¿Es el chocolate un buen antidepresivo?

22 de diciembre de 2017

La tendencia a comer chocolates o dulces en exceso para paliar el estrés o depresión puede ser el reflejo de deficiencias neuroquímicas en el cerebro .

Sabemos que consumir mucho chocolate posee efectos negativos tales como aumento de peso, subida de triglicéridos, colesterol y aumento de la presión arterial. Sin embargo el deseo que lo lleva a comer, es más fuerte que el miedo a las consecuencias. La persona no actúa de manera voluntaria ya que las investigaciones muestran que las causas obedecen a una necesidad química del organismo, y no a un impulso autodestructivo.

Las personas que se dan atracones de chocolate y dulces, a pesar de no ser muy conscientes de ello, es probable que estén estresadas o un poco deprimidas . En estos casos hay una disminución de una sustancia fundamental para el equilibrio emocional llamada serotonina . El chocolate tiene una serie de componentes químicos que a nivel cerebral producen una subida de esta sustancia, que tiene un efecto calmante, y de la dopamina que tiene un efecto placentero, entre muchos otros

¿Hay estudios que lo confirmen?

El chocolate ha sido estudiado en muchas universidades alrededor del mundo y se llegan a unas conclusiones muy interesantes. Por ejemplo, que la necesidad de comer chocolate es similar a la necesidad de beber agua. Funciona de la siguiente manera: El cerebro produce serotonina a partir del triptófano, que ingerimos con los alimentos de nuestra dieta. Investigaciones del Departamento de Nutrición y Ciencias de los Alimentos del Massachusetts Institute of Technology mostraron que el consumo de chocolate por las personas estresadas o deprimidas es la vía más rápida para crear niveles suficientes de triptófano en la sangre, y así el cerebro producir la serotonina que falta. Entonces, la necesidad de comer dulces se parece bastante a la sensación de sed cuando falta agua en el organismo. Al amanecer, la serotonina está muy elevada. A partir del medio día, la serotonina producida de manera natural se va desgastando (aproximadamente a las 4 de la tarde).

En esos momentos, es habitual que las personas experimenten sensaciones de “bajón” y nerviosismo, que las hace más propensas a ingerir chocolate o dulces. Por esta razón y aun sin tener hambre, la persona los ingiere. La elevación de la serotonina después de comer el dulce aporta alivio y cierto placer. Sin embargo, después del atracón, la persona no entiende por qué comió tantos dulces.

El chocolate contiene además otros productos químicos que ejercen acciones antidepresivas, como la cafeína y teobromina y feniletilamina. Además es rico en magnesio, cuyo descenso se relaciona con la tensión premenstrual y la tendencia en las mujeres a comer chocolate en esos días del ciclo.

Entonces, ¿se puede utilizar el chocolate como antidepresivo?

Eso sería genial, pero el efecto a nivel cerebral es fugaz, lo que nos lleva a tener que consumir más, pudiendo llegar a ser adictivo y contraproducente

Al comer chocolate, de manera paradójica se siente hambre rápidamente, porque los niveles de azúcar son “barridos” de la sangre por el exceso de insulina que genera el propio chocolate. Se produce en consecuencia hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre), que inducirá a la persona a comer de nuevo y continuar así el círculo vicioso.

Esta es una de las razones por la cuales el chocolate no es un “buen” antidepresivo, ya que —además del efecto fugaz— su consumo excesivo produce sobrepeso y un importante aumento de las grasas en la sangre.

Según el Dr. Carbonell, el chocolate forma parte de nuestra cultura e igual que todo debe consumirse con moderación, la teoría de que puede servir como antidepresivo queda desmitificada a través de los múltiples estudios expuestos anteriormente.

Por Instituto Carbonell 3 de mayo de 2025
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El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, expone en este mensaje una crítica clara al ideal moderno de tener que “poder con todo”, una presión que afecta tanto a mujeres como a hombres. Describe cómo muchas personas, sobre todo mujeres, caen en el llamado “síndrome de la superwoman”, intentando ser perfectas en todos los roles: madre, pareja, profesional, amiga, hija… mientras que muchos hombres también se ven forzados a demostrar fortaleza emocional constante, a sobrellevar el cansancio, la ansiedad y las obligaciones sin mostrar debilidad. Carbonell subraya que este estilo de vida idealizado e inalcanzable no solo es irreal, sino profundamente dañino para la salud mental . Nos exigimos demasiado: rendir en el trabajo, estar emocionalmente disponibles, ser físicamente activos, tener una vida social activa y, además, mantener una actitud positiva constante. Todo eso genera un desgaste enorme y muchas veces silencioso. El mensaje central del Dr. Carbonell es claro: no podemos con todo, y no tenemos por qué poder con todo . Reconocer nuestros límites no es una señal de debilidad, sino de humanidad. Aceptar que hay días con menos energía, menos ánimo o menos productividad es parte de vivir con equilibrio y salud mental.  Solo cuando desarrollamos una tolerancia amorosa hacia nosotros mismos , podemos vivir de forma más realista, ser más empáticos con los demás, y mantener relaciones más sanas. En lugar de perseguir un ideal de perfección, Carbonell invita a abrazar lo humano , a ser más compasivos y menos exigentes con nosotros mismos.
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El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, plantea una reflexión directa y muy actual sobre la frustración crónica que muchas personas experimentan en su día a día. Según él, una gran parte de esta sensación proviene de no vivir el presente , de estar constantemente enfocados en lo que deberíamos estar haciendo, o en lo que podríamos tener, en lugar de valorar lo que ya somos y lo que hemos logrado. Carbonell señala que esta frustración suele estar alimentada por las expectativas externas , muchas veces impulsadas por las redes sociales, donde se muestran ideales de vida, éxito, relaciones y bienestar que rara vez corresponden a la realidad cotidiana. Estos modelos perfectos —el cuerpo ideal, la pareja ideal, la vida ideal— generan un sentimiento constante de que estamos incompletos o que siempre falta algo. Frente a esto, el doctor propone un enfoque centrado en el aquí y ahora . Disfrutar del momento presente, apreciar los logros reales, y compartir tiempo de calidad con uno mismo y con las personas cercanas. Este enfoque no solo reduce la frustración, sino que genera más bienestar, más cariño y más conexión emocional .  En resumen, el Dr. Carbonell invita a dejar de vivir hipotecas emocionales con un futuro incierto y a empezar a valorar el momento que se está viviendo , porque solo en el presente es posible construir una vida plena y satisfactoria.