Carbonell resalta que acudir a terapia en las etapas iniciales del malestar —antes de que los problemas se agraven— es mucho más efectivo. La intervención temprana facilita un abordaje más preventivo y menos traumático, y permite construir herramientas emocionales para enfrentar la vida con mayor solidez. Por ello, anima a dejar atrás prejuicios y a considerar la terapia como una forma natural y positiva de autocuidado.
Por Instituto Carbonell 26 de julio de 2025
El Dr. José Carbonell ofrece pautas sencillas pero muy eficaces para gestionar el estrés cotidiano, partiendo de una idea central: la organización es clave. En primer lugar, recomienda planificar el día siguiente con antelación, identificando de forma clara no solo las tareas y obligaciones, sino también los momentos destinados específicamente al descanso. Este equilibrio es esencial, ya que el estrés no solo proviene del exceso de trabajo, sino también de la falta de pausas bien estructuradas. Explica que la atención y la concentración humanas tienen un límite natural, por lo que sugiere trabajar en bloques de aproximadamente 45 minutos, seguidos de descansos breves de unos 15 minutos. Además, destaca la importancia de incorporar pausas más largas a lo largo del día: una por la mañana, otra al mediodía y otra en la tarde o noche.  El Dr. Carbonell subraya un punto esencial: la verdadera productividad no depende únicamente del número de horas trabajadas, sino de la calidad del descanso que se intercala entre las tareas. Por ello, invita a estructurar los días de manera consciente, dándole el mismo valor al tiempo productivo que al tiempo de recuperación mental y física. Esta estrategia, afirma, es una de las formas más efectivas de prevenir y manejar el estrés de forma saludable.
Por Instituto Carbonell 25 de julio de 2025
El Dr. José Carbonell lanza un mensaje claro y directo: "No pienses tanto, no le des vueltas a las cosas". Desde su experiencia como médico y psiquiatra, comparte que muchas personas llegan a su consulta atrapadas en un patrón de pensamiento excesivo y rumiativo, donde dudan constantemente de sí mismas, cuestionan si lo que piensan está bien o mal, o viven pendientes de lo que los demás puedan estar opinando sobre ellas. Explica que esta sobrecarga mental puede convertirse en una especie de bola creciente, difícil de detener, y que acaba afectando seriamente la estabilidad emocional. Muchas veces, añade, quienes sufren este tipo de pensamiento repetitivo ni siquiera reconocen que necesitan ayuda, y acaban atrapados en un ciclo que los lleva, una y otra vez, al mismo punto de partida: ansiedad, estrés, incertidumbre y malestar emocional. El Dr. Carbonell insiste en que es fundamental aprender a manejar el estrés, la ansiedad y, sobre todo, los propios pensamientos. Si uno puede establecer límites mentales y aplicar pautas de autorregulación por su cuenta, eso es positivo. Pero si este pensamiento excesivo —o overthinking— comienza a interferir con la vida diaria, impidiendo el descanso, la concentración o el bienestar general, es necesario acudir a un profesional.  Buscar ayuda no es señal de debilidad, sino una manera responsable y valiente de recuperar el equilibrio mental y aprender herramientas eficaces para gestionar lo que ocurre en la mente.