¿Te ha mentido?
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona sobre un tema delicado pero común en cualquier tipo de relación: la mentira. Cuando descubres o sospechas que alguien te ha mentido, especialmente una persona cercana como una pareja, un amigo o un familiar, es natural que surjan dudas, inseguridad y desconfianza. Pero el Dr. Carbonell sugiere abordar esta situación con cabeza fría y perspectiva.
No todas las mentiras son iguales, ni todas tienen la misma intención ni el mismo impacto. Hay mentiras puntuales que pueden surgir por múltiples razones: para evitar un conflicto, por vergüenza, por miedo o incluso por considerar que ciertos detalles no son importantes. Estas pequeñas omisiones o versiones acortadas de la realidad no siempre son señales de manipulación o falta de amor.
El doctor enfatiza que una mentira puntual no define a una persona como mentirosa. En vez de caer rápidamente en la desconfianza o en el resentimiento, la mejor vía es la confrontación serena y directa: hablar con la persona, expresar lo que has notado o sentido, y tratar de entender el porqué. A veces, con una buena conversación, se puede desactivar un conflicto mayor y aclarar una situación malinterpretada.
Ahora bien, la situación cambia si la mentira es reiterada, si notas que tu vínculo se ha convertido en un juego constante de adivinanzas donde nunca sabes si lo que te dicen es cierto. Si esa persona te lleva a vivir en la sospecha, en la duda o en la ansiedad frecuente, ya no se trata de una mentira aislada, sino de un patrón. Y en ese caso, dice el Dr. Carbonell, es completamente legítimo plantearte si esa relación te compensa emocionalmente.
También pone sobre la mesa una reflexión importante: todos, en algún momento de la vida, hemos dicho alguna mentira. No con esto justifica la falta de honestidad, sino que nos invita a no idealizar a nadie, ni a reaccionar de forma desproporcionada ante un error aislado.
El mensaje es claro: la confianza es fundamental, pero también lo es la comprensión. Y cuando una mentira te duele, no la guardes en silencio: exprésala, analiza, y decide con madurez qué hacer a partir de ahí.


