10 maneras de pensar que te deprimen
A la mente humana le encanta ser negativa, es la manera que tenemos de mantenernos alerta ante el peligro. A veces nos dejamos llevar por pensamientos poco realistas sin darnos cuenta. Distorsionamos la realidad y ello conlleva consecuencias negativas pudiéndonos conducir a la depresión, la ansiedad, la baja autoestima, conflictos en las relaciones o consumo de drogas.
Aaron T. Beck, fue el psiquiatra que identificó estos mensajes negativos no realistas a los que bautizó como distorsiones cognitivas. Lo que descubrió es que aquello que nos decimos a nosotros mismos afecta a nuestro estado de ánimo y comportamiento, y que podemos aprender a identificar dichas distorsiones para superarlas.
Se han identificado una gran variedad de distorsiones, pero estas son las más comunes:
- Pensamiento todo o nada : Se trata de ver el mundo blanco-o-negro sin contemplar términos medios. Si algo no sale perfecto, lo vemos todo como un completo fracaso.
- Sobregeneralización : Sacamos una conclusión negativa de un hecho aislado y anticipamos el mismo desenlace ante circunstancias similares. Por ejemplo, ante una ruptura de pareja decirnos que nunca lograremos estar con nadie.
- Filtraje : Nos centramos en lo negativo, contaminando así lo positivo. Si conseguimos un ascenso en el trabajo, rápida y exclusivamente nos centramos en el aumento de la carga laboral.
- Descalificación de lo positivo : Transformamos las cosas positivas que nos rodean en neutras o negativas. Al hacernos una alabanza encontramos rápidamente la razón por la cual no nos la merecemos.
- Conclusiones apresuradas : Dentro de esta tendencia de pensamiento encontramos dos variantes:
Lectura de mente : Creemos que sabemos lo que piensan los demás de nosotros y el porqué se comportan como lo hacen. Cuando un amigo no nos contesta a un mensaje, en lugar de suponer que no ha tenido tiempo, nos preguntamos directamente que hemos hecho para ofenderlo.
Error del adivino : Se mira al futuro con pesimismo. Sabemos que la presentación nos va a ir mal o que nunca le vamos a gustar a nadie.
- Magnificación y minimización : En la magnificación exageramos la importancia de las cosas hasta el punto de catástrofe. Por ejemplo, pensar que nuestra tos debe significar un cáncer. En la minimización, quitamos importancia a los aspectos positivos incluyendo cualidades y logros.
- Razonamiento emocional : Creemos que las emociones negativas que sentimos reflejan la realidad. “Me siento inútil, por lo tanto soy inútil”.
- Afirmaciones “debería” : Aplicamos reglas rígidas sobre nuestras obligaciones o las de los demás. “ Debería casarme antes de los 30”. “Los demás deben actuar de tal forma” Si no se cumplen estas creencias rígidas nos sentimos culpables y si los demás no están a la altura nos sentimos frustrados.
- Etiquetación : Vemos a los demás o nosotros mismos con criterios generales ignorando otros aspectos importantes de la forma de ser. Nos etiquetamos de fracasados en lugar de decirnos que solo hemos cometido un error.
- Personalización : Nos hacemos responsables de las acciones de los demás o nos atribuimos fenómenos sin una base para tal conexión “ Mi hijo ha suspendido por mi culpa…” “ Seguro que ese comentario lo dice por mi…”
El poder identificar las formas de pensamiento que nos deprimen nos ha permitido desarrollar una terapia de modificación de pensamientos negativos que a fecha de hoy ha demostrado ser eficaz y a la que llamamos reestructuración cognitiva.
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