Comprendiendo la tristeza

9 de diciembre de 2019

Cuando nos piden dibujar una cara triste, todas las personas realizan la misma expresión facial. Es un dibujo universal, que se reconoce al instante. ¿Y por qué nos cuesta tanto explicar cuándo la sentimos? Según Leocadio Martín, psicólogo, “nos cuesta porque no nos han entrenado para ello”. Esta emoción nos preocupa, no nos gusta estar tristes y menos decirlo cuando lo estamos. Tenemos miedo a que los demás opinen, a no ser comprendidos.

Muchas veces se opta por ocultar esta emoción para no dar explicaciones, pero a veces nuestro lenguaje corporal, como la postura o el tono de voz, nos delatan. Y cuando esto ocurre, es muy habitual escuchar al resto decirnos la frase “no estés triste” . Estas palabras las solemos decir porque no nos gusta ver sufrir, pero no es recomendable decirlo, porque lo más probable es que a la persona no le guste estar así y le encantaría poder estar mejor. Esta “orden” de no poder estar mal, produce más presión, incluso estrés a la persona que la sufre. Además, tenemos el derecho de estar tristes en algún momento de nuestra vida.

Esta incomprensión puede conducir a un aumento del sufrimiento, incluso a la culpabilidad por estarlo. Por eso, hay que ser comprensivos cuando nos encontramos delante de alguien que está triste , ya sea porque nos lo cuenta o porque refleja señales en su lenguaje corporal. Debemos aprender a tolerar que es una emoción como otra , y que cuanto más ayuda reciba la persona, antes mejorará.

Para conseguir entender cada vez más la tristeza, es aconsejable empezar desde la infancia . Los niños deben saber que pueden expresar una emoción y explicar la situación que la ha producido, porque le vamos a dar apoyo e incluso le podemos poner un ejemplo de un momento en el que nosotros también la hemos sentido. Así se llegarán a normalizar las emociones, comprendiendo que todos las tenemos.

Aunque no entendamos el motivo de la tristeza, debemos respetarlo, preguntar en qué podemos ayudar y dar nuestro apoyo en esta situación. Es imprescindible tener presente que el entorno de una persona acompaña en el proceso de mejorar o empeorar dependiendo del apoyo que reciba .

En opinión del Dr Carbonell , consejos simples y sencillos son de gran utilidad para entender mejor a los demás y por extensión a uno mismo, frente a la tristeza tener apoyo o apoyar es fundamental… En el caso de que la tristeza sea persistente es importante recurrir a un profesional de la salud mental para impedir que vaya a más o empeore.

 

Por Instituto Carbonell 28 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda junto a la especialista M. Miranda un fenómeno psicológico muy común: la procrastinación , es decir, el hábito de postergar tareas importantes, aunque sepamos que deberíamos hacerlas. Según el Dr. Carbonell, la procrastinación no es simple pereza , sino una estrategia de evitación emocional. Cuando una tarea genera incomodidad —como miedo al fracaso, estrés, inseguridad o presión—, el cerebro activa un mecanismo de defensa: evitar lo que produce malestar y refugiarse en actividades que generan gratificación inmediata (como mirar el móvil, ordenar, o ver series). Este patrón, explica, se vincula directamente con la autoestima . Muchas personas postergan porque no confían en sus capacidades , temen no estar a la altura de lo que se espera de ellas o de lo que ellas mismas se exigen. Al evitar actuar, preservan su autoimagen, pero también alimentan un ciclo de más ansiedad y frustración . La solución, según el Dr. Carbonell, no está en forzarse a hacer las cosas a toda costa , sino en entender las emociones que hay detrás de esa evitación . Solo así se puede romper el patrón. Propone: Reconocer lo que sientes antes de evitar una tarea. Dividir los objetivos en pasos pequeños y alcanzables. Tratarse con amabilidad en lugar de crítica constante. Establecer metas realistas, no perfectas. Y si este patrón afecta tu día a día, insiste en la importancia de consultar con un profesional de salud mental , para ayudarte a identificar el origen emocional y trabajarlo adecuadamente. En resumen, procrastinar no es olvidarse de tus tareas, sino olvidarse de ti : de tu bienestar, de tu valor, de tu capacidad. La clave está en reconectar contigo desde la comprensión, no desde la exigencia.
Por Instituto Carbonell 27 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda un tema muy común pero pocas veces verbalizado con la crudeza que merece: la autoexigencia desmedida y el castigo constante hacia uno mismo . En su reflexión, nos muestra cómo muchas personas llegan a consulta cargando un discurso interior implacable: se critican, se juzgan, se sienten insuficientes, frustradas con su vida, su apariencia, sus logros… o más bien, la ausencia de estos según sus expectativas. Carbonell destaca cómo esta forma de pensar nos lleva a una percepción distorsionada , donde todo parece estar mal. La vida se siente vacía, gris, “sosa”, como él mismo dice. Uno empieza a dejar de valorar las pequeñas cosas que realmente hacen la diferencia: una comida compartida, una amistad sincera, el tiempo que alguien dedica a nosotros, el amor que otros nos dan incluso cuando nosotros mismos no nos sentimos dignos de recibirlo. Él insiste en que no se puede vivir bajo el látigo de la comparación constante con las imágenes idealizadas que vemos en redes sociales, ni con los estándares imposibles que nos imponemos como si tuviéramos que ser siempre la mejor versión de todo: la pareja perfecta, el amigo ideal, el profesional imparable. Esta presión solo nos conduce al agotamiento emocional y a la sensación de fracaso permanente. Lo más paradójico es que esa versión de ti que a veces desprecias... es la que otros aman, desean y valoran profundamente. No necesitas reinventarte todos los días ni ser espectacular para tener valor. A veces, simplemente estar, ya es suficiente. Vivir con más compasión, más ternura hacia uno mismo, es el punto de partida hacia una vida más plena y equilibrada.  En conclusión, gira la tortilla mental , deja de narrarte en negativo y empieza a vivir desde el aprecio y no desde el juicio . Porque como dice el doctor: "Pensad que valéis muchísimo… y a vivir la vida."
Por Instituto Carbonell 26 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, plantea una verdad incómoda pero universal: todos mentimos en algún momento de nuestra vida , incluso cuando afirmamos lo contrario. Y al hacerlo, probablemente también estamos mintiendo. Según el doctor, mentir es un recurso humano , una herramienta que, aunque no siempre sea ética, muchas veces se utiliza como un atajo para evitar conflictos, suavizar una verdad dolorosa o simplemente para ahorrarse explicaciones. Lo interesante de su enfoque es que no condena moralmente la mentira , sino que la analiza desde una perspectiva realista. Las llamadas “mentirijillas” forman parte del tejido social cotidiano. Sin embargo, esto no exime de consecuencias . Carbonell advierte que hay dos grandes riesgos al mentir: el primero es que, si alguien te descubre, pierdes credibilidad y empiezan a verte como una persona poco confiable. El segundo es que, incluso cuando digas la verdad, la duda ya estará sembrada y será más difícil que los demás crean en tu versión de los hechos. Por eso, su recomendación es clara y sencilla: intenta tener una sola versión de la historia , que sea honesta y coherente. Esto no solo te protege de futuras contradicciones, sino que también refuerza tu integridad personal. Si alguien no te cree, eso ya no depende de ti. Pero si tú sabes que estás siendo claro y honesto, llevas las de ganar. Además, el Dr. Carbonell subraya que las explicaciones sinceras, aunque a veces incómodas, suelen ser más efectivas y respetadas que las mentiras piadosas. Decir la verdad no siempre garantiza una reacción positiva inmediata, pero sí construye relaciones más auténticas y duraderas a largo plazo.  En resumen, mentir puede parecer fácil en el momento , pero a menudo complica más de lo que soluciona. La verdad, aunque incómoda, te libera. Por eso, en palabras del doctor, “mi recomendación es no dejar de reconocer las cosas, porque a la larga, la sinceridad siempre sale más rentable .”