Trastorno afectivo estacional o depresión de otoño

5 de octubre de 2015

Con la llegada del otoño no son pocos los que dicen sentir un bajón en el estado de ánimo, mayor sensibilidad y algo menos de energía. Pero, ¿es debido a la vuelta a la rutina, a la reducción del tiempo dedicado al ocio, al clima o una mezcla de todo ello?

Estudios realizados en Inglaterra en la década de los 90, revelaron que el 90% de las personas experimentan cambios sutiles en el estado de ánimo, energía y sueño con el cambio de estación. Es lo que se conoce como Trastorno Afectivo Estacional (TAE) y se refiere a los síntomas asociados a los cambios de luz y clima.

El Dr. Antoni Bulbena, catedrático, director del Instituto de Neuropsiquiatría y adicciones del Hospital del Mar de Barcelona, explica como las variaciones atmosféricas nos producen alteraciones físicas y mentales. “ Algunas están ligadas a la luz, un importante regulador del organismo. También a los cambios meteorológicos como la lluvia o el viento, la estacionalidad y la contaminación. Los cuatro factores están bastante entremezclados

El cambio más notorio es el referente al menor tiempo de luz solar, factor clave para la producción de determinadas hormonas, especialmente la melatonina . Esta se produce en mayor medida en las horas de menos luz por lo tanto es la responsable de que en esta época del año más oscura, tengamos más sueño . Este hecho también influye en otros factores como tener más hambre, frio y un ánimo posiblemente más decaído.

Por otra parte, diversas investigaciones han demostrado la asociación entre menor exposición a la luz solar y menor producción de la “hormona del humor”, la serotonina . “Los cambios de luz generan letargia, lentitud, espesura. Como cuando dormimos de más y el cuerpo se ralentiza” , explica el Dr. Bulbena.

Aun cuando el cambio de estación puede producir una alteración en nuestra capacidad funcional de manera significativa, hay que tener en cuenta que el otoño también es época de gran incidencia de depresiones. Por lo tanto, es importante valorar la intensidad de los síntomas y el impacto sobre nuestros hábitos cotidianos para considerar el solicitar ayuda profesional.

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El Dr. José Carbonell explica que cuando una relación no fluye de manera natural —ya sea con amistades del pasado, con una expareja, con hijos o con los propios padres— forzarla solo genera desgaste y tensiones innecesarias. Señala que es legítimo intentar recuperar la cordialidad, pero también es esencial reconocer el punto en el que el esfuerzo deja de ser sano y empieza a perjudicar nuestro bienestar. Añade que no debemos supeditar nuestra vida al deseo de obtener perdón o restaurar algo que no avanza por sí solo. Concluye que, si las cosas fluyen, adelante; pero si no, no vale la pena sacrificar la salud emocional intentando que funcione lo que no está preparado para funcionar.
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Desde InstitutoCarbonell , te recordamos los horarios que tendremos durante los días festivos. ¡Felices fiestas!
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El Dr. José Carbonell explica que los altibajos forman parte natural de cualquier relación y que no existen parejas que vivan en un estado idílico permanente. Señala que, así como las personas tienen días buenos y malos, también las parejas atraviesan momentos de gran complicidad y otros de desconexión, ya sea por estrés, cansancio, desacuerdos o situaciones personales. Subraya que una relación sana no se basa en la perfección, sino en el trabajo diario: comunicación constante, comprensión de las necesidades del otro, mostrar amor y cariño, y estar atentos a evitar actitudes que puedan generar sentimiento de rechazo. Añade que la presión social por aparentar relaciones ideales —siempre felices, siempre en viajes, siempre perfectas— es irreal y perjudicial. El Dr. José Carbonell concluye que estas fluctuaciones no son fallos de la relación, sino parte de su esencia. El amor, el respeto y el apoyo mutuo se construyen día a día, especialmente en los momentos difíciles.