¿Cómo podemos gestionar el estrés por los exámenes?
23 de abril de 2020
En el artículo anterior, (Incidencia del estrés en los estudiantes) explicamos el estrés académico. Cuando estamos sometidos a una presión excesiva o prolongada, como los exámenes, se produce la “curva del estrés”. Es decir, ante una situación estresante, entramos en una fase de resistencia que continúa con una fase de agotamiento que sobrepasa a la persona, afectando a la salud con insomnio, falta de concentración, … pudiendo desencadenar en trastornos ansioso-depresivos.
Para evitar que el estrés académico nos domine, se recomienda seguir una serie de pautas
que nos ayudará a manejar aquellos momentos que están por encima de nuestros límites:
- Identificar este tipo de estrés y comprender, aunque nos causa malestar, qué pronto pasará.
- Planificar nuestro tiempo de estudio
- Dormir las horas recomendadas para asegurarnos un buen descanso
- Buscar un sitio para estudiar donde nos encontremos bien para beneficiar a la concentración
- Restringir el uso del móvil, en la medida de lo posible.
- Cuidar la alimentación
- Hacer descansos mientras estudiamos
- Hacer ejercicio físico o actividades que nos gusten
- No abusar de productos estimulantes (café, refrescos, …)
Si estas recomendaciones no son suficientes, y este estado afecta tanto al rendimiento académico como al bienestar emocional y a las relaciones interpersonales, se aconseja acudir a profesionales de la salud mental.
Los cambios estacionales como las altas temperaturas o el frío pueden suponer un papel importante en la variación emocional de algunas personas, pero más allá de esto, los ciclos anuales de invierno, primavera, verano y otoño, también pueden interferir en el comportamiento y estado de ánimo. En el artículo Echeburúa, E. denomina a este suceso como “meteorosensibilidad”, esto se puede manifestar de diferentes formas: - En zonas geográficas o épocas en las que hay inviernos largos con poca luz solar se produce una disminución de serotonina (neurotransmisor clave para el estado de ánimo, la motivación y la energía) y alteraciones en la melatonina que pueden producir trsiteza, pensamientos negativos, cansancio, sentimientos de culpabilidad, entre otros. - En zonas donde hay mucho viento se asocia con sensación de irritabilidad, agobio, insomnio y fatiga. También con nerviosismo, problemas de concentración y dolores de cabeza. - En casos de olas de calor bruscas pueden descompensar a pacientes con ciertos trastornos mentales graves. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, es importante tener en cuenta como influyen estos factores en nuestro estado de ánimo, sobre todo en personas que ya se encuentran en manos de profesionales de la salud mental, para así poder llevar a cabo un buen seguimiento y apoyo ante la posibilidad de experimentar alguno de estos síntomas.

El Dr. José Carbonell explica que cuando alguien rompe una relación y deja un vacío lleno de dolor, es normal sentirse destrozado y vivir un proceso de duelo. Subraya que no se puede forzar a otra persona a quedarse, por lo que lo esencial es aceptar su decisión y empezar a mirar por uno mismo. Recomienda dar espacio, cortar los contactos que dificulten la recuperación y permitirse sufrir sin buscar compensaciones inmediatas. Señala que este tiempo de reconstrucción personal ayuda a reconectar con uno mismo, crecer y transformarse en una mejor versión, recordando que siempre habrá luz al final del túnel.

El Dr. José Carbonell explica que cuando el sexo en pareja deja de ser satisfactorio, lo fundamental es hablarlo con claridad y complicidad , aunque resulte difícil expresarlo. Señala que es importante comunicar si el deseo ha cambiado o si la experiencia ya no resulta gratificante, y hacerlo sin miedo, buscando soluciones conjuntas. Recomienda, además, recurrir a un terapeuta o especialista en sexualidad si la comunicación directa no basta, de manera que se pueda intentar recuperar la conexión antes de considerar el fin de la relación.