5 maneras de mantener tu memoria en forma
8 de abril de 2016
La forma en que vivimos, lo que comemos y bebemos, como tratamos a nuestro cuerpo puede afectar a la memoria, así como a la salud física y bienestar.
La escuela médica de Harvard nos da 5 recomendaciones para llevar a cabo en nuestro día a día y que nos ayudaran a mantener mente y cuerpo activo.
- Controlar el estrés : Las tensiones diarias, las fechas límite y la sensación continua de ansiedad pueden conducir al deterioro de la memoria. Las técnicas de respiración profunda, la meditación, el yoga y un enfoque “consciente” de la vida, pueden ayudarle.
- Cuidar patrones de sueño : Las personas que no duermen bien tienden a ser más olvidadizas. El sueño es esencial para la consolidación de recuerdos. Llevar una buena higiene del sueño, acostándose y levantándose a la misma hora, eliminando bebidas estimulantes y acondicionando el entorno de manera adecuada, le ayudará a descansar mejor y por tanto a cuidar su memoria.
- Deje de fumar : Los fumadores tienen mayor grado de pérdida de memoria que los no fumadores. Las personas que fuman más de dos paquetes de cigarrillos al día en la mediana edad, tienen más del doble de riesgo de desarrollar demencia en la vejez.
- Si bebe, con moderación : El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de pérdida de memoria y demencia. Las personas con alcoholismo tienen dificultad para realizar tareas de memoria a corto plazo, como la memorización de listas.
- Protegerse de una lesión : Los golpes en la cabeza son una importante causa de pérdida de memoria y aumentan el riesgo de desarrollar demencia. Utilizar siempre el equipo adecuado durante actividades de velocidad y deportes de contacto. Usar el cinturón de seguridad ya que reduce enormemente la posibilidad de lesión en la cabeza.
En conclusión, sencillas pautas que pueden hacer que nuestra mente este más en forma.
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Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo. En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.

El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.

El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.