¿Son las bebidas energizantes la nueva puerta de entrada a las drogas?

30 de noviembre de 2017

En los últimos años, el consumo de bebidas energizantes ha ido aumentado y estos productos se han popularizado enormemente entre la población joven. Aún así, una gran parte de estos consumidores no conoce su composición ni sus efectos en la salud. Estas bebidas contienen grandes cantidades de cafeína, azucares añadidos, vitaminas, estimulantes legales como la guaraná y aminoácidos como la taurina y la L-carnitina.

Tal como indica el artículo “ ¿son las bebidas energéticas la nueva puerta de entrada a las drogas? ” publicado por David Mills en el Fox News en septiembre del 2017 se ha encontrado relación entre el tomar bebidas energizantes y el futuro desarrollo de una adicción a las drogas o al alcohol.

El estudio del que se derivan estos hallazgos consistió en hacer un seguimiento a más de 1100 estudiantes universitarios desde los 21 hasta los 25 años. Un 51% de estos estudiantes eran grandes consumidores de bebidas energizantes, un 17% moderados y un 20% no consumían nada. El resto tenían un consumo muy variado y no fueron tenidos en cuenta.

Los resultados indicaron que los estudiantes que consumían altas dosis de bebidas energizantes tenían un riesgo significativamente mayor de consumir cocaína o medicamentos sin prescripción después de cumplir los 25. Además, también tenían un mayor riesgo de abuso de alcohol, aunque no de tabaco ni de marihuana. Por otra parte, los estudiantes que redujeron o dejaron estas bebidas tenían un menor riesgo de acabar abusando de alguna substancia.

El dilema que plantea este estudio es si el tomar bebidas energizantes de forma frecuente predispone a consumir drogas, si por otra parte el perfil de persona que tienen facilidad para abusar de ellas también la tienen para abusar de drogas o si se trata de una mezcla de ambos factores.

La principal teoría es que los estudiantes empiezan a consumir bebidas energizantes en épocas de exámenes, ya que muchas veces deben estudiar hasta tarde y no son conscientes de sus efectos perjudiciales. Debido a que estas bebidas se asemejan de alguna forma a las drogas comentadas, una vez acabado el curso las personas que consumían altas dosis de estas sustancias cambian su hábito de bebidas por las drogas.

En opinión del Dr. Carbonell este estudio es muy interesante ya que está hecho sobre 1100 estudiantes y los resultados nos aportan una información que previamente no habíamos considerado relevante. Por consiguiente es importante prestar atención al abuso de bebidas energizantes en universitarios dada su posterior relación con el consumo de drogas.

Por Instituto Carbonell 18 de septiembre de 2025
La adolescencia siempre ha sido una etapa de cambios intensos: el cuerpo se transforma, las emociones se vuelven más intensas y las relaciones sociales adquieren un papel central. Hoy, a todo esto se suma un nuevo escenario: internet, los móviles y las redes sociales. Herramientas que abren puertas al aprendizaje, la comunicación y el entretenimiento, pero que también pueden convertirse en un riesgo si se usan sin control. Tal como explica Echeburúa, E. en el artículo, las pantallas en sí mismas no generan adicción. Lo problemático surge cuando se convierten en la vía principal de gratificación, facilitando conductas dependientes como el uso excesivo de redes sociales, los videojuegos, las apuestas online o incluso las compras compulsivas. Estas dinámicas pueden derivar en problemas emocionales y de salud, como ansiedad, depresión, insomnio, dificultades de concentración o baja autoestima. También aumentan la exposición a situaciones como el ciberacoso, la pérdida de intimidad o el acceso a contenidos inadecuados. Algunas señales de alarma que conviene no pasar por alto son: Conexión prolongada y sin control. Irritabilidad al no poder usar el móvil. Mentiras sobre el tiempo o el contenido de uso. Multitarea constante con el dispositivo. Bajo rendimiento académico. Distanciamiento de la familia y amistades. Alteraciones del sueño.  En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, detectar a tiempo estas señales y acompañar con límites claros, apoyo emocional y coherencia en el ejemplo es clave para que los adolescentes aprendan a relacionarse con la tecnología de una forma equilibrada y saludable.
Por Instituto Carbonell 17 de septiembre de 2025
Hoy en día, ligar por aplicaciones puede ser emocionante, pero también muy desgastante. Surgen comportamientos como: Ghosting: alguien desaparece sin dar explicaciones. Breadcrumbing: te dan “migajas” de atención para que no pierdas el interés, pero nunca se comprometen. Zombieing: después de desaparecer, vuelven como si nada. Tal como indica Mouzo, J. en el artículo, estas conductas afectan directamente la salud emocional: Impacto en la autoestima: cuando alguien te ignora o te deja en incertidumbre, es fácil interpretarlo como un rechazo personal, lo que puede generar inseguridad y autocrítica. Soledad y ansiedad: recibir señales confusas o intermitentes hace que la persona quede atrapada en la expectativa, aumentando la sensación de vacío y frustración. Confusión y falta de cierre: en el caso del ghosting, el no tener una explicación deja a la persona sin la posibilidad de entender qué pasó, lo que puede vivirse como una especie de “duelo sin respuestas”. Patrones de apego: muchos de estos comportamientos se relacionan con estilos de apego inseguros. Por ejemplo, el breadcrumbing puede estar ligado a la necesidad de atención constante sin saber manejar la intimidad real. A nivel colectivo, la dinámica de las aplicaciones refuerza la superficialidad y la idea de que siempre hay más opciones, lo que facilita vínculos rápidos pero frágiles. Esto genera lo que algunos psicólogos llaman “microdecepciones constantes”: pequeñas frustraciones que, acumuladas, pueden llevar al cansancio emocional y a la desconfianza en nuevas relaciones. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, este fenómeno no debería llevarnos a rechazar por completo las aplicaciones, sino a usarlas con mayor conciencia emocional y sentido crítico.
Por Instituto Carbonell 16 de septiembre de 2025
Hoy en día, las redes sociales nos muestran ciertos estilos de vida como, viajes, cenas caras o ropa de moda. Al compararnos con eso, muchas personas sienten que van mal de dinero, aunque en realidad tengan una situación económicamente estable. A este fenómeno se le llama “dismorfia financiera” , y cada vez afecta a más personas. Según explica Villalba, J. en el artículo, casi la mitad de quienes usan redes sociales sienten que se están quedando atrás económicamente, incluso cuando tienen ahorros. Esta sensación genera frustración, baja autoestima y decisiones poco saludables, como gastar de más, endeudarse o dejar de ahorrar. En España no hay datos concretos, pero es evidente que la ansiedad por el coste de la vida y la presión de “estar a la altura” de lo que vemos en redes es muy común. Compararse con amigos, clientes o influencers que muestran constantemente lujos puede hacer que personas con vidas cómodas y equilibradas sientan que no están a la altura. Los psicólogos explican que esto ocurre porque medimos nuestro valor comparándonos con otros. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, recomiendan tener una relación más consciente con lo que gastamos y recordar que lo que vemos en redes no refleja la realidad por lo que practicar una comparación más realista son claves para reducir esa sensación de malestar.