Causas genéticas de la depresión

4 de agosto de 2015

Averiguar cuales son todos los factores implicados en el trastorno depresivo mayor es  tarea compleja, pues en muchos casos sobreviene sin motivo aparente. Ahora, gracias a un consorcio internacional en el que han participado científicos de Dinamarca, China, Japón, Arabia Saudita, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido, se han encontrado  2  genes asociados a esta complicada enfermedad mental.

En los últimos tiempos, el trastorno depresivo ha sido objeto de estudio por los investigadores, sin embargo, hasta este momento no se había hallado ninguna certeza sobre sus bases biológicas. En la depresión clínica pueden intervenir aspectos de diferente índole, ya que  suelen interactuar  causas  internas (genéticas o biológicas) o externas, es decir, consecuencia de  experiencias vitales interpretadas como traumáticas.  Dada esta heterogeneidad causal, ha sido  muy complejo poder hallar los genes realmente implicados en el trastorno. Tanto es así, que recientemente se había realizado otro estudio con 9000 participantes pero no se consiguió evidenciar el correlato genético del trastorno mental.

Entre los genes localizados se encuentra el SIRT1, implicado en la generación de mitocondrias, o sea, en los orgánulos responsables de nutrir a la célula de energía. Es la primera vez que se asocia a las mitocondrias con el trastorno depresivo. El segundo de los genes se llama LHPP y las pistas sobre su función aun son escasas.

El estudio ha sido dirigido por  Jonathan Flint de la Universidad de Oxford y sus resultados presentados en la prestigiosa revista Nature. Para llevarlo a cabo se ha secuenciado parcialmente el genoma de 5.303 mujeres chinas con depresión clínica, pudiendo hallar la participación de estos 2 genes. A pesar de que la muestra de población procede de china, no implica que las variantes genéticas sean específicas de la región, ya que estas son anteriores a la salida de los homínidos modernos de África.

En resumen, se hace evidente la participación genética en la depresión. Esto no implica necesariamente que por poseer dichos genes haya que padecer depresión, pero si que  podría existir una mayor vulnerabilidad. La depresión es una enfermedad con base biológica y psicológica por lo que en muchos casos es necesaria tratarla desde ambas perspectivas.

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Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo.  En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.
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El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.
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El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.