Desestigmatízate
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, centra este texto en una de las barreras más grandes que impiden el bienestar emocional: el estigma social en torno a la salud mental. Con un tono claro y directo, se dirige a quienes sienten vergüenza por estar en tratamiento psicológico o psiquiátrico, por tomar medicación, o simplemente por reconocer que están atravesando un trastorno como la ansiedad o la depresión.
Carbonell denuncia que, aunque hablar de autocuidado físico está socialmente aceptado —ir al nutricionista, al fisioterapeuta o al médico general—, cuidar de la salud mental sigue siendo motivo de ocultamiento, miedo o vergüenza. Comparte su experiencia diaria como profesional de la psiquiatría, donde se enfrenta al rechazo implícito que aún pesa sobre su especialidad, tratada como si fuera "otra medicina", menos válida o más tabú que las demás.
En contraste, menciona cómo en países como Estados Unidos u otras sociedades más avanzadas en esta materia, ir al terapeuta forma parte del discurso cotidiano de muchas personas, sin necesidad de justificaciones o reservas. En cambio, en culturas como la española o en otros contextos latinos, el silencio, la ocultación y el juicio siguen estando muy presentes.
Con firmeza, el Dr. Carbonell aboga por la desestigmatización total del tratamiento psicológico y psiquiátrico. Expone cómo muchas personas se ven obligadas a esconder que están en terapia o que están medicadas, incluso a mentir sobre decisiones tan simples como no beber alcohol, por miedo a ser juzgadas o a tener que dar explicaciones incómodas.
Su mensaje principal es rotundo: cuidarse la salud mental no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad y madurez. Y más aún, recuerda que el número de personas que está recibiendo tratamiento o apoyo emocional es altísimo, aunque muchas veces no lo digan. Por eso, insiste en que nadie debería sentirse mal por estar bien ni por buscar estar mejor.
En definitiva, el Dr. José Carbonell nos invita a normalizar y dignificar el cuidado de la salud mental, a romper con los prejuicios y a fomentar una cultura donde hablar abiertamente de ir al psicólogo o psiquiatra sea tan natural como decir que uno va al dentista o al gimnasio. Porque el bienestar emocional es un derecho y una prioridad, no un motivo de vergüenza.


