El consumo de metanfetaminas aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares mortales.

15 de diciembre de 2017

Tal como indica el artículo “ La gente joven se enfrenta a un riesgo de derrame por el consumo de metanfetamina” publicado por Rachael Rettne en el Fox News en agosto del 2017, los jóvenes que consumen metanfetaminas tienen más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.

Estudios previos, ya indicaban la relación entre el consumo de metanfetamina y los derrames cerebrales. En este estudio se ha visto que no solo hay una gran asociación entre ambos sucesos, sino que además, los derrames en gente joven consumidora de metanfetaminas tienden a ser mas mortales que los derrames en gente joven en general.

Estos hallazgos son especialmente preocupantes, debido el aumento del consumo de metanfetamina a nivel mundial. Los estudios indican que con el aumento del consumo de metanfetamina, hay también un gran aumento de enfermedades y dolencias asociadas, especialmente en gente joven. De hecho, es probable que el aumento del consumo de metanfetaminas esté contribuyendo al aumento de las ratios de problemas cerebrovascular ( que incluye el derrame y la embolia) en la población joven, producido en las últimas décadas.

En este estudio, los investigadores analizaron información de 77 casos anteriores sobre la relación entre el uso de metanfetamina y el derrame cerebral en personas de menos de 45 años. Estos datos incluyen tanto información de datos individuales como grupales de personas consumidoras de metanfetamina, además de información de otros grupos que consumían drogas ilegales o que habían tenido un problema cerebrovascular.

Los estudios indican que hay una relación entre el consumo de metanfetamina y los accidentes cerebrovasculares, especialmente derrames. Por ejemplo, un estudio de mas de 3 millones de pacientes tratados en hospitales de Texas, encontraron que la gente joven que consumía anfetaminas de forma abusiva ( incluyendo las metanfetaminas) tenían una probabilidad 5 veces mayor de sufrir un derrame cerebral, en comparación con la gente joven que no consumía este tipo de drogas.

Por otra parte, se llevó a cabo una revisión de 98 casos de personas jóvenes que tuvieron un accidente cerebrovascular y consumían metanfetamina. De estos accidentes cerebrovasculares, un 80% eran causados por un derrame. Esta cifra es mucho mas alta que la ratio de derrames en la población normal, que oscila entre el 40 y el 50%.

El consumo de metanfetaminas no solo aumenta la probabilidad, sino que genera un cuadro mas grave. Alrededor de un 33% de las personas jóvenes consumidoras de metanfetamina que tuvieron un derrame fallecieron. Esta cifra es muy superior a la de las muertes en gente joven que ha sufrido un accidente cerebrovascular, que se sitúa alrededor del 3%.

Tanto la gente joven que consume metanfetaminas, como los médicos que los traten, deben estar atentos al aumento del riesgo de accidentes cerebrovasculares. Los consumidores deberían estar al tanto de las señales tempranas de accidente cerebrovascular. Algunos, pueden experimentar síntomas como el dolor de cabeza, dificultades en el lenguaje y el discurso y problemas de visión, o síntomas similares.

Según el Dr. Carbonell, cada vez somos mas conscientes del impacto a corto, medio y largo plazo, del consumo de drogas. Todo esfuerzo enfocado a la prevención o tratamiento es esencial. En este artículo queda claramente reflejado el incremento de accidentes cerebrovasculares graves en población joven.

Por Instituto Carbonell 18 de septiembre de 2025
La adolescencia siempre ha sido una etapa de cambios intensos: el cuerpo se transforma, las emociones se vuelven más intensas y las relaciones sociales adquieren un papel central. Hoy, a todo esto se suma un nuevo escenario: internet, los móviles y las redes sociales. Herramientas que abren puertas al aprendizaje, la comunicación y el entretenimiento, pero que también pueden convertirse en un riesgo si se usan sin control. Tal como explica Echeburúa, E. en el artículo, las pantallas en sí mismas no generan adicción. Lo problemático surge cuando se convierten en la vía principal de gratificación, facilitando conductas dependientes como el uso excesivo de redes sociales, los videojuegos, las apuestas online o incluso las compras compulsivas. Estas dinámicas pueden derivar en problemas emocionales y de salud, como ansiedad, depresión, insomnio, dificultades de concentración o baja autoestima. También aumentan la exposición a situaciones como el ciberacoso, la pérdida de intimidad o el acceso a contenidos inadecuados. Algunas señales de alarma que conviene no pasar por alto son: Conexión prolongada y sin control. Irritabilidad al no poder usar el móvil. Mentiras sobre el tiempo o el contenido de uso. Multitarea constante con el dispositivo. Bajo rendimiento académico. Distanciamiento de la familia y amistades. Alteraciones del sueño.  En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, detectar a tiempo estas señales y acompañar con límites claros, apoyo emocional y coherencia en el ejemplo es clave para que los adolescentes aprendan a relacionarse con la tecnología de una forma equilibrada y saludable.
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Hoy en día, ligar por aplicaciones puede ser emocionante, pero también muy desgastante. Surgen comportamientos como: Ghosting: alguien desaparece sin dar explicaciones. Breadcrumbing: te dan “migajas” de atención para que no pierdas el interés, pero nunca se comprometen. Zombieing: después de desaparecer, vuelven como si nada. Tal como indica Mouzo, J. en el artículo, estas conductas afectan directamente la salud emocional: Impacto en la autoestima: cuando alguien te ignora o te deja en incertidumbre, es fácil interpretarlo como un rechazo personal, lo que puede generar inseguridad y autocrítica. Soledad y ansiedad: recibir señales confusas o intermitentes hace que la persona quede atrapada en la expectativa, aumentando la sensación de vacío y frustración. Confusión y falta de cierre: en el caso del ghosting, el no tener una explicación deja a la persona sin la posibilidad de entender qué pasó, lo que puede vivirse como una especie de “duelo sin respuestas”. Patrones de apego: muchos de estos comportamientos se relacionan con estilos de apego inseguros. Por ejemplo, el breadcrumbing puede estar ligado a la necesidad de atención constante sin saber manejar la intimidad real. A nivel colectivo, la dinámica de las aplicaciones refuerza la superficialidad y la idea de que siempre hay más opciones, lo que facilita vínculos rápidos pero frágiles. Esto genera lo que algunos psicólogos llaman “microdecepciones constantes”: pequeñas frustraciones que, acumuladas, pueden llevar al cansancio emocional y a la desconfianza en nuevas relaciones. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, este fenómeno no debería llevarnos a rechazar por completo las aplicaciones, sino a usarlas con mayor conciencia emocional y sentido crítico.
Por Instituto Carbonell 16 de septiembre de 2025
Hoy en día, las redes sociales nos muestran ciertos estilos de vida como, viajes, cenas caras o ropa de moda. Al compararnos con eso, muchas personas sienten que van mal de dinero, aunque en realidad tengan una situación económicamente estable. A este fenómeno se le llama “dismorfia financiera” , y cada vez afecta a más personas. Según explica Villalba, J. en el artículo, casi la mitad de quienes usan redes sociales sienten que se están quedando atrás económicamente, incluso cuando tienen ahorros. Esta sensación genera frustración, baja autoestima y decisiones poco saludables, como gastar de más, endeudarse o dejar de ahorrar. En España no hay datos concretos, pero es evidente que la ansiedad por el coste de la vida y la presión de “estar a la altura” de lo que vemos en redes es muy común. Compararse con amigos, clientes o influencers que muestran constantemente lujos puede hacer que personas con vidas cómodas y equilibradas sientan que no están a la altura. Los psicólogos explican que esto ocurre porque medimos nuestro valor comparándonos con otros. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, recomiendan tener una relación más consciente con lo que gastamos y recordar que lo que vemos en redes no refleja la realidad por lo que practicar una comparación más realista son claves para reducir esa sensación de malestar.