La exposición a riesgos sensatos mediante el juego, promueve el correcto desarrollo psicológico.

13 de julio de 2015

En una investigación publicada en la revista Internacional de Investigación del Medio Ambiente y Salud Pública se concluye que la exposición a riesgos sensatos es beneficiosa y  necesaria para el desarrollo psicológico de los niños. Los autores del estudio afirman que los juegos de riesgo  ayudan a mejorar el tiempo de reacción en la detección de riesgos, aumentan su autoestima y reducen la probabilidad de llevar a cabo conductas de riesgo relacionadas con el sexo y las drogas durante la adolescencia.

El incremento de la vigilancia de los niños está en auge o por lo menos así lo refleja un estudio hecho en Inglaterra que afirma que mientras en 1970  el 86% de los niños de edades comprendidas entre siete y once años iban al colegio sin la supervisión adulta,  en 2010 ha caído hasta un 25%.

Un estudio canadiense encontró que el 81% de los padres  de niños de edades comprendidas entre 10 y 12 años estaban preocupados por los posibles peligros por parte de extraños, sin embargo los investigadores señalan que la probabilidad de ser secuestrados por un extraño es de una entre 14M.  Otros dos grandes estudios realizados en Nueva Zelanda a 31000 niños informaron que a lo largo de dos años y medio ningún niño se había producido ninguna fractura de cabeza o columna vertebral, jugando al aire libre. Se produjeron algunos casos de huesos rotos (la mayoría en la parte superior del brazo) pero eran raros. El estudio de Ottawa informaba de 1´5 lesiones por cada 10.000 horas de juego.

Mark Tremblay, autor principal de la investigación y defensor de la toma de riesgos sensata, responde a las críticas, afirmando de manera irónica que si los padres no quieren que sus hijos tomen riesgos, no tendrían que tan si quiera llevarlos en coche pues es el lugar más común de muerte infantil. Sostiene que los padres muchas veces están obsesionados con eventos extraordinariamente raros y que en su propia casa, un niño tiene 500 veces más posibilidades de conocer a un extraño por internet.

Los partidarios de la toma de riesgos responsables defienden que los niños autorregulan su juego en respuesta a los riesgos. Además quedarse en casa para evitar exponerse a riesgos favorece el sedentarismo, el cual tiene consecuencias negativas para la salud a largo plazo, como la obesidad y las enfermedades crónicas en la vida adulta.

En resumen, la asunción de riesgos sensatos mediante el juego por parte de los niños es beneficiosa en muchos aspectos físicos y psicológicos. Esto no quiere decir que se deba dejar de proteger a los niños, sino que se encuentre un equilibrio sin caer en la tan dañina sobreprotección.

Por Instituto Carbonell 9 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando la pareja se sumerge en el móvil durante los momentos compartidos —en una cita, paseando o incluso en la intimidad en casa— se genera una desconexión emocional que puede vivirse como abandono o invisibilidad. Señala que muchos llevamos una “vida digital paralela” que no es necesariamente negativa, pero que sí puede despertar inseguridad: la sensación de que el otro está más presente en redes, amistades o incluso aplicaciones de citas que en la relación real. Advierte que, cuando uno toma el móvil, el otro suele imitarlo, y así ambos terminan desconectados, como esas parejas que vemos en restaurantes sin hablarse. Ese tiempo perdido no fortalece la relación y, por el contrario, la debilita, porque “todo lo que no suma, resta”. Por ello, recomienda acordar límites claros sobre el uso del teléfono, especialmente durante los momentos de calidad. Subraya que incluso quienes trabajan con el móvil deben aceptar que su pareja pueda pedirles espacio libre de pantallas. La idea central es proteger la relación y priorizar el vínculo por encima de la distracción digital.
Por Instituto Carbonell 8 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que la deslealtad suele doler porque damos por hecho que los demás actuarán como nosotros: con coherencia, respeto, discreción y fidelidad. Señala que muchas decepciones, ya sea en amistades, pareja o trabajo, nacen de esperar que otros mantengan compromisos, cuiden lo que sabemos de ellos o respeten nuestra confianza del mismo modo en que nosotros lo hacemos. Sin embargo, aclara que cada persona interpreta la realidad de manera distinta y que, a veces, incluso quien nos hiere cree que nosotros hemos fallado primero. Por ello recomienda no crearse expectativas rígidas, asumir que los demás no necesariamente piensan igual y evitar compartir información íntima con cualquiera. Concluye que ciertos temas personales deben reservarse para espacios seguros —como un terapeuta— para protegernos y reducir el impacto de la deslealtad.
Por Instituto Carbonell 7 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien dice que “no quiere compromiso”, en realidad suele estar protegiéndose del sufrimiento acumulado por repetidas decepciones amorosas. Comenta que muchas personas han vivido rupturas, planes frustrados e ilusiones fallidas hasta el punto de concluir que acercarse afectivamente implica un riesgo demasiado alto. Por eso optan por relaciones sin compromiso, no por falta de interés en conectar, sino por miedo a volver a ser heridas. Añade que quienes han sido dejados muchas veces son precisamente quienes más tienden a renunciar al amor, pensando incluso que el problema está en ellos. Concluye que esta evitación no es desinterés, sino un mecanismo de defensa: prefieren mantener amistades sanas y abrirse solo si un vínculo especial surge de forma natural, sin exponerse nuevamente a un dolor que ya conocen demasiado bien.