Cómo hablar en público
29 de abril de 2021
Para muchas personas, hablar en público es una odisea. Tener que expresar una cuestión a un grupo de personas desconocidas puede generar un descontrol de nuestras emociones y de la situación. No todo el mundo tiene esta habilidad de comunicarse con fluidez y tranquilidad. Pero tampoco es imposible, ya que es una habilidad que se puede aprender y mejorar.
Este descontrol emocional nos provoca miedo a que pensará el grupo, a equivocarnos, a no saber explicarnos, etc. Por eso, lo principal es identificar estas emociones y sus síntomas para tener el control de la situación.
Algunos de los síntomas que aparecen cuando tenemos miedo a hablar en público son sudoración, temblor de voz, sensación de calor, cierta taquicardia, pérdida de concentración, entre otros. Estas señales serían la forma en la que reacciona nuestro cuerpo ante lo que considera nuestra mente un peligro. Por eso, es importante manejar los pensamientos negativos acerca de hablar en público, como “no me saldrá bien, me voy a equivocar o se van a reír de mí”, para así controlar y regular nuestras emociones como el miedo.
A continuación, os proponemos algunas técnicas para gestionar mejor hablar en público y disminuir el malestar que produce:
- Establecer un objetivo realista de la conferencia. No ponernos expectativas como si fuéramos expertos en oratoria.
- Normalizar sentir cierto grado de ansiedad cuando hablamos en público.
- Prepararnos las ideas fundamentales del discurso con antelación (qué quiero transmitir, qué ideas quiero que se lleve la gente, …)
- Mensaje claro y conciso
- Programar pausas mientras hablamos nos ayudarán a controlar el ritmo y el tono de voz.
- Ensayar el discurso antes de exponerlo.
En opinión del psiquiatra Dr. Carbonell, desde Palma, hablar en público, como cualquier otra habilidad, requiere de experiencia y de aprendizaje, no la conseguimos de forma innata. Todo el mundo puede llegar a hacerlo controlando sus emociones. Además siempre podremos acudir a profesionales de salud mental para que nos ayuden a superar este miedo y conseguir manejar la situación.
Fuente: Área Humana
Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo. En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.

El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.

El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.


