La peor manera de comer

3 de noviembre de 2015

Un nuevo estudio publicado en la revista Psicología de la Salud ha descubierto que el peor momento o actividad a realizar mientras comemos es caminar.

Investigadores de la Universidad de Surrey en Inglaterra observaron a tres grupos de mujeres para evaluar diferentes formas de comer estando distraídos. El primer grupo miró una serie de televisión mientras comía una barrita de cereales. El segundo, comió la barrita cuando caminaba, mientras que el tercero comió la barrita sentado frente un amigo y hablando con él.

Después del experimento los tres grupos completaron un cuestionario y se les ofreció chocolate, palitos de zanahoria, uvas y patatas fritas.

Los investigadores encontraron que las mujeres que comieron mientras caminaban consumieron cinco veces más chocolate que los otros grupos.

Susan Albers psicóloga clínica y doctora en la Clínica Cleveland, especializada en comer conscientemente y autora del EAT-Q, nos explica: “Cuando usted está caminando, usted está involucrado en muchas actividades, como prestar atención a dónde va y tratar de no tropezar con las cosas. Es casi imposible centrarse realmente y procesar lo que se está comiendo”.

Albers ofreció 5 pautas para permanecer libre de distracciones cuando se come:

  1. SENTARSE: Cuando te sientas, estás inherentemente más centrado, lo que significa que es más probable que se tomen mejores decisiones, dándole al cuerpo la capacidad de reconocer lo mucho que está consumiendo y lo lleno que está después de comer.
  2. MASTICAR LENTAMENTE. Es casi imposible de hacer en los escenarios que los investigadores probaron. “Ya sea caminando, hablando con amigos o viendo la televisión, es común que hagamos coincidir el ritmo de comer con cualquier ritmo a nuestro alrededor”. Un buen truco es comer con la mano no dominante ya que se reduce la velocidad en un 30%, dijo Albers.
  3. SABOREAR. Se trata de saborear lo que se está comiendo como el delicioso alimento que es. Para aprender, la autora sugiere la siguiente actividad: Comer 5 pasas de en una en una, tan despacio y con tanta atención como sea posible y a continuación escribir como saben, como se sienten en la boca…
  4. SIMPLIFICAR EL ENTORNO. Alejarse de la pantalla del ordenador, apagar el móvil… “Incluso aunque el móvil está al otro lado de la habitación, si oigo “ding” mi atención va de mi plato a quien se está intentado poner en contacto conmigo”, explica la autora.
  5. SONREIR ENTRE BOCADO Y BOCADO. Albers explica que aunque pueda sonar tonto se crea un momento clave de separación entre el pensar “quiero más” y en realidad dar otro bocado.
Por Instituto Carbonell 29 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona sobre un principio claro y contundente que aplica tanto a las relaciones de pareja como a las amistades o cualquier vínculo cercano: “Aporta o aparta” . Según el Dr. Carbonell, es frecuente encontrar personas que entran en nuestras vidas sin un verdadero compromiso emocional . Son relaciones en las que uno de los dos sí intenta aportar: entrega sinceridad, nobleza, cuidado, y busca construir algo sólido, ya sea un vínculo afectivo, un proyecto de vida o simplemente una conexión honesta. Pero se topa con alguien que, en lugar de corresponder, solo toma lo que le conviene: apariencia, compañía, atención o sexo, sin ningún interés real por lo que la otra persona es en profundidad . En estos casos, el Dr. Carbonell invita a hacer una reflexión firme: si la otra persona no está dispuesta a construir contigo, a implicarse y a sumar a tu vida, lo más sano es que se aparte . No se trata de pedir perfección ni de tener relaciones idílicas, sino de exigir un mínimo de reciprocidad. Si alguien no quiere recibir lo que tú tienes para ofrecer, entonces debe dejar espacio para que llegue quien sí lo valore.  El mensaje es claro: sé consciente de lo que das, de lo que necesitas y de lo que mereces . Si no hay una voluntad real de compartir y sumar en ambas direcciones, entonces no hay relación, hay desequilibrio. Y ante eso, la decisión más madura y saludable es no insistir. Porque, como concluye el Dr. Carbonell: “ Si no puedes aportar, apártate, y deja que el otro busque su felicidad donde sí pueda encontrarla ”.
Por Instituto Carbonell 28 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda junto a la especialista M. Miranda un fenómeno psicológico muy común: la procrastinación , es decir, el hábito de postergar tareas importantes, aunque sepamos que deberíamos hacerlas. Según el Dr. Carbonell, la procrastinación no es simple pereza , sino una estrategia de evitación emocional. Cuando una tarea genera incomodidad —como miedo al fracaso, estrés, inseguridad o presión—, el cerebro activa un mecanismo de defensa: evitar lo que produce malestar y refugiarse en actividades que generan gratificación inmediata (como mirar el móvil, ordenar, o ver series). Este patrón, explica, se vincula directamente con la autoestima . Muchas personas postergan porque no confían en sus capacidades , temen no estar a la altura de lo que se espera de ellas o de lo que ellas mismas se exigen. Al evitar actuar, preservan su autoimagen, pero también alimentan un ciclo de más ansiedad y frustración . La solución, según el Dr. Carbonell, no está en forzarse a hacer las cosas a toda costa , sino en entender las emociones que hay detrás de esa evitación . Solo así se puede romper el patrón. Propone: Reconocer lo que sientes antes de evitar una tarea. Dividir los objetivos en pasos pequeños y alcanzables. Tratarse con amabilidad en lugar de crítica constante. Establecer metas realistas, no perfectas. Y si este patrón afecta tu día a día, insiste en la importancia de consultar con un profesional de salud mental , para ayudarte a identificar el origen emocional y trabajarlo adecuadamente. En resumen, procrastinar no es olvidarse de tus tareas, sino olvidarse de ti : de tu bienestar, de tu valor, de tu capacidad. La clave está en reconectar contigo desde la comprensión, no desde la exigencia.
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El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda un tema muy común pero pocas veces verbalizado con la crudeza que merece: la autoexigencia desmedida y el castigo constante hacia uno mismo . En su reflexión, nos muestra cómo muchas personas llegan a consulta cargando un discurso interior implacable: se critican, se juzgan, se sienten insuficientes, frustradas con su vida, su apariencia, sus logros… o más bien, la ausencia de estos según sus expectativas. Carbonell destaca cómo esta forma de pensar nos lleva a una percepción distorsionada , donde todo parece estar mal. La vida se siente vacía, gris, “sosa”, como él mismo dice. Uno empieza a dejar de valorar las pequeñas cosas que realmente hacen la diferencia: una comida compartida, una amistad sincera, el tiempo que alguien dedica a nosotros, el amor que otros nos dan incluso cuando nosotros mismos no nos sentimos dignos de recibirlo. Él insiste en que no se puede vivir bajo el látigo de la comparación constante con las imágenes idealizadas que vemos en redes sociales, ni con los estándares imposibles que nos imponemos como si tuviéramos que ser siempre la mejor versión de todo: la pareja perfecta, el amigo ideal, el profesional imparable. Esta presión solo nos conduce al agotamiento emocional y a la sensación de fracaso permanente. Lo más paradójico es que esa versión de ti que a veces desprecias... es la que otros aman, desean y valoran profundamente. No necesitas reinventarte todos los días ni ser espectacular para tener valor. A veces, simplemente estar, ya es suficiente. Vivir con más compasión, más ternura hacia uno mismo, es el punto de partida hacia una vida más plena y equilibrada.  En conclusión, gira la tortilla mental , deja de narrarte en negativo y empieza a vivir desde el aprecio y no desde el juicio . Porque como dice el doctor: "Pensad que valéis muchísimo… y a vivir la vida."